jueves, 28 de agosto de 2008

Una noche de sexo frustrado en la venta (Cap. 1.16).


Acostumbrados, como estamos, a leer a los clásicos como si sólo la cultura contemporánea hubiera inventado el sexo, muchos se sorprenden ante las alusiones explícitamente eróticas de los grandes textos. A veces, la culpa es de los que hacen versiones edulcoradas y políticamente correctas de los grandes títulos; o de aquellos que callan en sus explicaciones cuando llegan estos pasajes; o de los que velan por la moral pública con tal celo que no dudan en castigar, prohibir o reescribir.

Digo esto por varias razones. En primer lugar, porque este capítulo, desde bien pronto, sufrió la intervención de la Inquisición (en este caso, de la portuguesa), que mandó eliminarlo casi por entero. En segundo, porque, como he dicho ya en otras ocasiones, hay una tendencia muy extendida, a rebajar la riqueza y complejidad del Quijote, hasta hacerlo un relato plano de un loco que sueña ideales sin más.

Volvamos a la venta a la que llegan don Quijote -echado sobre el asno- y Sancho, tras su encuentro con los yangüeses. Es recibido allí y atendido por los que en ella se encuentran: el ventero, su mujer, su hija y una moza que en el establecimiento trabaja. De los venteros, Cervantes deja claro que no son los como los que regentaban las muchas ventas y posadas de los caminos de entonces -es decir, ladrones, groseros y poco amigos de dar comodidades- para, acto seguido, contarnos que la sala en la que se alojan los viajeros no es como debiera ser. De la hija adolescente basta decir que es una joven atractiva que provocará la ensoñación del caballero.

Cervantes prefiere detenerse en la caracterización de la moza asturiana, Maritornes, uno de los varios personajes femeninos de la obra que sirven de contraste barroco con la belleza de tantas mujeres idealizadas que aparecen. Además, es fácil de convencer, previo pago, para visitar de noche las camas de los huéspedes. Esto es lo que ha hecho con un rico arriero morisco de Arévalo, que la espera ansioso.

Antes de que caiga la noche, Cervantes deja todo el peso del capítulo sobre Sancho, quien asume este protagonismo por primera vez: miente sobre los sucesos para salvar el honor de su amo y elabora, a su manera, todo el mundo de los caballeros andantes. Es muy interesante otra de las mentiras que introduce para justificar no haber alcanzado aun su recompensa: no lleva más de un mes con su señor, dice, cuando apenas han pasado unos días. Es curioso este juego con el tiempo, porque al lector le sorprende recordar que apenas han pasado unas pocas noches desde que salieron de la aldea y ya se han acumulado tantos sucesos que bien podría parecer un mes. Cervantes, a diferencia de lo que ocurría en el tiempo indeterminado de las novelas que parodia, lleva una cuenta exacta -por ahora-, de días y noches para concretar los acontecimientos.

Poco después, se vuelve a poner en cuestión a Cide Hamete -Mahamate, se le llama aquí, en una nueva vuelta de tuerca a la poca fiabilidad del narrador-, el autor del Quijote, como sabemos. Alabando irónicamente su afición por precisar los detalles-dice que el arriero es conocido y familiar suyo-, Cervantes critica la afición de algunos autores -de ficción o historiadores- a dar detalles innecesarios para la trama.

Tras ello, Cervantes nos narra un episodio que, de nuevo, nos lleva al mundo teatral. Porque es de un género concreto, el entremés, lleno de golpes, chistes fáciles, situaciones de equívoco y alusiones explícitamente sexuales, de donde extrae el autor la situación que sigue. Volvemos, una vez más, a la mirada teatral del Quijote, una de las técnicas que más le ayudan a renovar el género narrativo.

Cuando se hace de noche, Maritornes acude al encuentro pactado con el arriero. Poco antes, a don Quijote se le había despertado el deseo por la contemplación de la hija de los venteros. En su locura, como había hecho de la venta castillo, todo sigue esa construcción fantástica (quizá la única que se puede permitir el hidalgo a su edad, en aquella época) y nos sueña que la muchacha le requiere de amores y él se ve obligado a rechazarla por la fidelidad que le debe a Dulcinea, como buen caballero.

