En el camino invernal, las ramas en espera se han ensimismado y ofrecen sus puras líneas al espectador que se atreve a mirar hacia arriba. El rostro del que observa, escarchado de asombro, se levanta hacia la red de nervios, que resalta en el azul del cielo. Es un mensaje de espera hacia el nuevo ciclo. Pero no se engaña el que mira: la actividad está por dentro, circula y retuerce con la savia el cuerpo entero. A veces, del ensimismamiento, no se sale. Pero hay que hacerlo.
4 comentarios:
Baja ya de tanto árbol, que estamos enNavidad. Felicidades.
¿Hay que salir del ensimismamiento?.
Otra foto más. ¿Más cerca?.
Desde Salamanca, la estoy gozando por cierto, ya os aburriré en el blog, paz-amor y buen rollo
ANÓNIMO: hay fechas en las que hay que subirse al árbol más alto. A pesar de eso, también te deseo felicidades. Y buen año próximo.
JAVIER: A las neuronas hay que mirarlas así. La próxima será tan cerca, que no se verá el árbol. Saludos.
PILAR: A pasarlo bien. Seguiremos por aquí.
Gracias a los tres por comentar en estas fechas.
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