Amigo, la esperanza no es una certeza. Algún día, quizá, salgamos de este laberinto.
19 comentarios:
Anónimo
dijo...
Pedro, algunas veces no entiendo muy bien tu blog. Ésta es una de ellas. Pero no me importa; disfruto vistándolo. Y a María la encantará incluirte algún comentario. Está buscando su momento.
Querido Francisco: No hay que entenderlo. Como sabes, La acequia es un diario literario, en el que cabe un poco de todo: anotaciones, creación, crítica, etc., aunque siempre guiado por una mirada cultural a nosotros y nuestro mundo. Este muñeco asomado a la ventana me llamó la atención -como dije en un comentario a la entrada anterior, primero lo vio mi hija Elena-. ¿Quién lo dejó asomado a esa ventana? ¿Por qué? ¿Era sólo una pequeña broma? Un muñeco que hace señas desde la ventana de un edificio abandonado es casi como un símbolo de nosotros mismos. Por eso lo incluyo en la serie de Edificios vacíos que, como se intuye, son las carcasas de nuestra propia existencia. Reconozco que a veces experimento con las entradas, especialmente en las que son más propias de la creación que de la reflexión. Este fotorrelato es un pequeño poema. Quizá por eso, en estas entradas, necesito más que en las otras vuestro comentario. De todas las formas, en el texto se me olvidó el enlace con la entrada http://laacequia.blogspot.com/2007/06/llegar-taca-kavafis-cumplido.html, que aclara el significado del laberinto. Y María: encantado de recibirte.
Yo ya he bendecido a los que ven poesía en las cosas pequeñas o que por lo menos se escapan a las miradas de los demás. Si te sigo es por eso y lo haces muy bien. Por lo menos consigues que cuando cierre la sesión de cultura digital siga pensando en este relato tuyo maquinando un lustroso comentario para el día siguiente (que casi nunca se consigue).
Si tu hija observó el muñeco antes que tú, debes estar orgulloso. Y ella recibirá una dosis de autoestima por haberse adelantado en habilidad a su padre. No muchos niños se fijan en edificios vacíos.
Triste fortuna la del muñeco: estár condenado a la desaparición sin posibilidad de salvación al faltarle la esperanza. Genial la combinación de la serie fotográfica y el texto. Sabes encontrar lo bello en los sitios más inesperados. Saludos Pancho
Los niños ven lo que nosotros ya hemos perdido la facultad de ver... Me produce un estremecimiento , una muestra de abandono...un dejar atrás lo conocido y dar un paso adelante a la certidumbre (?). No me gustan los lugares así, será otras de mis fobias, ultimamente tengo muchas. Es un placer haber descubierto tu blog. Saludos^^
He llegado hasta este rincón y comprendo tu reflexión. Ese muñeco tras la ventana, puede tener ¡tántos significados! Que ha habido vida y aun hay tras los cristales, a pesar de su aspecto de abandono.
PD. Mi nieta -la pequeñina- también se llama Elena
Pedro;es muy temprano y no se porque llegue aquí.Y estas fotos,el muñeco,que se aleja y a la vez grita una parte de la historia;edificios que siguen tejiendo vida.Que niña observadora,tienes.Que tengas un hermoso día.Besitos Silvi.
Creo que ese muñeco es una imagen en miniatura de nosotros mismos... Miramos por la ventana y vemos el mundo exterior, queriendo escapar de ese mundo abandonado. Pero no podemos, porque la ventana está cerrada y no somos capaces de abrirla... También se me ha venido a la mente la imagen de Gregor Samsa convertido en escarabajo mirando por la ventana ansiando la libertad; la diferencia es que él tenía alas y hubiera podido escapar. Nosotros, desgraciadamente, no podemos volar... Primer comentario y sospecho que no será el último. Empiezo aquí. Besos.
Parece que la esperanza se ha convertido en realidad y finalmente salió del laberinto. Prueba de ello es que hoy está con los míos celebrando algún acontecimiento.
19 comentarios:
Pedro, algunas veces no entiendo muy bien tu blog. Ésta es una de ellas. Pero no me importa; disfruto vistándolo. Y a María la encantará incluirte algún comentario. Está buscando su momento.
Querido Francisco: No hay que entenderlo.
Como sabes, La acequia es un diario literario, en el que cabe un poco de todo: anotaciones, creación, crítica, etc., aunque siempre guiado por una mirada cultural a nosotros y nuestro mundo.
