Cartografiar el mundo, hasta el siglo XX, era rellenar los huecos de las zonas desconocidas, situando sobre el espacio en blanco de los mapas los ríos recién navegados, las montañas nunca vistas y los nombres de las tribus hasta entonces desconocidas para los occidentales. En las exploraciones había un conjunto de intereses, desde los propios de la aventura personal o científica a los espirituales, en los que, finalmente, triunfaban siempre los económicos y geoestratéticos.
Cartografiar el mundo, hoy, es situar en el mapa el último bloque de viviendas construido en la ciudad más remota, el nombre nuevo de una calle o el trazado de una autopista recién inaugurada. Además, ni siquiera es necesaria la presencia del explorador: basta con una fotografía tomada desde un satélite.
El mundo ha alcanzado, definitivamente, la forma de la aldea global, concepto fabricado inicialmente para los medios de comunicación pero que podemos extender, tanto en sus aspectos positivos como en los negativos, a la esfera general de la Historia de la Humanidad. Las diferencias cada vez son menores: nunca el mundo ha sido tan igual como en nuestra época y sabemos que el proceso se acelera y dentro de veinte o treinta años esta frase se cumplirá aun más. Se llega a la paradoja de que la atracción por una peculiaridad situada en una parte del mundo concreta, provoca el interés masivo por ella y el inicio de su desaparición por contacto cultural. Hoy no hace falta una guerra para que el pensamiento dominante anule el potencial diferenciador del minoritario: basta con posibilitar la recepción de la señal de las cadenas de televisión comerciales o la introducción del turismo masivo llamado por el fenómeno de lo local.
Esta globalización ha modificado sustancialmente la forma de estar en el mundo del individuo y lo hará con más fuerza en el futuro próximo. También ha alterado las normas de conducta del individuo con los otros y las relaciones entre los países.
Por ahora, la forma más evidente de globalización es la presencia de realidades supranacionales con mayor fuerza que los viejos conceptos de país: ni las fronteras ni los ejércitos garantizan la impermeabilidad. No lo hacían en el siglo XVII, mucho menos hoy. Hallamos las mismas huellas en todos los niveles: desde la distribución de películas hasta los refrescos, moda y formas de ocio.
Cuando un explorador del siglo XIX recorría el mundo, constataba su diversidad. Hoy, un occidental podría realizar una vuelta al mundo viviendo siempre de la misma manera, sin cambiar ni uno solo de sus hábitos: podría comprar la misma ropa que en su barrio, beber los mismos productos y tomar el mismo tipo de desayuno cada día de los que durara su viaje. Hasta le es posible leer su mismo periódico y, con Internet, oír en tiempo real las noticias de su ciudad. Se perdería muchas cosas, en efecto, pero eso es lo que se demanda en cualquier agencia de viaje: vivir igual en cualquier parte del mundo durante nuestras vacaciones, con un pequeño toque de color local. En su justa medida, para que el viajero no sienta aburrimiento ni temor ante lo desconocido: que pueda mostrar unas pocas fotografías diferentes o sentir la emoción controlada de lo diferente sin amenaza para su regreso.
La globalización, no hay que decirlo, se ha establecido de acuerdo con los parámetros construidos durante la época neocolonial, en la que las potencias occidentales, comenzaban a rellenar los espacios en blanco de los viejos mapas. Sufrió ciertas modificaciones y algunas críticas en la postmodernidad, pero su triunfo es evidente. Y adheridas a ella, sus virtudes y sus defectos.
29 comentarios:
Pedro
que gran entrada!!
así es la globalización
quizá la toma de conciencia que eso es lo que somos
una aldea única y aislada navegando en el sidéreo infinito.
que tenga un excelente lunes
Me deprime bastante la globalización pero es una gran realidad insalvable. Imposible de negar...
Buenas noches Pedro, es "lo que nos ata", ciertamente, tambien nos desata, no se ha de perder la gran aventura que supone descubrir a gentes y otros lugares con sus mas y sus menos, la frialdad del progreso ha de ser contrastada con el calor de las coincidencias humanas, a ser posible con el respeto que nos da el conocimiento adquirido a traves de la amistad, aunque sea tecnologicamente.
