jueves, 26 de febrero de 2009

El cautivo, en familia (Cap. 1.42)


Este capítulo se destina a cerrar la historia del cautivo, engarzándola con la realidad múltiple de la venta y proponiendo una nueva situación en sus últimas líneas, para animar a la lectura del siguiente, como es habitual en el Quijote.

Como había sucedido tras la novela del Curioso impertinente, se hace expresa crítica sobre la historia del cautivo, con las claves cervantinas sobre cómo debe ser una novela breve de este tipo:

-Por cierto, señor capitán, el modo con que habéis contado este estraño suceso ha sido tal, que iguala a la novedad y estrañeza del mesmo caso. Todo es peregrino y raro, y lleno de accidentes que maravillan y suspenden a quien los oye; y es de tal manera el gusto que hemos recebido en escuchalle, que, aunque nos hallara el día de mañana entretenidos en el mesmo cuento, holgáramos que de nuevo se comenzara.

Obsérvese que hay un error que delata el trabajo continuo con la estructura del Quijote y denuncia la falta de lima suficiente en una última lectura sosegada que jamás pudo realizar Cervantes, de lo que ya hemos hablado.

El error, menos evidente que otros si nos ha ganado la trama, consiste en que la noche cae dos veces y por segunda vez se cena.

Anochecer y cenar ya había sucedido en el capítulo 37, como aquí. Sin duda, el error se debió a la introducción del discurso sobre las armas y las letras como prólogo de la aventura del cautivo -lo que nos recuerda que este marco explica lo que le pasa al valiente soldado y sus hermanos-. Cervantes consideró que dicho discurso debía darse durante la cena -por comodidad de los oyentes y por paralelismo con el discurso sobre la edad de oro- y se le olvidó rectificar el texto del presente capítulo, con lo que, a la llegada del oidor y de su hija, se vuelve a cenar.

Si la primera cena servía de prólogo a la historia del cautivo, la segunda será su epílogo.

En efecto, desde la llegada del oidor -acompañado de una joven tan hermosa como las allí presentes, su hija Clara-, don Quijote alude de nuevo al debate sobre armas y letras:

-Seguramente puede vuestra merced entrar y espaciarse en este castillo, que, aunque es estrecho y mal acomodado, no hay estrecheza ni incomodidad en el mundo que no dé lugar a las armas y a las letras, y más si las armas y letras traen por guía y adalid a la fermosura, como la traen las letras de vuestra merced en esta fermosa doncella, a quien deben no sólo abrirse y manifestarse los castillos, sino apartarse los riscos, y devidirse y abajarse las montañas, para dalle acogida. Entre vuestra merced, digo, en este paraíso, que aquí hallará estrellas y soles que acompañen el cielo que vuestra merced trae consigo; aquí hallará las armas en su punto y la hermosura en su estremo.

No se queda ahí la continuidad del debate. Una vez que el cautivo identifica al oidor como su hermano -el segundo de los tres que salieron de la montaña leonesa-, se avergüenza de su estado y pobreza, frente al éxito social y la opulencia que manifiesta el recién llegado. En la conversación posterior, sabremos que el tercer hermano marchó a América y se ha hecho rico. Dos carreras de éxito, sin duda.

Observemos el giro: el protagonista de la novela que nos ha emocionado por su valentía, decisión y anécdota sentimental, no se atreve a manifestarse ante su hermano, se esconde de él por temor a no ser aceptado, y delega este hecho en el cura -de nuevo como zurcidor de historias-. Es decir, el que de los tres se había dedicado a las armas (que tanto había elogiado don Quijote en su discurso y cuya vida aventurera nos había emocionado), queda rebajado socialmente ante sus hermanos, que se han hecho ricos por el camino de las letras.

Qué gran ironía cervantina, cuánto puede haber de denuncia y de decepción ante la España del momento al verse reflejado en aquel capitán cautivo: el que ha entregado su vida y su libertad al Imperio vuelve sin nada. Los que escogieron otros caminos, menos arriesgados, han tenido un enorme éxito.

Por supuesto, para la finalidad de la novela, debe amortiguarse este motivo y el oidor alaba a su hermano y su oficio y lo acoge con gran alegría y orgullo una vez producida la anagnórisis. Pero los lectores no podemos dejar de ver a Cervantes recordando a la sociedad española el olvido en el que caen los componentes de los Tercios.

Capítulo breve, broche rápido pero suficiente a la historia del cautivo, que nos pone al inicio de una nueva: un mozo de mulas entona una melodía que termina por anular el sueño a los que le escuchan.

