La acequia es una conducción de agua humilde, pero que da vida a las tierras que recorre. Hasta su nombre árabe, acequia, guarda recónditos ecos de esa extraña vitalidad que suma el esfuerzo técnico del hombre a la magia de los ciclos naturales. Y una sugestiva atracción fonética. Cuando yo era niño vivía cerca de una de estas venas de agua. Era algo prohibido: los más pequeños no podíamos acercarnos a ella. Las madres nos trasmitieron el temor de ahogarnos o que nos picaran mosquitos o tábanos, quizá extrañas arañas que vivían en la abundante vegetación que la flanqueaba. Además, cerca de uno de sus límites se encontraba uno de esos clubs que todas las ciudades españolas de los años sesenta tenían en las afueras, consentidos por las mismas hipócritas autoridades que los negaban. Fui creciendo y me acerqué a ella, como a todo lo prohibido. En verano era un paseo agradable, algunos amigos se bañaban en sus turbias aguas, sin miedo a ser tragados por los sifones con los que se salvaban los caminos o las carreteras o a enlodarse en las épocas en las que estaba más sucia. Al final de agosto, las zarzas que crecían a sus lados se llenaban de moras. Recuerdo las manos cruzadas por los arañazos al cogerlas. Y su sabor. Mi madre las preparaba con leche y azúcar. Tuve un perro que se aficionó a ellas y las comía directamente de la zarza, abriendo todo lo que podía los labios y sacando los dientes para no picarse con las espinas. Sin embargo, a pesar de que terminé recorriéndola y conociéndola en toda su extensión, viéndola seca cuando desde el canal principal cortaban el agua, para mí, aquella acequia sigue guardando el misterio de mi infancia.
33 comentarios:
Irreprochable. Magnífico.
Deberías incluir foto.
El título de tú blog te representa, lugar donde se embalsan tus entradas mezclándose con el agua.
Gracias por tu comentario, Javier. Sobre todo porque, un año después de su publicación, hayas tenido la amabilidad de leerlo. Es el misterio de este mundo virtual: las cosas quedan ahí, esperándonos. Sólo tenemos que acercanos. En los primeros tiempos del blog, aun no sabía dónde me conduciría y, sobre todo, no tenía seguridad en las imágenes. Quizá debería republicar las entradas con fotos. Quizá.
Qué palabras más sensibles para describir tu acequia y tu infancia. Tenía muchas ganas de saber por qué este blog se denominaba así.
BIPOLAR: ¡Qué agradable que, un año y medio después alguien entre en estas primeras entradas!
Eu já havia me perguntado o significado do nome.Teve excelente idéia.
MAGUI: Gracias por comentar esta entrada, de hace casi ya dos años.
Me ha gustado mucho tu texto explicando el porqué del nombre del blog. Es muy poético y me ha traído recuerdos de mi infancia. En los veranos íbamos a una casa de campo de mis tíos y me bañaba en un caz que pasaba muy cerca. ¡Qué tiempos...!
Entré a tu blog a través del de Tuccitano, de vuestro grupo de lectura del Quijote.
LUISA M.: Venir a La Acequia desde Tucci es usar una magnífica puerta de entrada. Bienvenida a La Acequia, en la que espero encontrarte en próximas ocasiones.
No sé si te sigo o te esquivo en este mundo virtual. Frecuentamos amigos comunes, veo tu foto y tus comentarios en varias páginas. Hoy te visito desde el periódico de Rafa. Me ha gustado que tengas esa entrada de explica el origen del nombre de tu blog. La acequia origen, la acequia como guia de tus palabras.
Prometo no esquivarte ni seguirte más. Entraré en tu acequia, si me lo permites.
ANABEL: Bienvenida a La Acequia. Espero que aquí te encuentres a gusto. Muchas gracias por venir al origen.
Como ya es 12, vengo a esta entrada de hace dos años, la segunda del blog. Las cosas están esperándonos en un recoveco del camino, como tú dices... Los recuerdos de quien fuimos hace años nos impulsan hacia el futuro, o quizás nos detienen un momento para que reflexionemos como entonces no hicimos.
Sacaste hace dos años las aguas de tu acequia a recorrer tu mundo actual, y parece que han regado muchos campos desde entonces.
