jueves, 13 de diciembre de 2018

Un autor de éxito con una vida intensa y noticias de nuestras lecturas.


Hay pocos autores en la literatura española como Vicente Blasco Ibáñez (Valencia, 1867 - Menton, Francia, 1928). Sin duda alguna, vivió la vida siempre con intensidad en todo lo que hizo. Fue político y agitador de masas, periodista y editor, promotor de proyectos colonizadores, escritor de fama internacional. En vida gozó de una gran popularidad, fue admirado por muchos y temido por otros tantos, perseguido por sus ideas y acciones -lo que le llevó a exiliarse en varias ocasiones-, dio nombre a una forma de activismo republicano y antimonárquico, pero también decidió asociarse con la industria naciente de la cinematografía para hacerse millonario, puso la escritura al servicio de sus ideas, pero cuando quiso o lo necesitó puso en práctica las técnicas comerciales de la literatura para ganar dinero en el mercado internacional. Desorientó y mucho a los críticos, que aún andan perdidos en eso: todos alaban el vitalismo de su obra, la fuerza y la energía de sus propuestas literarias, pero suele criticarse que subordinaba la calidad a la eficacia narrativa. Por decirlo de algún modo, Blasco Ibáñez no se paraba en chiquitas a la hora de resolver un argumento y hacerse entender por el lector común.

A la altura de 1919, cuando se publicó Los cuatro jinetes del Apocalipsis, gozaba de una larga trayectoria como novelista, incluyendo un puñado de obras que, por una u otra razón, permanecen hoy en día: Arroz y tartana (1894), La barraca (1898), Entre naranjos (1900), Cañas y barro (1902), etc. Con Sangre y arena (1908), una novela llena de tópicos, contraria a su forma de pensar sobre la tauromaquia, pero enormemente eficaz en la narración para un público amplio, alcanzó su primer éxito internacional. Por entonces ya llevaba un tiempo alejado del activismo político y dedicado íntegramente a su carrera como escritor (no retornaría a la primera línea política hasta la dictadura de Primo de Rivera) y la vida le había llevado también Argentina (Blasco había viajado a Francia, Italia, no era un escritor local en absoluto). También se había arruinado por los proyectos colonizadores en América y necesitaba dinero.

Cuando se desató la guerra mundial en julio de 1914 vio su oportunidad. Por una parte, era un ferviente aliadófilo y desde el primer momento escribió a favor de Francia y en contra de Alemania, cuando pocos se atrevían a salirse de la línea marcada por esta en la política internacional y en España abundaban los germanófilos a pesar de la neutralidad oficial. Era la ocasión de manifestar su forma de pensar ante un conflicto en el que se enfrentaban las grandes potencias mundiales y sus diferentes formas de entender las relaciones del poder con los individuos. Por otra, su instinto le dijo que dar testimonio de la guerra como periodista y novelista era la ocasión para consolidar su carrera como escritor internacional y tener éxito. No dudó en trasladarse a París, en donde residió los cuatro años de guerra, incluso cuando el frente estaba tan próximo que bastaba una hora en automóvil para estar junto a las trincheras alemanas. Y allí escribió Los cuatro jinetes del Apocalipsis, con la que consiguió fama mundial. La novela se convirtió en la más vendida en los Estados Unidos en 1919 y le abrió las puertas de Hollywood (de la novela se han hecho dos versiones exitosas en el cine: 1921, protagonizada por Rodolfo Valentino, y 1962, con Glenn Ford). Le hizo rico también.

Hasta mediados de enero dedicaremos nuestro club de lectura a esta novela en la que se nos cuenta la gran guerra desde una historia en la que dos ramas de una misma familia se enfrentan. Un placer para la lectura, que nos ayuda también a reflexionar sobre aquella guerra y sobre la misma construcción de literaria que tenía Blasco Ibáñez, un tipo de escritor poco común en el panorama de las letras españolas.

Los cuatro jinetes del Apocalipsis está disponible en varias ediciones en papel, algunas muy asequibles en precio. También en internet. Recomiendo la edición de la Biblioteca Cervantes Virtual, que puede leerse en este enlace.

Noticias de nuestras lecturas

De París a Argentina y de Argentina a París nos lleva el inicio de la novela. Y fija las premisas tal y como señala Carmen Ugarte en este primer comentario del libro de Blasco Ibáñez.

Cambios en el listado de lecturas del presente curso

Como a la ocasión la pintan calva, los miembros del club de lectura nos sumamos al proyectado viaje de Alumni UBU a Sevilla con motivo de la exposición que conmemora a Bartolomé Esteban Murillo en el Museo de Bellas Artes de aquella ciudad.