Pero si queréis saber qué sucede, os cito el próximo jueves, con la lectura del capítulo XLIII.

36 comentarios:

Manuel de la Rosa -tuccitano- dijo...

No había caido en el detalle... leo demasiado rápido....menudo atracón se dieron...

El dolor del vencido, del mancillado, del fracasado, del que lo dio todo y no recibió nada, es sin duda esa ironía que comentas... debe de ser duro dedicar lo mejor de tu vida a tu patria y no tener un reconocimiento....un abrazo

pancho dijo...

Recuperado el tratamiento de capitán que el cautivo había perdido en Argel, después de una narración tan vehemente que parece realidad todo lo que nos acaba de contar, adobada como estaba, con hechos y referencias reales que la convierten en una especie de historia novelada, volvemos a la realidad de la venta, que paradójicamente es pura ficción. Después de un capítulo, el presente, de desenlace tan feliz que las lágrimas desbordan los diques de contención y fluyen en torrente por el rostro de todos los allí presente, como los goterones de agua que se precipitan de los árboles después de la tormenta. Ficción adivinada y prometida con un S tumbado sobre sus aparejos y DQ de guardia de toda la tropa que no deja de aumentar (A pesar de las incomodidades, nadie deja el grupo; el interés y la diversión está asegurados con tanta diversidad de personajes y belleza de ellas).

Cuando ya parecía que la historia del cautivo había concluido, nuevos acontecimientos vienen a completarla. Profundamente conmovidos por la historia, aún afectados por las lágrimas que el relato les había provocado, todos ofrecen su ayuda al cautivo y Zoraida, ofrecimiento que ellos rechazan.

Al caer la noche, aparecen por la venta unos jinetes que escoltaban a un carruaje con un señor de alcurnia y su hija hermosa (otra más para completar el cuarteto de hermosura). Rápidamente saben que se trata de un Oidor por las ropas características que porta. Cargo tan importante que hasta los venteros le ofrecen su habitación para pasar la noche, siempre que ellos transporten la cama, como parece ser que era costumbre en la época. Algo de lío se debieron hacer con las camas cuando “con parte de la estrecha cama del ventero, y con la mitad de la que el oidor traía, se acomodaron aquella noche mejor de lo que pensaban.”

DQ, que no había dicho ni pío en toda la historia del cautivo, da la bienvenida al Oidor. Él sigue dándole vueltas a su discurso de las armas, las letras y la hermosura, ante la cual han de “apartarse los riscos, y devidirse y abajarse las montañas, para dalle acogida”. Encuentra providente la llegada de tan ilustres personajes y no desaprovecha la ocasión de expresar sus convicciones, reafirmado como había quedado de la superioridad de las armas con el relato del cautivo. La llegada del letrado, que representa las letras, es oportuna como contrapeso en su razonamiento. De todos recibe la bienvenida el Oidor, que pronto descubre que son gente de importancia. Al único que no lograr catalogar en su esquema es a DQ, por raro y extravagante.

Por un criado se entera el capitán cautivo de que el recién llegado es el Licenciado D Juan Pérez de Viedma, natural de las montañas de León, destinado a Las Indias. Viudo de una rica que murió al nacer su hija y a la cual heredó. Recibe también la alegría de que el padre vive aún.

No convencido el cautivo del tipo de recibimiento que iba a tener de su hermano, debido a su extrema pobreza: sólo posee el amor de Zoraida, el cura se ofrece a hacer las presentaciones. A la mesa, como siempre se resuelven los asuntos importantes, se abrazan con emoción los dos hermanos. Como le resulta imposible ir de regreso a León (la flota sale de Sevilla en un mes), deciden ir a Sevilla y que el padre venga también al bautizo de Zoraida. En aquel momento se organizaban una o dos flotas anuales a Las Indias. Dependiendo del mercado, los comerciantes juntaban o espaciaban las expediciones. Iban juntos los galeones y con escolta, por miedo a los piratas. Obligatoriamente salían de Sevilla con el fin de controlar el comercio de ultramar, que era gravado con fuertes tasas.

Con la emoción del fraternal encuentro se habían consumido ya dos tercios de la noche y aquella gente no tenía prisa de acostarse, de modo que S ya había ido buscando acomodo, como mejor pudo, en el pajero sobre la albarda de su asno, que según el autor cara le costó, como seguramente veremos en la continuación la próxima semana. pancho

PABLO JESUS GAMEZ RODRIGUEZ dijo...

