jueves, 13 de septiembre de 2007

Ahogo de luz.


Siento en las gárgolas vocación de oscuridad. Por eso, estas gárgolas del hermoso patio renacentista del Hospital del Rey de Burgos retuercen sus rostros, ahogadas por la luz del mediodía. Esperan con ansia las primeras sombras de la tarde para recobrar sus fauces nocturnas y vomitar por sus bocas sustancias viscosas que atrapan al desprevenido paseante. Hay quien piensa que de ellas copian su esquivo comportamiento los que diseñan las campañas de nuestros políticos. Nunca al sol, siempre secretos. El candidato, que no está hecho de piedra tan permanente como ellas, se expone al desgaste de la luz, mientras, ciego, lo guían desde las sombras. Quizá, alguno...


4 comentarios:

Álvaro Fernández Magdaleno dijo...

Las gárgolas siempre me han impresionado, más desde que vi el jorobado de Notre Damme de Disney.

Pablo A. Fernández Magdaleno dijo...

Siempre que oigo la palabra gárgolas me acuerdo de mi(fascinante) paseo por la cubierta de Nôtre Dame de París y, sí, en efecto, algunas tienen tanta vocación de oscuridad que dan la sensación de que sus bocas son entradas hacia otros mundos.
Saludos

Anónimo dijo...

Ya que te gustan las gárgolas aquí te pongo dos libros sobre ellas: Plasencia: "Misterios" en las catedrales y las gárgolas de la Catedral de San Antolín de Palencia, ambos de Francisco Vicente Calle Calle y ambos disponibles en www.bubok.com
Un saludo.
Guillaume.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Guillaume: muchas gracias por tus dos referencias. Las buscaré.