A petición de algunos comentaristas habituales, hoy os voy a hablar un poco de mí sin disoluciones ni metáforas. Tengo la suerte de que me gusta mi profesión. Desde antes de cumplir los veinte años he dado clase. Comencé con clases particulares cuando era muy joven. Cuando estudiaba en la Universidad seguí con estas clases y entré a trabajar, en los períodos vacacionales, en una academia en la que se enseñaba español a adolescentes franceses y para la que también hice de guía turístico. Después, entré en la Universidad y desde entonces he dado clase en diversas licenciaturas, en cursos para extranjeros, en programas especiales, en la Universidad de la Experiencia... Llevo, por lo tanto, más de media vida dedicado a lo que es mi profesión y aun me gusta el reto de comenzar un curso nuevo.
Fui educado en un momento en el que se primaba la trasmisión de conocimientos de tal manera que parecía que todo lo que ibas a necesitar en tu vida lo aprendías antes de cumplir los veintidós o veintitrés años. Hoy ya no es así, sino que nos inclinamos a enseñar métodos de trabajo, información y habilidades. La formación, en estos tiempos, se ve como algo permanente a lo largo de la vida. La complicación técnica y la acumulación de conocimientos y teorías ha provocado tal complejidad en cualquiera de los ámbitos que podamos imaginar que sería absurdo pensar en saberlo todo. Además, sabemos que las cosas sólo son ciertas a la altura de nuestro conocimiento actual, pero mañana mismo puede demostrarse su falsedad. En el ámbito de las ciencias humanísticas. en el que me muevo, también somos conscientes de que la subjetividad del investigador y su contexto histórico tiene un papel mucho más amplio que en otras, así que ya partimos con cierta fragilidad de nuestras conclusiones.
Sin embargo, lo que no ha cambiado es algo más íntimo. Veo crecer a mis alumnos, que cada curso son un año más jóvenes que yo. Hoy tienen otra jerga, ya no han visto las películas que yo vi ni oído la música que yo bailé tan mal. Visten de manera diferente. Pero siguen creciendo por dentro. Este crecimiento es el que avala su aprendizaje. No todos aprovecharán igual la estancia en las aulas, pero en todos ellos he visto los ojos que yo tenía cuando fui joven. No sé bien cómo me verán ellos, pero a veces tengo noticias, años después, de ellos, de sus avatares profesionales y personales y veo cómo ha crecido aquello que intuía.
Son como los rosales de la fotografía. A veces basta con limpiar un poco el terreno, regarlo en su justa medida, podarlos a tiempo. El buen jardinero sabe que no debe intervenir demasiado en la naturaleza. Cuando llegue esta ya inminente primavera crecerán. Tienen la suficiente fuerza dentro.
29 comentarios:
Al ritmo que marcha esta sociedad tan competitiva, no se entendería la formación en cualquier disciplina, sino fuera como un aprendizaje a lo largo de la vida.
Da gusto leer a un profesor que manifiesta la satisfacción por su profesión de esta manera. Cosa no muy habitual en otros niveles de la enseñanza. También es verdad que a la universidad sólo van los alumnos mejores y con un afán de competitividad y superación mucho mayor que antes, asimismo con mejores herramientas que le facilitan el aprendizaje.
Buen complemento a tu currículum profesional; cuyo rastro no es muy difícil de seguir por Internet. Nunca había visto un rosal fotografiado de esta forma: impactante.
pancho
¡Ya sabía que eras un gran profesor! Qué suerte la de tus alumnos. Yo tambien estoy aprendiéndo mucho con tus posts. Gracias. Besotes, M.
Es admirable!!
Y encima disfruta, con su profesión
la verdad que yo en su día decidí ""error"" que no quería seguir estudiando, con el pasos de los años te das cuenta que no eres nada, sin un titulo. por eso tengo la necesidad, aunque un poco tarde de seguir aprendiendo.
Pienso que nunca es tarde, eso espero!