Este capitulo es, sencillamente, emocionante, querido Pedro; que tambien el alma tiene su lenguaje (que en mi humilde opinión es el sentimiento).

Un abrazo...!

MAMEN ANZUÉ... dijo...

Él, también vivía una locura contínua¡¡¡¡;)

UN BESOOOOOOOO¡¡¡¡¡

Anónimo dijo...

Como me gusta esta sección!!! Uno aprende a raudales!!!!

un abrazo.

São dijo...

Lembrei-me do padre António Vieira...
Besos, lindo!

Merche Pallarés dijo...

Este capítulo es un verdadero "tear-jerker"... Todos acaban inundados en lágrimas. Sí que me fijé que cenaban demasiado... Entresaco, como siempre, algunas de las frases que me han llamado la atención (aunque tu y Pancho las habeis mencionado). Cuando Fernando dice "...y es de tal manera el gusto que hemos recibido en escuchalle, que aunque nos hallara el dia de mañana entretenidos en el mismo cuento, holgáramos que de nuevo se comenzara" (¡no por dios!)
Cuando la huespeda le dice al oidor "... no tengo camas: si es que su merced del señor oidor la trae, que sí debe de traer...". Cuando Don Quijote despues de ver a la "fermosa doncella" que acompaña al oidor "...y más si las armas y las letras traen por guía y adalid a la fermosura, como la traen las letras de vuestra merced en esta fermosa doncella, a quien deben no sólo abrirse y manifestarse los castillos, sino apartarse los riscos y dividirse y abajarse las montañas para dalle acogida." (pelín exagerado nuestro DQ...bueno, como siempre...). Cuando el cura le está contando la historia de su hermano "...a todo lo cual estaba tan atento el oidor, que ninguna vez había sido tan oidor como entonces." (Ay, qué irónico era Cervantes...) Cuando los hermanos se funden en un abrazo llorando a moco tendido "Las palabras... apenas creo que pueden pensarse, cuanto más escribirse."
Veremos qué pasa con el mozo de mulas que mucho me temo debe de estar locamente enamorado de Clara, la "fermosa doncella"...y a ver si ¡ya se van a dormir todos los de la venta de una puñetera vez! Besotes, M.

Merche Pallarés dijo...

¿Qué haces lavándote los dientes? Supongo que es porque tambien estarás deseando de que se vayan a dormir ¿no? Besotes, M.

marga dijo...

Disculpen vuestras mercedes mi osadía al entrar en este jardín sin la pericia suficiente para reconocer sus plantas:
- Sorprendente, dos noches en un solo día
- Descripción de la ropa de los oidores: ropa luenga (vestidura talar, hasta los talones) con mangas arrocadas (con cortes verticales). Por sus “ropas les conoceréis”
- Bienllegada, me hace gracia esta palabra, parece hacer más alusión al hecho de estar ya (llegada), que la nuestra que parece referirse mas al trayecto (venida)
- Los tres hermanos: discrepo un poco en que el camino más arriesgado fuera el de los tercios. El mayor, se dedicó a las armas. El mediano a las letras y fue el pequeño el que salió torcido. Para partir a las Americas en 1600 había que ser un aventurero, pero mira tuvo más suerte que su formal hermano mayor.
-A un día con dos noches, le sucede una noche breve, cuando se acostaron habia trascurrido el 60% y aún no había llegado el alba cuando el que “canta que encanta” les despertó, caramba en esa venta no hay quien pegue ojo.

Silvi (reikijai) dijo...

Pedro...Hermoso y sentido,capitulo.
La lectura es una de las pocas cosas que consigue que me quede quieta...copie todo los capitulos,asi me los llevo a la costa.Perdon que tenes en la boca,un lapiz o el cepillo de dientes.Igual que los niños.Te dejo Un Beso.Silvi.

matrioska_verde dijo...

Hoy en Jaquemate, Ulysses, publica esta pequeña historia con un dibujo estupendo, la verdad no sé si él sigue la lectura colectiva pero la historia me ha gustado mucho:

"Había una vez un caballero manco a quien le dio por soñar con un escritor loco que pretendía destruir todas las obras de su tiempo, y fundar otra nueva, distinta, gigantesca.

Cuando despertó, y vio el paisaje al alba y el sol que aparecía, pensó que era destino justo de las armas el ser pasadas por las letras."

http://franciscomendez.blogspot.com/ (para que puedas ver el dibujo)

biquiños,

Kety dijo...