Lo que sigue, ya lo sabemos: toda una espectacular coreografía, divertida y grotesca, de malentendidos y golpes en mitad de la oscuridad del aposento. Don Quijote retiene a Maritornes, puesto que la confunde con la adolescente, mientras su imaginación la transforma en doncella de belleza inigualable. Imaginemos la escena: un viejo malherido agarrando fuertemente a una soñada joven, por la que siente una fuerte atracción, mientras la rechaza con la palabra, sin querer darse cuenta de que ella quiere escaparse; un arriero molesto, con la frustración sexual, saltando encima del caballero y magullándolo más de lo que estaba; la joven refugiándose en la cama del dormido Sancho, que cree verse atrapado en una pesadilla y comienza a golpearla; el arriero acudiendo en ayuda de su Maritornes y golpeando a Sancho. Acuden el ventero, que ya se imagina el origen de la trifulca, y un cuadrillero de la Santa Hermandad -tan presente, como vemos, en la novela-, también huésped de la posada, al que se intenta esconder lo que ha pasado porque nadie quiere problemas con la autoridad.

De este capítulo me quedo, especialmente, con la forma en la que Cervantes sabe contarnos el altercado nocturno con ironía y ritmo. Y su efecto de contraste, tan evidente, con la historia de Grisóstomo y Marcela -y con las próximas-, en el mismo camino de lo que había intentado Rocinante en el capítulo anterior. Como en aquella ocasión, Sancho terminará recibiendo golpes que no le correspondían.

Este capítulo es una pequeña joya literaria.

Veremos cómo sigue la trama en el capítulo XVII, el próximo jueves.

33 comentarios:

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Como veis, he deshabilitado la moderación de comentarios. Estos días no tengo acceso a Internet más que durante unas pocas horas y así podréis ver vuestros comentarios publicados inmediatamente. Espero que la experiencia funcione y que no deba volver a la moderación. Lo haré si recibo SAPM o anóminos que vulneren los códigos de buen comportamiento habituales.
Saludos a todos.

PABLO JESUS GAMEZ RODRIGUEZ dijo...

Estimado Pedro. Coincido con tu analisis. Es deliciosa la forma en que Certantes cuenta los sucesos con ironia y ritmo.

Quizás noto como si Cervantes se quejara un poco de que la venta tan "cochambrosa" no era digna de D. Quijote, ¿no crees? Habla de la cama "maldita" en la que lo acostaron; el aliento de la moza era a "ensdalada fiambre y trasnochada"; "de un ojo tuerta y del otro no muy sana".

¿Pensaba que D. Quijote merecía un trato mejor, o es una critica a las ventas de la epoca, pensíones indignas, que Cervantes tambien tuvo que recorrer como recaudador de impuestos? Excelente capitulo.

Un cordial saludo.

Merche Pallarés dijo...

Sí, a mi tambien me ha encantado este capítulo, supongo que precursor de las comedias de enredo... pero ¡pobre Sancho! se lleva todos los mamporros sin comerlo ni beberlo... y no digamos, D. Alonso... que el arriero patea su espalda magullada... La verdad es que NO sé como nuestro Quijote sobrevive a tanto golpe... Genial nuestro Cervantes. Besotes, M.

São dijo...

Sabes que quando eu frequentei o Liceu -já com o fim oficial da Inquisição, claro - era proibido ler o canto nono de "Os Lusíadas",obra grande de Luís Vaz de Camões em honra dos Descobrimentos portugueses?...
Oxalá não apareçam essas criaturas anónimas que tanto gostam de aborrecer as pessoas!
Besos.

lichazul dijo...

en mi espacio nunca he puesto eso de las moderaciones ni letras raras para publicar jajaja el que quiera escibir la libertad la tiene y libertad tengo yo de mandarle a la papelera jajajaja

spam tampoco he recibido
será que soy ET jajaja

hablando enserio
en época de mi juventud me creerías que este capítulo mi profesora lo censuró
pués no lo conocía

un abracito de paz
elisa:-)

manzacosas dijo...

Hola, PEDRO. Sí tienes razón en que la lectura de los clásicos la hacemos como si se tratara de autores monjiles y pacatos, sin darnos cuenta de que las referencias al sexo han sido eternas. Véase si no El Cantar de los Cantares. Un saludo. Manzacosas

Pedro Carcedo dijo...

