sábado, 5 de mayo de 2007

Libros



Algunos de mis libros me han acompañado en un largo viaje durante todos estos años. Se han ido acomodando a los espacios hasta que en las dos últimas mudanzas han reclamado su protagonismo. De hecho, en la última, las más de doscientas cajas que ocuparon llamaban la atención por contraste con lo escaso del resto de mis bienes. Han ido encontrando su hueco en esta casa, la que hace el número nueve de mi vida. Aunque últimamente puedo resolver gran parte de mis dudas sin levantarme de la silla, con las manos sobre el teclado, e incluso puedo acceder a textos rigurosamente editados, sigo comprando libros y buscando su lugar más adecuado en las estanterías. Hay gente que no lo entiende, y yo ya no lo explico como aquella vez que tuve que decirle a alguien -tan cerrado- que eran para mí como el tractor que le ayudaba a arar sus tierras. Ahora, quizá me baste como justificación el recuerdo de una silueta enmarcada por una parte de mi biblioteca...
Me levanto, al azar:
Nace tu voz y se abren tus oídos,
las palabras se alumbran de repente;
ya son verdad las que tan tristemente
abandonan todos mis sentidos.
Crean en nuestros labios. Los vagidos
del ayer son ya nombres del presente.
Las cosas y los seres, dócilmente,
van brotando al amor recién nacidos.
Árbol, hoguera, arroyo, césped, ave:
son mundos que te doy y que me entregas
y puentes que en el alma nos tendemos.
Estoy en ti como un respiro suave.
Estás en mí como te nombro, en alas.
Ya somos y es verdad y lo sabemos.
No sé por qué me he levantado y mi brazo me ha conducido a este volumen de 1979 en el que se recoge una selección de las poesías de Dionisio Ridruejo (Poesía, selección de Luis Felipe Vivanco, introducción e Marià Manent, Madrid, Alianza Editorial, 2ª ed., 1979), que quizá no leo desde hace veinte años, pero que ahora, en la mesa, reclama mi atención y acabará en mi mesilla de noche como el día en el que lo compré. Y se repite, como eco, ese verso: Estoy en ti como un respiro suave.
Cómo me expresa, ahora, la palabra de Ridurejo: ... somos.. es verdad y lo sabemos. Aunque se caigan las palabras, los labios repiten: lo sabemos, es verdad que somos y lo sabemos. Libros.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

A mi, me gusta leer los sabados a
Gregorio Moran. Que te parece?

Anónimo dijo...

Para quienes, además de amar los libros de ocasión, dependemos de ellos para nuestro trabajo, el mundo ha dado un giro de 180 grados. Cuando uno empezó a necesitarlos, hace 40 años, y así hasta casi ayer, era toda una hazaña lograr dar con la pieza anhelada

Anónimo dijo...

Pedro

Ayer te dejé un comentario en tu blog sobre el post "Cuarteles militares". Como veo que no está publicado, supongo que algo habré hecho mal, así que te mando este mensaje a tu email.

Comparto tu afición por los libros. Desde que me emancipé -con 19 añitos- un lote creciente de libros me ha acompañado a mis diferentes casas. Son menos de nueve casas, pero ya suman unas cuantas. Y por ese amor a los libros estoy empeñado en fundar bibliotecas en los campamentos de refugiados saharauis. Son el mejor antídoto que conozco contra la intolerancia.

Un fuerte abrazo solidario.

Francisco O. Campillo
Caminando en el desierto

Citas a Dionisio Ridruejo -luchador solitario; repudiado por unos, desconocido por casi todos- un personaje con un par ¿También a él le tocará su huequito en el proceso de la recuperación de la memoria histórica? Me temo que no.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Bitácora almendrón: Gregorio Morán es una buena lectura para cualquier día de la semana.
¿Ian Gibson?: gracias por reproducir las primeras líneas de ese buen artículo.
En ambos casos, recomiendo a los lectores que accedan a sendos artículos pinchando en el lugar oportuno, encontrarán unos buenos minutos de reflexión y conocerán una más que interesante Bitácora.
Querido Francisco: Gracias por tu comentario. No, no llegó. A veces la técnica nos aísla de los amigos. Y animo a cualquiera que quiera contribuir con tu causa a entrar en Caminando en el desierto, uno de los blogs necesarios, muy necesarios (el enlace puede encontrarse en la página principal de La Acequia y en la Burgoesfera).