Un Besazul
y sigue disfrutando de tu trabajo
Enhorabuena
Quedan pocos profesores como tú, amigo! Sigue en esta línea. Un abrazo.
"Yo te haré grande, hijo mío,
no porque infunda en ti nada que no tuvieses antes,
sino porque te ayudaré a hacer aflorar todo lo bueno que tu alma mantiene oculto"
Leí esta frase poco más o menos cuando tú empezabas a enseñar. No recuerdo su autor -y al citar de memoria, seguro que hay algún error- pero ese es para mí el sentido más profundo de la educación.
Un abrazo y mi ánimo a proseguir por este tipo de post.
Qué suerte que todavía tengas ese espíritu y esa visión tan optimista.
La foto demuestra esa mirada que has conseguido.
Hago mias tus palabras...solo que al estar con alumnos y alumnas más pequeños/ as..pués tengo que habituarme a sus gustos (como dicen ellos "pelis, dibus, musica")...Me ocurre igual ves pasar los años y cada ´curso los ves un año más jovenes..?? NO, somos nosotros los que nos hacemos menos jóvenes...tengo en mis aulas hijos de mis discentes...SALUDOS Y BUEN FIN DE SEMANA
y...de todo eso nos beneficiamos los que día a día tenemos una cita con esta Acequia. Gracias por ello
Me parece un gran comentario, por su sencillez y sinceridad. Además, me identifico al 100% con lo que cuentas, a pesar de que tengo algunos años menos que tú. A lo mejor tú me verías como a tus alumnos: de otra generación, con otra música, otros hábitos, otras modas... Y a mí me pasa con los adolescentes, o incluso con los chavales que ahora rondan los 20: me pasa en el 'trato cibernético' con los chicos de 'Diario de Periodismo', me pasa con los becarios que vienen cada verano al periódico donde trabajo y me ha pasado con los alumnos del cursillo que impartí hace poco en la Universidad. Te ves diferente a ellos, pero en el fondo ves preocupaciones prácticamente iguales a las que tú tenías hace unos años. Y, como dices, se ve claramente que la buena planta no necesita jardinero.
Sigue deleitando a tus alumnos y a los fieles de tu blog (aunque, como yo, no nos prodiguemos en comentarios todo lo que sería conveniente). Salud.
Me encantou a autenticidade do teu texto, onde me revi por inteiro.
Querido Pedro, que felicidade a de quem te tem como professor!!
Abrazos!
Qué bonito Pedro!
A mí también me encantó eso de: "cada curso son un año más jóvenes que yo"
Tienes la suerte de trabajar en lo que te gusta, eso debe ser maravilloso. Pero también está la otra cara de la verdad, como dice Pancho, a la universidad van los que realmente quieren aprender. Conozco profesores de otros niveles que andan todo el día con los "ansiolíticos" en el bolsillo, ya sabes, lo bueno y lo malo de la enseñanza "obligatoria"...
Como professora,compartilho com voce dessa alegria de trabalhar com jovens mentes e do privilégio de os ver tornando-se cidadãos pensantes.
Mesmo sem querer a metáfora da roseira é perfeita.
Bom sábado pedro!
Genial, Pedro.
Qué poso más grato me has dejado.
Me has transmitido optimismo.
Estoy segura, me atrevo a decirte, que eres mucho más positivo de lo que últimamente "aparentas" en el blog.
Ojalá hubiera más profesores como tú. Estoy segura que transmites ese ánimo a tus alumnos, y eso es lo mejor que un profesor puede enseñar.
Cualquier día me cuelo en tus clases, no sé no sé, se iba a notar, en todo caso en la Universidad de la Experiencia, ahí sí.
Magnífica entrada, con toque preprimaveral.
Un abrazo
Me agrada encontrar a alguién que todavía habla a la vieja usanza.
Buen blog.
Me gusto el párrafo del final, como los rosales, a mi también me gusta a veces comparar las cosas con pequeños jardines.
saludos
es la diferencia que existe entre un profesor de universidad, y uno de secundaria... al primero le encanta su trabajo, y el segundo lo detesta...