He leído, quizás un poco deprisa, los capítulos que tenía atrasados, para llegar al 16.1,
Salvando las distancias, el barullo que se desarrolla en la estancia me ha recordado, no sé porqué, al camarote de los hermanos Marx, con el hermano mudo abrazándose a la camarera. Quizás el guionista pudo haber leído El Quijote. Son cosas mías. De todas maneras este capítulo me parece uno de los más divertidos de la novela y, como tu bien dices, una pequeña joya literaria.

Manuel de la Rosa -tuccitano- dijo...

Cierto que es un pasaje divertido, de enredo, ventas...desde el punto de vista histórico apostaría por un reflejo de la picaresca, por ahi voy a elaborar mi entrada, (tengo a la ilustradora en el taller)...Saludos

Pd: ni me hizo gracia ese papelito de no seque resolución de enseñanza que fotografías....

Euphorbia dijo...

Este capítulo es impresionante de principio a fin, las explicaciones de Sancho disimulando el orígen de las magulladuras, las ensoñaciones del caballero y el enredo final con el ovillo de personajes todos liados a golpes. Me he reído con ganas. Genial.

(Cuando tengas tiempo, pásate por mi blog: publiqué algo sobre el capítulo XV y también sobre mi lectura de Esquivias)

Veo que estás de relax, que lo disfrutes si el motivo es bueno, que te sea leve si no lo es tanto.

Un beso, Pedro

Juan Luis dijo...

Hola Pedro:

A mí, al igual que a Pedro Carcedo, me recordó a la escena del camarote de los Hermanos Marx. La verdad es que el capítulo es una gozada y creo que es uno de los "culpables" de que El Quijote fuera considerado como unicamente un libro de entretenimiento sin más. Es muy divertida la forma como Cervantes sigue desarrollando el tema amoroso desde la historia de Marcela y Grisóstomo, Rocinante y las jacas y esta de la noche de sexo frustrado.

Con respecto a la moderación de comentarios, a mí de momento el spam me ha respetado y eso que permito comentarios anónimos y ni uso las letritas de control.

Saludos.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

CORNELIVS: las ventas y posadas siempre han sido motivo literario. Cervantes sufrió muchas y no debían ser todas buenas, precisamente. Más que presunción de que Don Quijote mereciera algo mejor, constatación de cómo eran en la época: sé de algunos hoteles que no le van muy allá.

MERCHE: las comedias de enredo nacen de los equívocos a los que eran tan dados los autores de teatro breve, como los entremeses imitados aquí. Pobre don Quijote, lo veremos peor aun.

SAO: los gobiernos siempre han tenido miedo a la literatura. No hay nada más peligroso que un libro. Sigamos leyendo. Besos.

LICHAZUL: no me extraña la censura moral de muchos. Siempre se creen propietarios de las cosas. Un abrazo.

MANZACOSAS: eternas y necesarias. Aunque a muchos les duela. Saludos.

PEDRO C.: los hermanos Marx, como sabes, nacieron en el teatro de vodevil y de situaciones de las prímeras décadas del siglo XX. Este teatro hunde sus raíces en los géneros populares imitados aquí por Cervantes. No me extrañaría que lo hubieran leído.

MANUEL: espero con ganas la entrada. Saludos. (Cosas del Ministerio sobre las que debemos ironizar, claro.)

EUPHORBIA: Divertido es sin duda. Me paso por tu blog, que os tengo desatendidos esta semana. Un beso.

JUAN LUIS: es muy divertido y ayuda a crear diferentes climas en la obra.
Espero no tener problemas.
Saludos.

Gracias a todos por vuestros comentarios.

Pilar dijo...

Ay Pedro, a ver si me pongo algún día con el Quijote.
Mi hija este año tiene que leerlo, y le he dicho que a ver si leemos juntas los capítulos de tu blog.
¿Por qué me produce tanto freno el Quijote?
siento ser tan inculta.
Snif.
en vez de leer hoy tu entrada, ¿sabes qué he hecho?
Escudriñar los detalles de la foto.
Es que soy un poco "voyeaur".
Un beso

Isabel Huete dijo...

La verdad es que al leer el título me ha venido una pregunta frívola a la cabeza: ¿sólo en la venta? :-))
Admiro tu tesón y lo bien que lo haces.
Besitos, quijotero.

Anónimo dijo...