Es lógico que después de tanta cena, Pedro, tengas la necesidad de lavarte los dientes.

Enhorabuena por el elenco de fotografías ingeniosas que has juntado.
Un abrazo

La que ha suprimido los comentarios he sido yo, además de mal, a pares.:-)

Antonio Aguilera dijo...

Pedro:
Sabemos que te dan las tantas de la noche trabajando para nosotros.
La verdad es que nos tienes bien nutridos del alimento del alma, que es"la sabidurìa".
Pero no te preocupes por ello, no nos ahitaremos, nos lo das bastante digestible.

¡Pero por dios, suelta el libro para cepillarte!.
No soy el único que tiene que simultanear.......a veces se me pringa de amarillo potaje alguna hoja jajaja.

Viste, Pedro?:
La moza que llegó ahora con el oidor no sabemos si es muy blanquísima de alguna extremidad.....pero le pusieron por nombre Clara; algo indica ya este nombre. A Cervantes no le gustaban las mujeres morenas.

Esta noche, si Ojito no viene muy tarde, haremos la imagen de nuestro retrasado capítulo XL.

Hasta entonces

Anónimo dijo...

ya me le heperdidoel hilo al quojote...
igul dejo mucho besines pedro....
que esties bien ..
:)sau

Martine dijo...

¿Este lavado dental, bucal es entre un atracón y otro?
Recuerda de arriba abajo...el cepillo...
Sigo leyendo...

Un beso, Pedro...con sabor a menta..

María dijo...

¿Te estas cepillando los dientes? jaja.

Esperaremos al próximo capítulo de los que tan interesantes nos sigues narrando, Pedro, muchas gracias.

Un beso.

Antonio Aguilera dijo...

Hola Pedro:
Aqui estamos el dúo dinámico acabando el trabajo sobre el capitulo 40 del Quijote, esperamos que os guste el matrimonio imagen-texto.
Nos vamos que es la hora de la cerveza.
Saludos de Antonio y Ojito.

Anónimo dijo...

Yo le perdono lo de cenar dos veces. Algún día te invitaré a cenar con la peña del Disloke en mi pueblo y sabrás a lo que me refiero.

Unknown dijo...

Quedo sorprendido de todo el trabajo y el esfuerzo que supone jueves a jueves –sin olvidar los domingos con el resumen- este trabajo que sin duda tiene un lugar en la historia.
Un abrazo

Pedro Ojeda Escudero dijo...

MANUEL: sobre todo, cuando tanto se vendía la grandeza del reino... Un abrazo.

PANCHO: bien señalado el comportamiento de don Quijote ante la historia del cautivo... y de Sancho. Buena síntesis, como siempre.

CORNELIVS: en el Quijote hay para todas las emociones... Un abrazo.

MAMEN: en efecto. Un beso.

FERNANDO: gracias, me alegro. Un abrazo.

SAO: buen recuerdo. Besos.

MERCHE: y tanto. Es curioso cómo Cervantes busca emociones intelectuales y lacrimosas, para que todos encuentren algo en el libro. Me gustan tus frases. Lo bueno del Quijote es que si leyeras este capítulo el próximo año, te fijarías en otras. Hay tantas...
Ese mozo de mulas dará que hablar... Besos.
Me lavo los dientes tras tanta cena...

MARGA: me gusta que te hayas fijado en la ropa del oidor. En cuanto a las Américas, recuerda que el pequeño no fue allí como aventurero, sino como parte de su destino. Y ay ese alba... lo veremos.

REIKIJAI: me alegro de que te haya enganchado así. Besos.

ALDABRA: Voy a verlo. Oficialmente, no sigue nuestra lectura. Besos y gracias por la referencia.

KETY: en efecto, hay que cuidarse. Gracias.

ANTONIO AGUILERA: hay que aprovechar el tiempo...
Blanca y Clara. Iré a veros.

SAUVIGNONA. siempre puedes recuperar el hilo: busca la última entrada que seguiste y recomienza. Yo estaré aquí para echarte una mano.

SELMA: bien limpios, para leer mejor... Un beso. Os debo relato de chocolate y menta.

MARÍA: lo hago. Seguiré. Gracias por estar aquí. Un beso.

ANTONIO: voy a veros. Espero que os sentar bien la cerveza.

MIGUEL: que uno ya no está para excesos...

JAN: gracias a vosotros por seguirlo Sin vosotros, no tendría sentido. Un abrazo.

Gracias a todos por vuestros comentarios.

Merche Pallarés dijo...

