domingo, 10 de junio de 2007

La paz como espacio de juego o Gandhi en lugar de tanques.




Este lugar yo lo veía, en mi primera juventud, como un descampado en el que ostentaban su poder metálico los tanques del cuartel cercano. Hubo un tiempo en el que pasaba varias veces al día por allí, camino de las clases del bachillerato o de regreso a casa y los veía hacer algún tipo de maniobra y restallar de sol y nervios.
Años después, el movimiento ciudadano del barrio de las Delicias, siempre vivo, reivindicó ese espacio para hacerlo ciudad y lo consiguió, como recuerda una gran piedra. Era una manera de compensar en parte tantos errores en la urbanización del barrio, que no fueron culpa de sus habitantes sino de aquellos que desde siempre se empeñan en negarnos la dimensión humana.
Y los tanques fueron sustituidos por árboles, flores y el griterío de los niños que juegan. A veces se consigue crear algo que nos reconcilia con la ciudad y con nosotros mismos.
Preside este Parque de la Paz una gran estatua de Gandhi, regalo de la India, inaugurada el 22 de octubre de 2001. Cuando me paseé por allí el otro día, con la nostalgia de quien está de regreso intentando buscar las migas de pan del camino de su vida, además de recordar cómo era aquello hace tantos años, un niño había colocado una rama entre las manos del maestro de la no violencia, pero no era un palo amenazador sino más bien una ramita como las que todos cogemos en una caminata por el campo.
El barrio se construyó con la llegada del tren, en el siglo XIX, pero creció con la inmigración rural de los años sesenta y setenta del siglo XX y hoy se ha llenado de inmigrantes que vienen de más lejos, con las mismas ganas de abrirse un futuro con su esfuerzo y la misma incertidumbre sobre su éxito. Gandhi medita, con los ojos cerrados, oyendo todas estas voces, acentos y lenguas.



6 comentarios:

Administrador dijo...

"Y los tanques fueron sustituidos por árboles, flores y el griterío de los niños que juegan "

Parece una "imaginacion" de Lennon, pero esta vez es real, por lo menos para Valladolid...solo una duda me asalta: ¿donde habran ido a parar los tanques?

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Espero que esos tanques sean ya chatarra, como aquellos tiempos duros, y no anden por algún país del tercer mundo.

Belnu dijo...

me gusta esa espalda de flores azules y neblina

Pedro Ojeda Escudero dijo...

A veces se consiguen espacios como este, con la dimensión exacta del ser humano. Y eso te hace pensar sobre nuestras ciudades, tan maltratadas. Espero que logremos salvar tu azufaifo (http://isabelnunez-zbelnu.blogspot.com/2007/05/azufaifo-ziziphus-jujuba-ginjoler.html)

Myriam dijo...

...Por eso, tal vez, la casualidad quiso que la estatua de Gandhi fuera puesta aqui...

Pedro Ojeda Escudero dijo...

MYR: por suerte, esta vez lo pensaron y lo decidieron así. No siempre sucede, claro.