Saludos cordiales.
Jesus
Cierto amigo, la globalidad tan buenacomo peligrosa... para mi lo peor es como apuntas la pérdida de la identidad... y aún tendiendo a la universalización...universaliza la riqueza pero tambien la pobreza...una realidad de la que no `podemos huir....buena samana
Bonita reflexión. Lo difícil es hacer que esa aldea global se convierta en un paraíso y no en una prisión. Me apunto al estado supranacional de las buenas intenciones.
Pedro. Las diversas culturas, están sufriendo las consecuencias de la globalización.Las pequeñas comunidades se encuentran invadidas y saturadas por el afuera(muchas veces desconocido). Produciendo una crisis en su identidad cultural,cambio de costumbres, adquisición de nuevas modalidades,etc.Todo un tema…es tan lindo viajar…conocer otras culturas,y volver a casa. Besitos. Silvi.
Me resultó muy interesante lo que publicaste , a su vez , me hace reflexionar bastante , en principio me molesta esa manía por unificarlo todo globalizarlo todo ,por meras estrategias geopolíticas como planteas ,lo que no se animan es a globalizar la pobreza eso si que lo dejan de lado.Demasiada injusta distribución .Un beso
Está ahí y no lo podemos negar, aunque queramos¡¡;)
TE DEJO UN GRAN BESOO GUAPOOOO¡¡¡¡
PD: ¿ESTÁS MEJORRRRR????
Lei las 12 entradas. Graciaaaas!!! Te las voy a ir comentando de a poco. Me parece una tematica importantisima por varios motivos, pero principalmente, porque tu exposicion me hace pensar y preguntarme en que lugar nos posicionamos hoy como individuos?
Sabemos que hay cambios, los sentimos, los vivimos,
pero somos conscientes de las implicancias? O por el solo hecho de no querer pensar, de no querer reflexionar, nos dejamos llevar como hojas al viento hacia donde nos barran? o simplemente nos dejamos vencer por el derrotismo y la indiferencia?
Creo en el efecto mariposa o domino. Asi como
una minima movida de la bolsa en EEUU afecta a la otra punta del planeta y tiemblan los mercados, tambien creo, que a la inversa, una accion solidaria puede de la misma manera expandirse por el mundo.
Si hemos de salir de la Postmodernidad, si hemos de Globalizarnos,
la unica forma posible de subir en la escala evolutiva es salvarnos entre todos. Pero para poder lograrlo, primero debemos recordar la historia y reflexionar hoy, en como queremos que nuestro futuro sea.
Si, yo borre el comentario anterior.
Es esta tuya es una entrada tan interesante y con tantas implicaciones que, antes que derramar aquí un borbotón de ideas a bote pronto (ojo, sé lo que quiero decir) las maduraré un poco y haré una entrada correspondiente en mi blog. En cualquier caso te anticipo que pienso que hay otra manera; otras gafas con las que mirar el mundo y otro mundo el que aparece si te las pones y las usas según su manual de instrucciones. Dejo aquí esta vieja y aparentemente simplista reflexión: "En este mundo traidor todo es verdad y es mentira; todo es según el color del cristal con que se mira".
Un abrazo.
Desgraciadamente estamos encadenados a este mundo globalizado que yo, personalmente, aborrezco. Nunca me ha gustado la uniformidad en nada y ahora todos comemos lo mismo, vamos "uniformados" en nuestras vestimentas, pensamos igual (lo políticamente correcto) y como te salgas del raíl ya te consideran rara/raro. En fin, qué pena. Besotes, M.
