Siempre comienzo mis charlas y clases sobre El Quijote preguntando a los presentes cómo comienza la novela. Inevitablemente, la contestación es siempre la misma:
En un lugar de la Mancha...Me sonrío: el viejo, sutil e inteligente truco de don Miguel de Cervantes sigue funcionando. Incluso en las magnas celebraciones en las que se lee publicamente su obra.
El Quijote es una obra maestra, entre otras cosas, porque dentro contiene muchas cosas que permiten lecturas diversas, todas ellas válidas y sorprendentes, y podemos entrar en ella como si quitáramos las capas de una cebolla: es una obra de humor, una lección de buen gobierno y de civismo, la sabia introducción de la heterodoxia sin que revienten las costuras de lo políticamente correcto, el retrato costumbrista de la sociedad española de su época, la construcción de dos arquetipos antropológicos dotados de verosimilitud, el virtuosismo del diálogo, un muestrario completo de todas las formas posibles de narración hasta el siglo XVII (y hasta nuestros días, si exceptuamos la narrativa de vanguardia) y su propia parodia, etc.
Sin embargo, nada de todo lo enumerado tendría validez como novela unitaria sin algo previo: la construcción de la figura del narrador moderno como personaje visible pero escamoteado al lector no advertido, poco fiable pero el único que puede guiarnos por las páginas de la historia y ante el cual se necesita un receptor también moderno, que le siga pero con la mosca detrás de la oreja.
Ese narrador, que está en la famosa frase (...de cuyo nombre no quiero acordarme...) se nos había presentado en el Prólogo al lector (quizá ya antes, pero no voy a complicaros más las cosas). Una de las cosas que siempre me ha parecido más soprendente es la manía que tiene el lector de saltarse este tipo de prólogos sin darse cuenta de que en ellos están todas las claves para comprender la obra que va a leer. Leamos, pues el Prólogo al lector para conocer quién nos cuenta la historia de este hidalgo de aldea. Pero hoy ya no, que el paseante de La Acequia tiene cosas pendientes que le apartan de su vicio de lectura.
18 comentarios:
Creo que leí El Quijote demasiado joven y no saqué todo el provecho que el libro se merecía. Tal vez debería plantearme volver a leerlo pero soy muy reacia a leer de nuevo lo que ya leí alguna vez. Es una manía, supongo.
bicos,
Aldabra
¿Quieres creer que tengo el libro en casa y aún no me lo he leido?
Además tengo dos versiones de este clásico de la literatura española: una en castellano antiguo (que ni lo intento porque le pierdo el hilo) y otra en castellano actual.
En fin, me pondré las pilas y me lo leeré cuando acabe el que tengo ahora que ya me queda poco.
Besos.
Uysss, lo he empezado mil veces y jamássss he conseguido pasar del prólogo, no tengo justificación , lo sé .
Pero es que como me sé la trama y el final... pues... como que no tiene emoción.
Lo sé , lo sé, soy una arpía ;), bueno espero que logres arrancarme de mi pasividad por el clásico, maestro.
Besos^^
No niego que lo que comentas sea cierto. De hecho me consta que es asi. Pero muchas veces los prologos o introducciones son autenticos peñazos infumables que, siendo un lector impenitente como soy, muchas veces me salto a la torera.
De todos modos el hecho de que tus alumnos respondan con el tradicional "En un lugar de la mancha..." es buena señal. Al menos esa frasecita la han leido y con los tiempos que corren, el que lean una frase puede ser mas que bueno.
Un saludo
Yo generalmente leo los prólogos al final porque no me gusta que me desentrañen la historia antes de leerla. Del prólogo del Quijote, como comprenderás, no me acuerdo nada de nada. Enseñame. Besotes, M.
Me parece una idea genial. Me lo leí siendo una niña y me fascinó. Es la ironía personificada. Estaban el rey del rock y este genio que en buena hora nació.
ALDABRA: pues ánimo ahora.
DESPLAZADOS: te recomiendo la original. En el texto doy un enlace por si te es más cómodo verla a través de Internet.
DIANNA: pues venga.
EXILIADO: en este caso, te aseguro que de peñazo nada. Así que anímate. Un saludo.
MERCHE: pues venga. En este caso, hay que leerlo al principio. Besos.
BIPOLAR: supongo que a Cervantes le haría ilusión que lo juntaran con Elvis.
Tenéis una semana para leer el Prólogo al lector. Un abrazo.
Ya me he comprado el "Quijote" (porque no lo tenía) versión de Francisco Rico y ya he empezado a leer el prólogo... haré mis deberes, profe. Besotes, M.
Querida MERCHE: eres una alumna aventajada. Besos.
Es el tópico típico de la obra...en un lugar de la mancha...sin duda lo que todo el mundo ha leido...
MANUEL: pues a leer el resto entre todos.
Aqui estoy, en el dia de mi cumpleanios.... comenzando la lectura del Quijote y por el prologo, tal como acostumbro a hacerlo en todas mis lecturas!
Un abrazo
MYR: ¡una magnífica forma de celebrar el cumpleaños! Felicidades.
Hola Pedro.
Cuando empiezo a darles vueltas a las cosas de forma reiterada, suelo acabar haciéndolas, así que finalmente he decidido no perder más tiempo y aquí estoy, dispuesta a empezar.
Lo voy a hacer tal y como me sugieres, empezando desde el inicio. Es así como lo había pensado. (Incluido el prólogo que es lo que habitualmente hago).
Procuraré leer a buen ritmo pero sin agobiarme por alcanzaros. Si lo consigo bien, y si no también.
Me parece muy útil la guía de Raúl Urbina. La iré siguiendo.
Un abrazo
¡Enhorabuena! Sigue la guía de Raúl, que, como bien dices, es muy útil. Y aquí estoy yo para resolverte cualquier duda.
Ya sabes que cualquier aportación en tu blog, si me la comunicas, será incluida en las noticias de los lunes aunque no corresponda al ritmo principal de lectura.
Saludos.
Comencé las capas de la cebolla quijotesca en septiembre de 2008 y ahora veo que no dejé ningún comentario en la entrada del 24 de abril de ese año. Leerla, sí, más de una vez. Tengo desde el verano pasado la señal de relectura en mi Quijote en el capítulo 24 de la primera parte. Normalmente lo dejo para el verano pero ahora...en estos días difíciles. ¡Sí, vuelta al Quijote! ¿Y qué es el Quijote? Nos señalas muchas respuestas a esa pregunta, un tema inagotable. Todas dan el clavo, pero para mí es el inmenso valor de la literatura para hacer mejor y más llevadera nuestra vida, aunque a don Alonso se la complique y alguien podía pensar que es un mal ejemplo. Voy a ese lejano 24 de abril de 2008. Un abrazo.
ABEJITA (qué bien saberte ya Mª Ángeles), qué gratos recuerdos nos deparó aquella lectura que se reaviva hoy. Gracias por dejar tu huella en esta entrada.
Cuando alguien comenta que ha leído el Quijote siendo niño, lo que en realidad leyó fue una refundición que solo comparte con el original cuatro anécdotas. Y esa lectura no vale para afirmar que uno ha leído el Quijote. Uno de pierde parte del mundo si no ha leído esta obra maestra del ingenio humano.
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