A Ingrid Betancourt, sus secuestradores le dijeron que debía dar una prueba de vida y le escribió una carta a su madre que definía de esta manera: "mi alma tendida sobre este papel". En ella resume su existencia desde que fue secuestrada el 23 de febrero de 2002: "La vida aquí no es vida, es un desperdicio lúgubre de tiempo". ¿Qué pasa por la mente de la persona que lleva tanto tiempo alejada de los suyos y de su vida, condenada a ser prisionera sin esperanza? Día a día, mes a mes. Sin los objetos queridos y cotidianos, sin las caricias y miradas de los que uno ama. No queriendo pensar en lo que harán los otros, los libres, para no volverse loca de angustia pero temiendo ser olvidada. Qué fortaleza mental hay que tener para sobrevivir a esto y luchar por seguir guardando la dignidad que merece todo individuo.
¿Y qué escribir si te piden un texto breve para dentro de unas horas? Tres palabras apresuradas: "Aquí vivimos muertos".
Cuánta humanidad y altura hay en esa carta.
6 comentarios:
Sobrecogedor.
Un abrazo.
Sublime la verja tapiada para contar y sentir todo un triste secuestro.
Empiezas a ser inmejorable.
Es una carta impresionante. A mí se me hizo difícil seguir con el periódico tras leerla.
Abrazos,
Diego
Gracias a los tres. La carta es sobrecogedora, en efecto. El resto de las noticias quedaron en segundo plano ese día.
Condenada a ser prisionera sin esperanza.
Desgraciados paralelismos.
Prisioneros.
A mil kilómetros de distancia o al lado.
Gracias por el comentario, BIPOLAR, que encierra tantas claves. Es muy grato que te animes a comentar.
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