Por esta razón, en el mes de febrero leeremos la novela El color de los ángeles de Eva Díaz Pérez (Planeta, 2017), que recrea la vida del pintor y la Sevilla de su tiempo. El resto de las lecturas continuará de la siguiente manera:

- Marzo: Los amores equivocados, de Cristina Peri Rossi.
- Abril: Concierto barroco, de Alejo Carpentier.
- Mayo: Tea Rooms, de Luisa Carnés.
- Junio: La Tesis de Nancy, de Ramón J. Sender.
Recojo en estas noticias las entradas que hasta el miércoles hayan publicado los blogs amigos. Entrada del Club de lectura cada jueves, en este blog, Información sobre el presente curso en el club en este enlace.

ADVERTENCIA: Las entradas de La Acequia tienen licencia Creative Commons 4.0 y están registradas como propiedad intelectual de Pedro Ojeda Escudero. Pueden ser usadas y reproducidas sin alterar, sin copias derivadas, citando la referencia y sin ánimo de lucro.

6 comentarios:

andandos dijo...

Espero reengancharme.

Un abrazo

Myriam dijo...

Una personalidad harto interesante que por eso de hacerse rico y otras cosas, como la de salirse de la norma, habrá despertado mucha envidia en los ambientes mediocres, supongo.

Empecé a leer este libro; ya tengo todos los otros comprados y seguiré tus clases como siempre, al igual que los aportes de los compañeros. Pero la vida y la familia requieren de mi que vuelva a viajar pronto y que mi energía esté puesta en ellas al cien por cien, por lo que muy a mi pesar "De amores y relaciones", a partir de mis saludos para estas fiestas el 21 de Diciembre, quedará en receso pero abierto.

Besos

Abejita de la Vega dijo...

Leí "Los cuatro jinetes del Apocalipsis" este verano, un novelón de los de antes, de cuando los desocupados lectores burgueses pedían un buen tomo para disfrutar de largas horas de lectura, sin demasiadas complicaciones, en sintonía con sus gustos e intereses. Y ahí estaba el novelista para satisfacerles, un "narrador eficaz" para un público internacional. Y el lector de ahora, no tan burgués ni tan desocupado, se sorprende al encontrar una lectura más larga de la habitual, a ver si empieza la guerra de una vez, un tanto panfletaria, qué malos los alemanes, sin complicaciones de psicologías y zarandajas, qué planos los personajes.¡Pero disfruta leyendo! ¡Y la eficacia no es grano de anís!

Comenzamos.

Un abrazo, Pedro.

Luis Antonio dijo...

Siempre he tenido debilidad por este controvertido escritor. Sobre todo cuando la lectura de sus obras estaba prohibida en España. Visíté su casa en la playa de la Malvarrosa de Valencia y la de Menton (Francia).

Como buen republicano, se enfrentó con la Monarquía y fundó el diario Pueblo en 1894 que marcará la vida política y social de su Valencia natal hasta su incautación en 1939.


Triunfó en Hollywood con las adaptaciones de sus novelas
: Sangre y Arena y Los cuatro jinetes del Apocalipsis


Saludos

Ele Bergón dijo...

Es curioso, pero en una autobiografía de C.G.Jung, que leí antes de " Los cuatro jinetes del Apocalisis, el autor suizo describía un sueño premonitorio que tuvo, sobre este desastre que fue La Gran Guerra y de la que yo había leído muy poco.

A ver si este semana hago la entrada.

Besos.

pancho dijo...

Los cuatro jinetes es una de esas novelas sin complicaciones narrativas que se leen de un tirón, no todo va a ser Pedro Páramo o Cien años de soledad, por citar algo complicadillo de lectura reciente.
Blasco Ibáñez es como un verso suelto de la literatura española, hay pocos escritores paisanos que escribiendo novelas se hayan hecho millonarios como le pasó a él después de Los cuatro jinetes. Dicen que vendió más de dos millones de libros en los Estados Unidos.
Coetáneo de todos los escritores del 98, pero nadie lo mete en la famosa generación, aunque como no existe como tu dices, pues todos contentos.
La descripción de los desastres de la guerra pone los pelos de punta, indica a las claras que lo vivió de cerca. Qué bien le vendría su lectura a esos nacionalistas arriscados que hablan de la vía eslovena...
La obra sobre Murillo muy bien traída, a ver si me hago con ella.
Un abrazo.