Y ahora vuelvo al presente.
CECILIA: gracias por tus hermosas palabras y venir a hace dos años.
quizá por ser cercana a su tierra, por vivirla en otra ciudad pero casi gemela, su escrito me recordó a Martín Garzo, me transportó y dejó una cierta nostalgia que me sorprende por no ser mia.
Aprovecho este comentario (no quiero invadirle el correo) para felicitarle por el 2º aniversario.
Espero que celebre muchos más y poder seguir disfrutandole.
Por cierto, imperdonable no haber leido esta entrada antes
Besos
TEQUILA: gracias por tus palabras y tus sentimientos. Y tu felicitación, por supuesto. Besos.
Bonitas palabras y hermosos recuerdos que explican el nombre de tu espacio.
He alquilado una barquita para ir navegando por tu acequia que ha despertado la inquietud de leer El Quijote.
Besoss
NEREA: encantado de verte navegar por aquí. Besos.
Un título precioso. Los que tenemos una infancia de pueblo apreciamos más su belleza, si cabe.
Herminia.
HLO: gracias por venir al inicio...
Era el momento de investigar, curiosear un poquito el alma. La explicación me ha emocionado.
ELENA: bienvenida al inicio...
eres muy afortunado por recordar tu infancia con magia.
bicos.
No lo he podido resistir, Pedro, me gusta remuntar aguas, a contracorriente y hacerlo aquí es un honor y un placer...
Besos, desde el 2007 hasta hoy...
me dejé un año enterito...¡¡2006!!
Bueno, aunque ya hace sobre un año que nos conocemos, reconozco que nunca buceè tan hondo como hoy, que lleguè al inicio.
Sì leì la entrevista que te hicieron en el Diario de Burgos.
La llevo impresa en el coche, me acompaña a donde voy. Junto al Quijote y otros libros y papeles de "primera necesidad" para el "hambriento intelectual".
Que nunca nos falte esta hambre de conocimientos, por La Acequia va uno por buen camino.
Un abrazo desde este gènesis
Buenas tardes, profesor Ojeda:
Aunque desde el descubrimiento de su acequia, había buscado su origen, no había dado con la fuente.
Si hubiera leído antes este texto,la imagen del perro comiendo las moras, habría sido inolvidable.
Saludos. Gelu
P.D.: Las morás sí están deliciosas con leche y azúcar.
ALDABRA: también hay cosas que uno no quisiera recordar. Besos.
SELMA: siempre hay tiempo para volver sobre los pasos. Gracias por tu constancia.
ANTONIO: Mil gracias, querido Antonio.
GELU: yo tampoco puedo olvidarla. Saludos.
Leer la explicación del por qué del nombre de tu blog me ha transportado por unos instantes al pueblo de mi madre donde pasábamos los veranos en casa de los abuelos. También había alguna acequia que otra y también nos estaba prohibido acercarnos. ¡Qué tiempos!
Un abrazo
PD: Sigo dándole vueltas al tema de la lectura del Quijote, así que voy a seguir dándome un paseo a lo largo de esta acequia a ver si me acabo de animar
ASUN: gracias por tus palabras y venir al inicio. Si te animas a sumarte a la lectura, no te arrepentirás: puedes comenzar por el inicio y buscar las entradas correspondientes.
Un abrazo.
Qué ternura hay en tus recuerdos, qué bien elegido el nombre, no es un río, ni un canal, una humilde acequia que alimenta la tierra en silencio. Un abrazo nuevamente
Qué bonito :)
Querido Pedro , como gostei de ler esta tua memória de infância...
Beso, amigo mio :)
Si hubiera leído esta entrada anteriormente hubiera sabido de dónde venía "lo esencial" en ti. Y lo transmites en lo que compartes de tu infancia, de tu madre, de la leche, el azúcar y las moras...de ese perro que solía estar por ahi... de esa obediencia y buen muchacho de pequeño y cómo la curiosidad nos hace encontrarnos con la vida....simple!
Un abrazo grande,
Ali
Es precioso este texto. La palabra siempre me ha gustado muchísimo, a pesar de no haber tenido ninguna cerca y de haber oido historias terribles de elllas, que aún no consigo entender
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