MMMMMMMMMMMMMM COMO SABREIS NO SOY MUY QUIJOTERA PUES LA LECTURA HOY COMO QUE LAS PALABRAS SE ME APELOTONARON..PERO ESPERO HABERLE ENTENDIDO A CERVANTES Y LOS SANCHOS Y QUIJOTES.....CREOQ UE JUAN LUIS ALCANZO!
BESINES HERMOSO!!!
P-D: TE HE INVITADO UN MATE EN MI BLOG...CUNDO TENGAIS UN TIEMPITO PASATE...

Teresa dijo...

El arriero es el personaje que más me ha llamado la atención. Si poseía hacienda, al menos, tendría alguna capacidad de selección y no un mero desquite sexual porque a la moza se la aprecian pocas virtudes según la describe Cide Mahamate.

Sigo pensando en la viñeta y los porrazos a diestro y siniestro. Ibáñez y su mundo, aunque el Camarote de los Hermanos Marx como describe Antonio (el mudo palpando a la camarera, es muy gráfico) Palpar hasta morir...

Pero ¿quién aguanta esta descripción:
"Se le subió encima de las costillas, y con los pies más que de trote, se las paseó todas de cabo a rabo"

Cuando aparece el cuadrillero hace mención a la caja de lata de sus títulos (he pensado en la identificasión polisial)

Ya sé que tenemos ilustradora oficial, pero.. ¿quién se resiste a dibujar semejante momento?

Capri c'est fini dijo...

Maritornes es una de mis personajes favoritos de El Quijote, porque sale de lo habitual y además da un toque de verismo a la España del Barroco. Es curioso un personaje así en una novela como ésta. Estoy muy de acuerdo contigo que tiene una profundidad temática más amplia de lo que mucha gente considera. Con una escena como esta en la venta, los hermanos Marx se hubieran hecho de oro. Saludos.

PD:Uy vaya, no soy muy original con esto de los hermanos Marx, acabo de leerlo, pero bueno, eso significa que la referencia es clara.

São dijo...

Que tenhas um agradável final de semana, Pedro mio.

Esther dijo...

Hola! vengo de leer el comentario de este capítulo tambien en el de juan luis y la verdad es una pena uqe la censura se cargue asi capitulos porque si de un libro tan bueno como el cervantes.Seguro que en el querìa enseñarnos cosas o darnos otros puntos de vista de la vida y no una provocación en sí por la temática, si lo censuran rompen la totalidad del libro.

besos

matrioska_verde dijo...

tengo pendiente el de la semana pasada y este así que los leeré de un tirón este fin de semana.

bicos,
Aldabra.

Señor De la Vega dijo...