Este muñeco asomado a la ventana me llamó la atención -como dije en un comentario a la entrada anterior, primero lo vio mi hija Elena-. ¿Quién lo dejó asomado a esa ventana? ¿Por qué? ¿Era sólo una pequeña broma?
Un muñeco que hace señas desde la ventana de un edificio abandonado es casi como un símbolo de nosotros mismos. Por eso lo incluyo en la serie de Edificios vacíos que, como se intuye, son las carcasas de nuestra propia existencia.
Reconozco que a veces experimento con las entradas, especialmente en las que son más propias de la creación que de la reflexión. Este fotorrelato es un pequeño poema.
Quizá por eso, en estas entradas, necesito más que en las otras vuestro comentario.
De todas las formas, en el texto se me olvidó el enlace con la entrada http://laacequia.blogspot.com/2007/06/llegar-taca-kavafis-cumplido.html, que aclara el significado del laberinto.
Y María: encantado de recibirte.
Yo ya he bendecido a los que ven poesía en las cosas pequeñas o que por lo menos se escapan a las miradas de los demás. Si te sigo es por eso y lo haces muy bien. Por lo menos consigues que cuando cierre la sesión de cultura digital siga pensando en este relato tuyo maquinando un lustroso comentario para el día siguiente (que casi nunca se consigue).
Si tu hija observó el muñeco antes que tú, debes estar orgulloso. Y ella recibirá una dosis de autoestima por haberse adelantado en habilidad a su padre. No muchos niños se fijan en edificios vacíos.
afortunado, Pedro, afortunado.
...no sabes cómo miro a los ojos de esta niña... Gracias por tus palabras, Caelio.
Triste fortuna la del muñeco: estár condenado a la desaparición sin posibilidad de salvación al faltarle la esperanza.
Genial la combinación de la serie fotográfica y el texto. Sabes encontrar lo bello en los sitios más inesperados.
Saludos
Pancho
Gracias por tus palabras, PANCHO, y, sobre todo, por tomarte la molestia de leer y comentar una entrada de hace tantos meses. Un saludo.
Sabes, amigo, que tengo pasión por los maniquíes, y éste, con ventana incluida, promete.
Gracias por mostrarte así.
Un abrazo.
Llega un momento, LUIS FELIPE, en el que uno ya debe mostrarse sólo así.
Los niños ven lo que nosotros ya hemos perdido la facultad de ver...
Me produce un estremecimiento , una muestra de abandono...un dejar atrás lo conocido y dar un paso adelante a la certidumbre (?).
No me gustan los lugares así, será otras de mis fobias, ultimamente tengo muchas.
Es un placer haber descubierto tu blog.
Saludos^^
DIANNA: tienes razón en lo que dices. Son lugares inquietantes. Gracias por comentar en una página de hace tantos meses. Saludos.
He llegado hasta este rincón y comprendo tu reflexión.
Ese muñeco tras la ventana, puede tener ¡tántos significados!
Que ha habido vida y aun hay tras los cristales, a pesar de su aspecto de abandono.
PD. Mi nieta -la pequeñina- también se llama Elena
KETY: la vida se aferra al mínimo espacio posible, en efecto. Y nos hace señas desesperadas.
Pedro;es muy temprano y no se porque llegue aquí.Y estas fotos,el muñeco,que se aleja y a la vez grita una parte de la historia;edificios que siguen tejiendo vida.Que niña observadora,tienes.Que tengas un hermoso día.Besitos Silvi.
REIKIJAI: me alegro de que llegaras. Besos.
Creo que ese muñeco es una imagen en miniatura de nosotros mismos... Miramos por la ventana y vemos el mundo exterior, queriendo escapar de ese mundo abandonado. Pero no podemos, porque la ventana está cerrada y no somos capaces de abrirla...
También se me ha venido a la mente la imagen de Gregor Samsa convertido en escarabajo mirando por la ventana ansiando la libertad; la diferencia es que él tenía alas y hubiera podido escapar. Nosotros, desgraciadamente, no podemos volar...
Primer comentario y sospecho que no será el último. Empiezo aquí.
Besos.
SHURHA: bienvenida a La Acequia, en la que espero encontrarte siempre que así lo desees. Buena reflexión la tuya. Saludos.
Parece que la esperanza se ha convertido en realidad y finalmente salió del laberinto. Prueba de ello es que hoy está con los míos celebrando algún acontecimiento.
Besos
Hola Pedro:
Pues al final, parece, como dice Asun, que había esperanza y luce bien en la otra foto.
saludos
Releyendo...recordando...
Me encanta!!!
Pilar.-.
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