A un explorador y gran viajero le preguntaron si había recorrido y explorado todo el mundo y su respuesta fué que le faltaba explorar el alma humana. Los grandes viajeros de siglo XIX se encontraban un mundo desconocido dónde todo era diferente de lo que él conocía ahora viajamos y por todas partes vemos "la chispa de la vida" lo importante cuando se viaja es al volver no saber dónde se ha estado, pero en nuestro interior quedaran la vivencias, conocimientos y expereiencias que se han vivido. Hoy en día mola más cuando sale la conversación de los viajes sacar el vademecum y vomitar una retahíla de países para que quede bien claro quién ha viajado más y muchas veces un simple y sencillo viaje a pocos kilómetros puede ser un viaje iniciático y de una gran experiencia.
La globalización es el globito que como no hemos sabido detenermos en su momento, se está reventando en estos momentos.
Me ha gustado el post. Preciso.
Un abrazo.
No estoy muy preparada, más bien nada para opinar en este tema... pienso que las verdaderas consecuencias se verán a más largo plazo, pero, me parece que es perder la identidad, sí.
Besos, niño.
Pd: estás mejor?
Pedro, en cuanto a la instantaneidad de la cartografía por satélite y en cuanto a las posibilidades del flujo de personas hacia un lado u otro, estoy de acuerdo.
Ahora bien, esas "realidades supranacionales" que dices yo no las veo tan claras... el concepto de país (más aún patria) creo que sigue muy vigente, nadie quiere perder sus conceptos culturales "autóctonos" absorbidos por otros "foráneos".
Asimismo, para según qué cosas podemos ser supranacionales o nacionalistas, ambos conceptos conviven en el perchero, cuán prendas de quita y pon, para vestirnos para la ocasión.
Esto da para mucho. La entrada muy interesante.
Saludos.
ELISA: tomemos conciencia, para lo bueno y lo malo.
MODERATO: tiene riesgos evidentes, ante los que debemos estar atentos.
JESÚS: ése es el equilibrio que debemos procurar.
MANUEL: hasta la pobreza la han universalizado: por eso es tan abundante.
MIGUEL: difícil, muy difícil, mientras sigamos con los mismos principios...
REIKIJAI: Deberíamos viajar siempre con respeto y los ojos bien abiertos. Besos.
VERÓNICA: el caso es que no dejan de lado la pobreza: la tienen bien calculada. Un beso.
MAMEN: gracias. Un tanto mejor.
MYR: pues espero tus comentarios. Vemos los cambios y, en la vorágines, nos quedamos sólo con la superficial comodidad que originan y cerramos los ojos ante los problemas. En efecto: la única salvación posible es entre todos. De acuerdo en todo.
FERNANDO: Espero ya esa entrada. Ya sabes que la gente tiene gafas de quita y pon.
MERCHE: pues cada vez sucede en mayor medida... Besos.
HERNANDO: Esa es la cartografía que falta: el espíritu humano. Cualquier viaje, hecho en las condiciones exactas, puede ser iniciático. Me temo que los del turismo masivo no.
ROSA: lo malo es que no sé si seremos capaces de salir de este reventón... Un abrazo.
DIANNA: es uno de nuestros retos presentes. Besos. Un poco.
IMPERSONEM: Cada vez somos más iguales: la misma ropa, las mismas películas, las mismas costumbres. Sólo nos guardamos unas poquitas cosas, pero gran parte de la realidad política de un país se decide fuera de él.
Esperemos que reine un equilibrio entre las dos balanzas. Sería bueno para todos.
Saludos.
Gracias a todos por vuestros comentarios. Un abrazo.
"Los caminos se definen. Avanzan o retroceden aunque casi siempre eso sea la misma cosa. Se unen o de bifurcan (cosa realmente interesante). Crecen, disminuyen, se estrechan, se ensanchan, etc.. pero su primera tarea coincide con la del resto de las cosas que digamos "existen", para dejar las manos que les alumbraron. Comienzan a respirar.
En realidad todas las líneas que marcan o acompañan una dirección son más bien una sucesión de puntos que crean con su impulso un patrón de "movimiento". Siempre fue entendido así. Somos los habitantes actuales los que casi no reconocemos nuestras propias representaciones a no ser que una flagrante línea se ensalce cabalgando los puntos y creando un rápido contraste para remarcar el supuesto itinerario".