Señor Don Pedro Ojeda Escudero, llegando aquí, después de un salto desde la estupenda entrada del caballero Juan Luis, que en sus comentarios bien recomienda su balcón literario, no he querido dejar de ser curioso y pasearme un rato.
Y me enorgullece primeramente, la labor que usted realiza, magnífica y de una generosidad que le ennoblece. Podría elogiar por horas su trabajo y su visión participativa y enriquecedora, alejada del académico filtro, usando un modo original, y creando verdadera academia en su alegato de encuentro, de lectura y de crítica literaria abierta a todos, aunque culta, amigable y con explicito cariño.
Sobre el tema que aquí toca, "Una lectura del Quijote", le diré, que en mi ignorancia creo, que hay pocas lecturas en castellano, que permitan tantas y genuinas interpretaciones, como la elegida, y todas quizás buenas, y según pasen los años, alguien vendrá que nos sorprenda releyendo al Quijote en tan singular visión, que parezca que durmió con Cervantes antes siquiera de empezar su obra, y fuese a lo menos, inspirador del manco o así nos pareciera sino estuviésemos ciertos que murió hace muchos muchos años y viajar en el tiempo no se pueda.
Hablando del capítulo y en particular el tema sexual tratado, solo alguna nota, además de lo ya comentado en el blog de Juan Luis, que realicé antes de leer su excelente introducción del mismo, en La acequia.
Por mi condición de Zorro, me gusta leer el Quijote, pensando desde la esgrima irónica y descriptiva del autor, en la que imagino a Cerbantes agudo y militante. Dispuesto a describir lo real que le rodea y desnudar a la sociedad de su época, ¿por qué no?, dejando también algún ideal entrelazado, que a muy seguro los tuvo y no solo en boca de el Quijote, aunque en lucha siempre contra su escepticismo crítico y no solo en boca de Sancho.
Estoy de acuerdo en el uso cómico magistral que en este capítulo demuestra, haciendo uso de la técnica teatral, cuando a él supongo le hubiese gustado ser famoso y respetado como dramaturgo y poeta, más que nada.
Imagino que al esbozarlo, debió pensar que evitar la censura, sería más fácil si aumentaba el nivel de carcajada, creando una escena absurda y más cuando lo que en mi opinión representa, es que:
Ya sea mujer sirvienta, fea o sucia redomada y de pasado oscuro, o tremenda belleza adolescente de la mejor realeza, tienen y desean igual entrega y disposición al sexo, y buscan sin recato yacer con macho, cuando la pasión, amor o goce les acecha.
Pero, en sus parejas, ocurre de igual modo, Morisco arriero o Caballero cristiano en gran formato, son presas del mismísimo arrebato, y pierden ideales, plata o más grandezas, para fornicar cual si fuesen cerdo, asno, perro o gato.
Igualar pasiones sexuales, entre sirvienta (¿puta?) o dama, plebe o corte, caballero o mulero-comerciante, nobleza o burguesía, cristiano y moro, hoy tiene todavía sus detractores, en el XVI y XVII, era una herejía.
A mí, particularmente me gusta la introducción del personaje de Maritornes, que volverá a ser protagonista en futuros capítulos, y al que ofrece una profundidad, que hace crecer en la primera parte, la riqueza de un mundo de mujeres complejas, cruzando miles de referencias, en diferentes planos, gracias al abuso del detalle del narrador Cide. Prueba de ello, es que según Hamete, ni Maritornes se considera puta, (como es tratada por el ventero), ni se acerca al sexo con desagrado o forzada, ni se comporta, muy al contrario, como una aprovechada prostituta, en los apretados brazos del que creía gran caballero, y en ese momento "encantado" con libidinosos sueños, el sin igual Don Quijote.
En fin, podría seguir sin vergüenza explicando este capítulo de mi propio Quijote y leyendo los suyos, suerte que no tiene copyright la obra y es de todos y suerte también que yo, me callo.
Gracias señor, agradecido y suyo, Z+-----

Teresa dijo...

Pedro Carcedo desde ayer te llamarás Antonio que te queda mejor (blomb)

Silvia_D dijo...

Me sigue interesando el trato dado por Cervantes, a la mujer, tengo que buscar tiempo, Pedro.

Septiembre está a la vuelta de la esquina, necesito aire :)

Besos, profe.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

PILAR: haces bien en mirar, que hay muchas pistas. Pues nada, a ponerte al día y ayudar a tu hija. Disfrutaréis juntas, seguro. Besos.

ISABEL H.: bueno, es que don Alonso ya no estaba para mucho... Aunque Merche Pallarés sospecha que hay mucho onanismo en tanto refugio por el bosque para pensar en Dulcinea. Besos.

SAUVIGNONA: me paso a por el mate ahora mismo.

BIPOLAR: pero de viaje y en esa venta, no había más que se pudiera comprar... Es un momento magnífico, por supuesto.

CAPRI: Maritornes es un personaje delicioso. Muchos novelistas hubieran matado por haberla inventado.

SAO: lo mismo para ti, querida amiga, aunque un poco tarde...

ESTHER: así van los que se llaman vigilantes de la moral. Besos.

ALDABRA: te esperamos. Besos.

SEÑOR DE LA VEGA: Todo un placer su visita, que espero se repita. Apunta muchas y buenas formas de análisis de la obra y del comentario. En especial, me ha resultado muy acertada la afirmación de que la exageración resguarda de la censura. En efecto. Saludos y espero que nos veamos pronto.

BIPOLAR: pues queda bautizado.

DIANNA: esperamos ese comentario. Septiembre está más que cercano. Besos.

Anónimo dijo...

Con D. Quijote encaramado de mala manera a lomos del burro de Sancho y con Rocinante liberado de su peso, que bastante tenía con seguir el paso de Sancho ; que lo llevaba de ramal, llegan a una venta donde en lugar de recuperarse, recibe otra tunda, de nuevo de un arriero, esta vez rico y celoso procedente de Arévalo. Paliza que lo deja medio muerto a ojos y tirón de barbas de un cuadrillero de La Santa Hermandad, fuera de servicio, pero que rápidamente echa mano de su vara y “caja de títulos” (¿Tantos tendría que guardar?) para tratar de poner paz en el lío de golpes mutuos que se sucedía en el establo donde estaban alojados.

