sábado, 6 de octubre de 2007

En construcción.


Andar por una calle en la que las obras vallan la vida para parcelarla acorta la mirada del espectador. Las calles así están enrejadas y parecen muñones abiertos. Por ellas, el paseante busca encontrarse y dar con las respuestas adecuadas. Pero sólo tiene preguntas, soledad e incertidumbre. Quizá más de lo que deseara.

4 comentarios:

jg riobò dijo...

En la palícula de José Luis Guerín, las vallas son ventanas a un mundo acotado; tal como la pantalla del cine.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Javier: mundos paralelos. A veces, las piedras que se cargan en la espalda pesan tanto que inclinas la cabeza, miras al suelo y no puedes ni siquiera mirar más allá de las vallas.

Pablo A. Fernández Magdaleno dijo...

Cierto: la Plaza Nueva de Lucena, donde está el principal monumento de la ciudad, estaba completamente vallada. Una lástima.

Manuel de la Rosa -tuccitano- dijo...

la pena de estas cosas es que se alargan...se alargan y parece que vives en una jaula...un abrazo