Algunas consecuencias del fracaso de la Modernidad como etapa histórica

En esta serie, hemos visto ya algunas de las grandes líneas que separan la Modernidad de la Postmodernidad.

La transición se produjo en tres escalas, al menos: la evolución de las grandes ideologías a partir de propuestas revisionistas que las adaptaban a los nuevos tiempos y la desaparición de las que no lo lograban, con el nacimiento de nuevos ángulos de pensamiento como la ecología o la reinterpretación de la historia a partir de conceptos de género, etnia, etc.; las grandes superestructuras socioeconómicas que superaron a las antiguas concepciones de las naciones como eje de la historia desde el siglo XVIII; la del individuo inmerso en una crisis como pocas veces había sucedido antes, especialmente en Occidente y que buscaba nuevas formas de afrontar la realidad tanto uno a uno como en grupo.

Como consecuencia del fracaso de la Modernidad como vía para solucionar los problemas del mundo (es más: se llegó a ver en su evolución histórica la causante de la situación insostenible que había llevado a dos guerras mundiales y una guerra fría que amenazaba con destruirlo), todas las construcciones ideológicas y sociales con ella asociadas, quedan inservibles y el individuo debía afrontar la existencia como nunca: sin grandes creencias ni ideologías a las que agarrarse y con los viejos lugares de refugio dañados.

Del vacío provocado a mediados del siglo XX, salieron varias propuestas divergentes. Pero todas ellas tenían en común la necesidad de replantear las cosas de otra manera a como se había venido haciendo. En aquellos años, por ejemplo, se produjeron: un profundo revisionismo en los planteamientos ideológicos de la izquierda europea (como una redefinición de la socialdemocracia o el diseño del eurocomunismo, años después) o propuestas de reconducción de la política de los EE.UU. Incluso la Iglesia Católica convocó el famoso Concilio Vaticano II para adaptarse a la nueva realidad del mundo.

Aunque muchos de estos proyectos contuvieran contradicciones evidentes, han marcado en gran medida las últimas décadas.

Veremos, en la próxima entrada, qué ocurrió con el individuo ante el reto de enfrentarse al mundo sin las protecciones del pasado.