Destacable son dos descripciones exhaustivas que nos regala el autor, donde parece recrearse con la fealdad humana y lo más cutre de un aposento que no llega ni a la categoría de trastero. Asimismo, encomiable el celo por cumplir el deber del cuadrillero, aun estando sin la compañía de los otros tres miembros del grupo, se ve con fuerzas de mandar cerrar las puertas para que nadie escape. pancho

Pedro Ojeda Escudero dijo...

PANCHO: cuánta razón tienes. Y es que a uno le das una vara de autoridad y se pone a regular el tráfico... Saludos.

Myriam dijo...

Que capitulo!
Ironia, humor, ritmo, contraste, mirada teatral. Perlas del lenguaje . Censura. Tu lo has dicho. Lo tiene todo.

Magistralmente encatadora tanto la descripcion de la Asturiana como la del colchon que en lo sutil parecia colcha, con sabanas de piel de adarga...Que por lo que me explicaste de adarga, serian mas asperas que papel de lija.

Cuanta testosterona imcomprendida!
Eso lo hace a DQ mas humano. Y la del arriero.... bueno, ni hablemos!

Cuanto poder de sintesis y claridad mental la de Sancho, cuado responde a la preg. Que es caballero aventurero? con un " es una cosa de dos palabras, ser apaleado y emperador"...

Cuanto grafismo en " echando a rodar su honestidad" ....etc

La corto aqui y paso a comentar el pmo capitulo

Besos

Pedro Ojeda Escudero dijo...

MYR: es uno de mis capítulos preferidos del Quijote. En efecto, lo tiene todo. Besos.

Asun dijo...

Genial la definición del Sancho sobre lo que es ser Caballero: que caballero aventurero es una cosa que en dos palabras se ve apaleado y emperador.
Y cómo inventa los motivos por los que se encuentran tan magullados. Sabe muy bien Sancho mantener la dignidad.

El episodio del aposento donde se alojan es desde luego de un ritmo trepidante.
Un capítulo que no tiene desperdicio.

Besos

PD: Al leer en tu entrada la referencia que haces a los entremeses me he acordado de “La Plazuela de Santa Cruz”, de Calderón de la Barca, que representamos hace unos años en un curso de teatro que hice. A ver si rescato el vídeo y lo cuelgo en el blog.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

ASUN: ojalá puedas encontrarlo. Sería interesantes. Besos.

Abejita de la Vega dijo...

Estoy leyendo el discurso de Soledad Puértolas, el de los aliados secundarios. Después de Marcela, la nueva académica busca el contraste con la hija del ventero, un personaje “sin halo”, que nos baña en la realidad. Una jovencita sin nombre, ni pícara ni soñadora, inocente unas veces, malintencionada otras. Si Marcela, falsa pastora, se mueve en unos idílicos e ilimitados prados, al aire libre, a la hija de Juan Palomeque la imaginamos trajinando en estancias cerradas, oscuras, poco limpias y ventiladas.
Permanece silenciosa, al margen de la acción, pero Cervantes la enfoca, de vez en cuando, para que nos fijemos brevemente en ella, lo suficiente para que sepamos de su “muy buen parecer” y de las miradas y sonrisas que dedica a nuestro don Quijote.
También leo la entrada que hizo Pedro Ojeda, en “La acequia”, titulada “Una noche de sexo frustrado en la venta (Cap. 1.16). Nuestro profesor nos presenta a la hija adolescente como a “una joven atractiva que provocará la ensoñación del caballero.” Y, sin embargo, Cervantes no nos da ni una pincelada de su tierna belleza y “prefiere detenerse en la caracterización de la moza asturiana, Maritornes, uno de los varios personajes femeninos de la obra que sirven de contraste barroco con la belleza de tantas mujeres idealizadas que aparecen”.

Al llegar aquí, mi ordenador, el de la tecla “ce” ladeada, empieza a hacer lo de otras veces. Bailoteo de pantalla, extrañas ventanas emergentes…Estos secundarios no se han enterado de que se acabó la lectura colectiva del Quijote, celebrándolo sus participantes en torno a una contundente olla podrida y que nos vamos a dedicar a otro escritor…vivo. Ya no nos va a valer eso de “que nos perdone don Miguel” porque al escritor propuesto le quedan luengos años, afortunadamente, para abandonar este valle de lágrimas.