ELISA: tomemos conciencia, para lo bueno y lo malo.
así es , es el único lugar en donde todos cabemos y en donde todos hacemos hogar...que sea una aldea o una individualidad no es importante, lo importante es que no tenemos otro sitio donde ir.
un abracito de sol
Muy buena entrada Pedro. Da cierta pena que perdamos ese aspecto de la aventura y de la diferenciación.
Un abrazo.
Me pasa como a Fernando hay tantos hilos de los que tirar que en que tema meter mi pata.
Vaaaaaale... allá voy,. No cabe duda que detrás de todas las caras hay una cruz y viceversa.
Hace años fui por primera vez a la India y quedé fascinada por ella. Pensé que cambiarla, para bien y para mal sería imposible, por que todo era de una magnitud colosal..
He vuelto: ha cambiado.
Es deprimente moverse en aquellas ciudades llenas de polución, de coches, de caos.
Es maravilloso comprobar que en los museos, en los hoteles, en las excursiones, hay familias indias disfrutando de su ocio.
Me ha gustado esa relación entre globalización y cartografía. Esa posibilidad de representación es una forma de adueñarse del escenario. Menos mal que los mares apenas tienen accidentes para ser representados: es lo que nos queda para huir de la globalización: si realmente todavía existen los mares, que lo dudo. La serie es un acierto. Un abrazo.
una clase magistral en pocas líneas.
bicos.
Llevas razón en casi todo lo que dices salvo, para mí, en una cosa: no creo que cada vez el mundo sea más igual, al contrario, cada vez las diferencias entre países es mayor en renta per cápita, es decir, cada vez los ricos son más ricos y los pobres más pobres. Cierto es que casi se puede llevar un sistema de vida en cualquier país como en el propio, pero eso sólo nos pasa a los del llamado primer mundo. Mientras nosotros podemos disfrutar en cualquier país de los beneficios de la globalización respecto a bienes y servicios, los habitante de los países más pobres no pueden acceder a ellos. Lo que nos iguala sigue siendo un gueto exclusivo para los pudientes; en lo demás lo que queda es el abismo.
Besitos.
La globalización tiene una ventaja (espero que más de una): ya no hay que ir a buscar lo diferente lejos de donde uno vive porque lo más exótico esta sin duda a la vuelta de la esquina. Volvemos la mirada a lo cercano y eso está bien, siempre que el punto de mira no sea nuestro ombligo, sino al menos el de la vecina.
Me has hecho pensar en ese viajar de hotel lujoso donde todo lo tienes sin salir a la calle, a la verdadera calle, no ir a ese ir de tiendas donde te encuentras las mismas franquicias de tu barrio.
Leí hace unos días en un periódico digital donde un lector comentaba como era posible que las cafeterías Starbucks tuvieran éxito en España... Todos somos colonizadores y todos somos colonizados.
La aldea global ha extendido la barbarie y el macarrismo, el consumismo y la incultura. La peor pesadilla.
Otra foto extraordinaria.
PIZY: o quizá, ya ni vemos.
ELISA: así que deberíamos cuidar más la casa. Un abrazo.
JUAN LUIS G.: gracias. En efecto. Un abrazo.
MARGA: además, la velocidad del cambio en las últimas décadas es más rápida que nunca. Hasta en la India.
NOME ANDRÉS: ni los mares se salvan: nos sirven de vertedero.
ALDABRA: gracias. Besos.
ISABEL HUETE: ése será tema para otra entrada. Pero esta diferencia entre pobres y ricos cada vez se debe más a razones iguales. Ahora, además, la pobreza está también en los países ricos. Besos.
XUANRATA: en efecto. Una de las buenas consecuencias de esta globalización es que, cada vez más, la población de un mismo país tiene orígenes múltiples. Otro buen tema para esta serie.
GABIPROG: algunos sólo son colonizados, desgraciadamente. Buena reflexión.
JAVIER: y sin solución a medio plazo.
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