¡Claro que hay muchas más frases ingeniosas! Pero, tenía miedo de que se me borrase todo... Por cierto echo de menos tu comentario en mi último post. Besotes, M.

impersonem dijo...

Gracias por tu exquisito trabajo Pedro.

Saludos.

Abejita de la Vega dijo...

Comentario al capítulo XLII del Quijote, primera parte.

El oidor ninguna vez había sido tan oidor

Cervantes comienza el capítulo llamando nuestra atención acerca de la historia que acabamos de oír, mirad qué bien me ha quedado parece decirnos, tanto en el fondo como en la forma. Lo pone en boca de Fernando, el personaje de más alta alcurnia, que afirma: “el modo con que habéis contado este estraño suceso…iguala a la novedad y estrañeza del mesmo caso”.

Estaban con corteses ofrecimientos al cautivo cuando llegan unos hombres a caballo, pidiendo posada. No hay sitio; pero para un “oidor” tiene que haberlo. La güéspeda, la que hospeda, se turba al oír el cargo del huésped, el que se quiere hospedar. Faltaría más, se saldrán de su aposento los venteros. El oidor trae cama, así se hará. Imaginad lo que sería ahora viajar con la cama, de aeropuerto en aeropuerto, además de la perdible maleta. No termina de salir mi cama por la cinta transportadora…

El oidor viaja vestido de oidor, con su incómoda ropa larga de mangas arrocadas. Imaginaos a un juez de viaje, con su toga y sus “puñetas”.El magistrado trae de la mano a su joven y bella hija que, ésta sí, “va vestida de camino”. Dorotea, Luscinda, Zoraida y Clara…cuatro bellezas en la venta, aunque Cervantes no nos ha descrito minuciosamente su físico, lo deja para nuestra imaginación.

Don Quijote los recibe con una prolongación de discurso de las armas y las letras, más unas galantes palabras para la recién llegada que sólo un caballero andante es capaz de decir: “esta fermosa doncella, a quien deben no sólo abrirse y manifestarse los castillos, sino apartarse los riscos, y devidirse y abajarse las montañas, para dalle acogida”.El señor magistrado diagnostica rápidamente la clase social de los presentes. Son “gente principal” y eso le agrada; sólo” el talle, visaje y la apostura de don Quijote le desatinaba”. ¡Vaya tipo raro! Y… ¿qué está diciendo?

El cautivo ve al oidor y reconoce en él ¡al hermano que siguió el camino de las letras! La información que le da un criado se lo confirma. Y, además, se entera de que su hermano va de oidor a las Indias y ¡qué suerte tuvo! Porque su mujer murió de parto de aquella hija y “había quedado muy rico con el dote que con la hija se le quedó en casa”. ¡Qué sensibilidad más exquisita la de este servidor!

Como el hermano soldado y pobre teme que su hermano magistrado y rico se avergüence., dejará que el cura le abra camino. En la conversación de la cena, en esa segunda cena cuyo plato principal es el gazapo, nombra a un capitán con el mismo nombre, qué casualidad…El buen sacerdote cuenta la historia del Pérez de Viedma leonés y añade de su cosecha un comentario que tiene su miga: “a no contármelo un hombre tan verdadero como él, lo tuviera por conseja de aquellas que las viejas cuentan el invierno al fuego”. Si ya decía yo que eso del padre con tres hijos sonaba a cuento…

Al oír el nombre se produce la anagnórisis esa y el oidor “ninguna vez había sido tan oidor como entonces”, incluso le crece de tamaño la oreja de tan abierta. Saquemos el pañuelo porque empiezan los cuatro ¡oh!, dedicados al cura narrador, al cautivo, al padre y a Zoraida. .El primero de ellos:” ¡Oh, señor, si supiésedes las nuevas que me habéis contado, y cómo me tocan tan en parte que me es forzoso dar muestras dello con estas lágrimas que, contra toda mi discreción y recato, me salen por los ojos!”. Recibimos noticias del padre y del hermano que nos falta, el de las Indias: está en el Pirú, riquísimo, tanto que ha podido dar dinero al anciano para que dé rienda suelta a su ser natural derrochador. El último para la morita: ¡Oh Zoraida hermosa y liberal, quién pudiera pagar el bien que a un hermano hiciste!; ¡quién pudiera hallarse al renacer de tu alma, y a las bodas, que tanto gusto a todos nos dieran!
Que cesen las lágrimas, que todos se abracen. Don Quijote no dice nada y todo lo atribuye a quimeras de la andante caballería.
En Sevilla se reunirán con su padre y bautizarán a Zoraida, antes de que el oidor parta para las Indias. Todos contentos, es ya muy tarde y habrá que recogerse. Don Quijote hará la guardia por si aparece un mal andante follón o gigante, que con tanta hermosura junta ya se sabe…

Como anticipo del siguiente capítulo, nos enteramos que a Sancho le costará caro el haberse acomodado sobre los aparejos de su jumento. Y una bella y entonada voz masculina se oye. ¿Quién canta? Dejémoslo para la semana que viene.
Un saludo para Pedro y todos los paseantes.