Venía a agradecerte la visita y veo que eres profesor como Manuel! :)
Es bonito el saber que aún hay gente que es vocacional, y es una suerte el dedicarse a lo que quieres, para ti que serás feliz, y para tus alumnos que seguro que algo aprenden, aunque no lo sepan, que creo que es muy normal en la época esta que nos ha tocado vivir :)
Besicos
Es un rayo de esperanza que aun las personas consigan tener tanta pasion en sus pasiones, permítaseme la redundancia.
Respecto a los rosales que crecen, esperemos que se alcen tal como se esperan. Otros nos acercamos Las flores del mal, como Baudelaire.
Creo que una de las capacidades consustanciales al ser humano es la capacidad (y necesidad) de aprender. En cambio, la capacidad (y la voluntad)de enseñar está peor repartida. Pero hay algunas personas, como creo que es tu caso, que no pueden dejar de enseñar nunca porque incluso cuando no se lo proponen logran que los demás aprendan algo. Y creo que se debe a que estas personas a la vez que enseñan están aprendiendo ellas mismas, y de ahí el placer que sienten al hacerlo. Cuanto más enseñan, más aprenden, y cuanto mas aprenden, mejor enseñan. Los demás, los simples aprendices, gracias a aquellos logramos de vez en cuando la modesta dicha de ver las rosas donde en apariencia no había mas que tallos secos.
De los buenos profesores, de los que querían trabajar y enseñarte lo que ellos sabían, transmitiéndote su ilusión por el conocimiento, de esos se acuerda uno toda la vida con un cariño especial.
Algunos hacen más por sus alumnos que la propia familia.
Me gusta pasearme por tu blog y leer posts tan personales como este. Trabajar en lo que te gusta, es todo un lujo. Susana me dice: cada año veo que la única que cambia soy yo, los alumnos siguen teniendo la misma edad. Pero no es cierto, yo veo que ella rejuvenece.
Feliz encuentro bloguero.Besos.
Me alegro ver que haya gente que disfrute y le guste tanto su trabajo, enhorabuena.Saludos
He leido todas las respuestas y lo único que me atrevo a añadir es ¡¡Viva todos los profesores!! Los que tienen que lidiar con los de secundaria (edad dificil), los de primaria (muy importantes porque es la forjación del carácter) y los universitarios que ya tienen capacidad intelectual para discernir entre lo que es cierto y lo que es, simplemente, propaganda. Besotes, M.
Perdonad a todos el retraso en responder a vuestros comentarios, pero no he tenido tiempo y, además, he tenido algunos problemas con la conexión a Internet.
PANCHO: Sé que mi situación es diferente a mis colegas de niveles inferiores, a los que admiro por su tesón y paciencia. Gracias por fijarte en la foto y un abrazo.
MERCHE: Gracias a ti por leerlos y comentarlos, querida amiga. Besoso.
AZUL: nunca es tarde, en efecto. Y veo que la motivación ya la tienes, así que lo más difícil está hecho. Besos.
FERNANDO: Así lo haré. Un abrazo.
FRANCISCO: A veces basta con ese pequeño cuidado, en efecto. Intentaré hacerte caso de vez en cuando entre mis "disoluciones". Un saludo.
JAVIER: Espero no perderla. Un abrazo.
MANUEL: ya sabes, querido amigo, no quería llamarnos viejos... Saludos.
BLOGOCHENTA: Gracias a ti por leerme.
ANTONIO: Así lo haré porque, en efecto, a veces sólo hay que estar ahí para quien quiera aprovecharse de lo que puedas enseñar.
SAO: Compartimos vocación, querida amiga. Saludos.
DONCE: en efecto, por eso todo mi apoyo a ellos. Un abrazo y gracias.
NANA: seguro que tú también ejerces ese sentido del jardinero. Saludos.
PILAR: por lo menos, eso intento. Estás invitada, la puerta está abierta. Un abrazo.
ABSTRACTOS: bienvenido a La Acequia. Espero verte más por aquí. Gracias por tus palabras.