Abejita de la Vega dijo...

Salúdole, señora amanuense. La señora Marcela me habla mucho de vuestra merced y de otra señora principal, doña Soledad, que se interesa asimismo por mi humilde persona. Algunas de sus palabras me placen, otras no tanto. No soy pícara y, en cuanto a lo de soñadora, algunas veces sueño…tengo quince años. Inocente unas veces, malintencionada otras. Bueno…sí. Me ha parecido oír que las estancias de mi venta están poco limpias, ha de saber que las barro todos los días, buena es mi madre para eso. En cuanto a lo de poco ventiladas, los cuarterones agrietados de las ventanas dejan pasar todo el aire que precise vuestra merced.

Me gusta lo de mi buen parecer y, en cuanto a las miradas y sonrisas que dirijo al viejo caballero , don Quijote de la Mancha, son las propias de una muchacha honesta. Y es lícito que las doncellas pobres soñemos con un hombre que nos conduzca a una vida más blanda, su edad no importa tanto.

Ese profesor, el llamado Pedro, dice que provoco “la ensoñación del caballero”. Es cierto, buenas miradas echa a mi camisa de pechos y…a lo que queda fuera de la mi camisa. Su criado, el tal Sancho, me dice que “es caballero aventurero, y de los mejores y más fuertes que de luengos tiempos acá se han visto en el mundo”. No entiendo pero suena bien.

Mas todo lo estropea la pícara de Maritornes, nuestra criada, con sus trapicheos carnales. Y creo que don Quijote la confunde conmigo cuando la asturiana entra en el camaranchón, donde duerme con Sancho y el arriero morisco. ¡Con lo diferentes que somos! De muy baja estatura, encorvada, chata, tuerta y con un olorcillo que lleva encima. Aunque peque de presumida, he decir que poseo un buen talle, derecha como un huso, una cara menudilla , unos bellos ojos garzos y ...me enjuago la boca con elixir de hierbas aromáticas.

Maritornes, un poquillo furcia, se dirige al encuentro con el arriero. Y don Quijote se dirige a ella como “fermosa y alta señora” y se disculpa por no poder satisfacerla, a causa de su molimiento. Y añade que de no ser por la fe que le tiene dada a la sin par Dulcinea, no dejaría pasar en blanco la ocasión.

Molido está, me consta porque yo ayude a ponerle emplastos, que mi madre es mujer caritativa, aunque ventera. Y no sé quién es Dulcinea, pero no creo que lo de yacer con la Maritornes sea una venturosa ocasión. Esas dulces disculpas a mí van dirigidas, está soñando que le requiero de amores…

Ya sabe vuestra merced la ensalada de golpes que viene a continuación. El caballero con las quijadas ensangrentadas, el arriero golpea a Sancho, Sancho a la moza, acude mi padre, se apaga el candil, llega un cuadrillero de la Santa Hermandad y anuncia que hay un hombre muerto…No, muerto no había. Pero en este capítulo no hay más, ya le contaré. Me voy, que me llama Maritornes, creo que está enfadada. Que no, amiga, que lo de furcia no era por ti.

¿Maritornes? Sí, me gustaría hablar con Maritornes. De momento, coloco esta entrada en “La acequia”, en la entrada del 28 de agosto de 2008.

Un abrazo de María Ángeles Merino

Pedro Ojeda Escudero dijo...

ABEJITA: qué alegría que tu ordenador siga poseído por los secundarios a quien tan bien has dado voz en esta lectura.

Susana dijo...

Yo también encuentro conectado este fantástico capítulo con la historia de Grisóstomo y Marcela y el episodio con los yangüeses. Cervantes lleva un tiempo hablando de amor y sexo a través del relato idealizado, de la referencia al mandato del instinto en los animales y en este capítulo, donde los dos confluyen y se encuentran con la realidad, en el contexto real de la venta. De hecho, todo el desbarajuste de palos se monta en torno a la confrontación entre el deseo idealizado de don Quijote y el deseo real del arriero. Y, por supuesto, Maritornes…
Qué pensaría Cervantes cuando escribía todo esto. Qué quería decir. Cómo construía todo esto….
Saludos.
Susana.