Merche Pallarés dijo...

¡ABEJITA! Lo que me he reido con tu relato... Genial. Besotes, M.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

MERCHE: ya fui... estaba en Salamanca. Besos.

IMPERSONEM: gracias a ti por seguirlo.

ABEJITA: como te he dicho en tu blog, es un placer leer contigo. Me ha gustado cómo has subrayado las circunstancias fundamentales de este capítulo.

MERCHE: desde luego que sí.

Teresa dijo...

Esta Venta sigue sugiriendo La Colmena. Vidas anónimas que se entrelazan con final de culebrón.

Me gustaría tener un esbozo de la escena nocturna con las habitaciones repletas de personajes y sus bagajes y pertenencias. Hombres y Mujeres. Es que me parece un albergue de peregrinos :D

Pedro Ojeda Escudero dijo...

BIPOLAR: con lo que pudo escribir Cervantes pero no hizo, se podría hacer una historia de la litertura entera...

Pedro J. Sabalete Gil dijo...

Completamente desapercibidas me pasaron esas incongruencias.

Sí debe haber cierta correlación entre Cervantes y el capitán que pone su vida al servicio de una idea por la que no recibe nada, más bien pierde. La misma paradoja de la grandeza de un Imperio que sometía a otros en América y veía, por ejemplo, como sus costas se despoblaban por el azote de corsarios norteafricanos.

Abrazos.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

GOATHEMALA: Sin duda, un gigante con pies de barro.

Juan Luis G. dijo...

Hola Pedro.

El enganchar de manera tan seguida todas estas historias hace que olvide un tanto al personaje de Don Quijote; aquí también echo de menos su reacción ante la hazaña tan realista contada por el cautivo.

Un saludo.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

JUAN LUIS: El mismo Cervantes debió hacerse este planteamiento tuyo y cambia la fórmula en la Segunda parte. Saludos.

Myriam dijo...

Antes de caer dormida en este tablero,
no quiero dejar de poner
mi último huevo....

Ya pronto el gallo canta
el kikiriku....

El reencuentro familiar...

Y lo que señalas, eso justamente... como al tan valiente cautivo le dan saltos en el corazón y barruntos de que aquel era su hermano, como no se atreve a verlo directamente y se esconde por temor a no ser aceptado...

Y el cura, siempre tan servicial....claro, experto en sermones, intrigas y soluciones, tenía que ser...

y que broche "¡OHhhhhhhhhh Zoraida hermosa y liberal, quién pudiera hallarse al renacer de tu alma, y las bodas, que tanto gusto a todos nos dieran!"

He finalizado la novela del Cautivo
y habiendo con mi objetivo cumplido
A los brazos de Morfeo
me retiro

zzzzz

Myriam dijo...

digo, el reencuentro familiar es lo que más me gusta

Vale

Myriam dijo...

z
z
z
zzzzzzzzzzzz PLOP!

Asun dijo...

Pues si no llegas a mencionar el gazapo de la caída de la noche por partida doble ni me entero.

De todas formas como a esa venta siga llegando gente van a tener que dormir unos encima de otros, porque ya no cabe ni un alma.

Por lo demás un capítulo lleno de emociones, con ese reencuentro de los hermanos tan emotivo, y todos acompañándoles en el llanto.

Lo que ha tenido que sufrir el padre del cautivo con esos hijos desperdigados y sin noticias del mayor durante tantos años: Vive aún mi padre, muriendo con el deseo de saber de su hijo mayor, y pide a Dios con continuas oraciones no cierre la muerte sus ojos hasta que él vea con vida a los de su hijo.

A ver que pasa ahora con el mozo de mulas, que mucho me temo que va a volver a haber algún enredo.

Besos

Pedro Ojeda Escudero dijo...

MYR: se me había olvidado agradecer tu comentario. Se ve que el dormido era yo...

ASUN: no hay mozo de mulas sin enredo...