miércoles, 26 de diciembre de 2007

Arañazos.


He sentido, en mi paseo, ganas de levantar las manos para arañar el cielo. La noticia del mundo es cruel y contradictoria: la festiva alegría come de la desgracia. La violencia diaria, los muertos de los que está hecha la arcilla que pisamos, la destrucción de la naturaleza, la sinrazón de nuestas gastadas palabras. Nuestra Historia no va ya a ningún sitio y sólo la salvan pequeños gestos cotidianos de gente sin nombre: por ellos se alienta aun. Los árboles, desnudos por este invierno, han abierto todo lo posible sus yemas inertes y entrelazadas en fatal laberinto para rasgar las nubes que pasan.

No hace demasiado frío: no lo hace, pero lo siento. Qué lejos aun la primavera.

6 comentarios:

Pilar dijo...

Ánimo Pedro.
De verdad disfrutemos del invierno.
El presente, el ahora, es lo que toca.
La primavera, a la vuelta de la esquina nos espera.
Muerte y vida.
Vida y muerte.
A diario, a cada momento...
Pero, yo, ahora, y hoy me quedo con la VIDA.

Pedro dijo...

Estremece, es... prosa lírica de invierno, poco más puedo decir salvo lo que me hace sentir, un estremecimiento.

Un saludo,

Pedro.

jg riobò dijo...

Destila optimismo a pesar de parecer lo contrario.
En las fotos las ramas adoran al cielo.

Anónimo dijo...

Subí al tren que me esperaba en esta estación, también distinguí a esa pareja. Creo que mis ojos estaban celosos de su cariño y anhelaban sus besos porque la temperatura era gélida y mi aliento formaba vaho. El hielo creaba figuras caprichosas en las ventanas del vagón. Rasqué con la uña para ver el paisaje exterior, pero hacía demasiado frío. El blog no transpiraba, dormitaba reflexivo con sus fantasías escarchadas. Las ramas desnudas de los árboles golpeaban intermitentemente la trayectoria.

Un pasajero se sentó a mi lado, me incomodaba su presencia por su proximidad no deseada y la soledad de mil destinos. Comenzó a narrarme pequeños retazos de su éxodo peregrino. Sus palabras de hombre sabio aportaban calidez e invitaban a la reflexión.

Los días han transcurrido como las pausas del tren, y ya no quiero bajarme de este blog.
Gracias por tus retratos de interior.

Anónimo dijo...

La constatación de una realidad tan contradictoria e injusta con sus principios, lleva a nuestro mimético paseante arbóreo (en su desesperación) a rebelarse contra la previsible catástrofe, sólo evitable por las pequeñas batallas ganadas por el hombre como individuo solidario, que pese a quien pese, irán tejiendo la trama de la Historia. (Mi apoyo y recuerdo para Mercedes y Pilar, secuestradas en el Norte de Somalia).

Pedro Ojeda Escudero dijo...

PILAR: en efecto. Pero hasta el invierno es necesario para la vida. Y hay que pasarlo.

_______: gracias por tus palabras, tocayo.

JAVIER: es curioso la ambivalencia de las cosas. En efecto, adoración de cielo. De allí viene el don ebrio de las cosas, como dijo Claudio Rodríguez.

BIPOLAR: Gracias a ti por tus lecturas, tan atentas, y tus comentarios. Viajemos juntos.

PANCHO: es magnífico tu recuerdo a estas mujeres. Son estas cosas, tan humildes y por ello heroicas, las que nos hacen mejores.

Gracias por vuestras palabras.