PACO: sé las dificultades con las que se enfrenta y los logros que consiguen, mayores que los apoyos que tienen. Toda mi solidaridad y admiración con ellos. Un saludo.
BELÉN: Hay que hacer de la vocación una constante. Gracias por venir, espero contar contigo más por aquí. Besos.
DARGOR: incluso Las flores del mal llevan en sí mismas la sabiduría. Un abrazo.
XUANRATA: eso es, en efecto, uno de los principios de la enseñanza es que uno aprende también, lo has expresado muy bien. Un abrazo.
BIPOLAR: siempre los recordamos, en efecto. A veces un buen profesor decide la vocación profesional de un alumno o gran parte de su voluntad de aprender.
BEA: en el fondo, ellos nos mantienen jóvenes, sí que es cierto. Besos.
RUBEN: es todo un privilegio, lo reconozco. Saludos.
MERCHE: Gracias, amiga. Besos.
Un saludo a todos y gracias por vuestras palabras.
Te perdonamos, seguro que todos los bloggers, por tu retraso en contestarnos. Besotes, M. ¡ERES UN AMOR!
Crees que te tengo abandonado porque no paso a visitarte, pero sé de ti todo lo que aquí cuentas (seguro que más de lo que me contarías con un café en la facultad).
Nunca me he permitido la licencia de participar en tu blog; sólo el hecho de husmear en él de vez en cuando ya me parece una intromisión en una parte de ti a la que no pertenezco y en la que me siento extraña e incluso violenta. Pero leyendo esta entrada, perdona la osadía, no lo he podido evitar.
Tal vez porque ahora he pasado al "lado oscuro de la fuerza" me doy cuenta de lo desagradecida que es casi siempre esta profesión. Pocas son las palabras de aliento ante las dificultades, de felicitación por el trabajo bien hecho; en cambio las exigencias, las reclamaciones, las quejas... Precisamente porque yo fui de las que exigía, reclamaba y se quejaba, creo que ha llegado el momento (nunca es tarde) de felicitarte y, ante todo, darte las gracias. Por si en algún momento lo has dudado, déjame decirte que eres un magnífico profesor y, hasta donde yo sé, aún mejor persona. Que disfrutas con tu trabajo es evidente, por eso yo disfrutaba con tus clases. Además de Literatura, me enseñaste lo importante que es creerse lo que uno cuenta y lo diferente que resulta un mismo tema tras pasarlo por el tamiz de la reflexión personal.
Yo intento que nada de esto se me olvide, ahora que (¡quién me lo iba a decir!) me enfrento todos los días a la complicada tarea de enseñar. Estoy segura de que si no te hubiese conocido, lo haría de forma muy diferente.
Así que, Pedrito, majo, duda de lo que quiereas pero no de tu inmensa valía. Simplemente, no te lo permito.
Un besote.
VICKY: En primer lugar, esta parte de mí también te pertenece. Ya sabes que cuando entráis en un clase mía adquiero con vosotros un contrato de por vida que se trasforma en amistad y disponibilidad. Así que aquí estoy para lo que quieras.
Por lo demás, gracias. Es mi forma de entender la docencia, ya lo sabes. Y estoy convencido, por lo que te conozco, que tú seguirás ese mismo camino. Un beso y pásate cuando puedas.
No se como te veran ellos...
puedo hablar por mi, por como me trasmites El Quijote: solo quien ama su profesion de la manera en que tu lo haces, puede hacerlo asi.
Y mira que en mi extenta e intensa vida he tenido maestros....por lo cual, creo, que no peco de orgullo si te digo que hablo con conocimiento de causa!
Gracias!
Un abrazo
PD Y si, solo recuerdo a traves de los años los nombres de aquellos Maestros/profesores que dejaron una huella indeleble en mi y.... no son muchos.
MYR: me emocioan tus palabras, gracias. Yo también recuerdo los nombres y rostros de los pocos maestros que he tenido en mi vida. En el fondo, basta con un poco de amor a la profesión...
Publicar un comentario