martes, 2 de octubre de 2007

Revisionismo histórico.

Paisaje castellano de la Tierra de Campos vallisoletana.


Dice el DRAE que revisionismo es la "tendencia a someter a revisión metódica doctrinas, interpretaciones o prácticas establecidas con la pretensión de actualizarlas". Las enciclopedias distinguen entre revisionismo bueno y malo, siendo aquel el que procede a la luz de nuevos descubrimientos o nuevas metodologías y éste el que intenta manipular la realidad para llegar a conclusiones que tuerzan el significado del pasado sobre todo con intereses políticos.

Es un buen inicio para mi primer día de clase de Literatura histórica española, una asignatura optativa en la Licenciatura de Humanidades que siempre me ha dado satisfacciones desde el mismo día en que la concebí. En ella estudiamos la literatura de temática histórica que se ha producido en español desde las primeras manifestaciones hasta hoy y proponemos una metodología para su análisis. Es sorprendente ver cómo la literatura histórica nos cuenta lo que hemos sido siempre desde nuestro presente de receptores. ¿Significa lo mismo una novela histórica romántica para un lector del siglo XIX que para nosotros? El pobre Cid, por ejemplo, ha pasado por muchas manos.
La literatura histórica nos señala, desde lo ficcional verosímil, las necesidades colectivas de las épocas a las que pertenecen los textos: su concepto del individuo y la sociedad y las grandes cuestiones de cada tiempo. Pero a mí me suele interesar también, y más con la presencia de los alumnos erasmus que, desde diferentes orígenes, llegan a mi aula con amor por la cultura española, la revisión del concepto de España que suelen acarrear las obras literarias. ¡Y cómo se ajusta milimétricamente a la situación política de cada momento y a las corrientes de pensamiento!
Toda nación parte, para legitimarse, de una mentira histórica contada a posteriori para dar solidez a un statu quo o a una identidad colectiva. Detrás de la esencia de cada nación, por lo tanto, hay un revisionismo histórico de segundo grado que se superpone a una realidad anterior. Sólo permanecen aquellas que encuentran su lugar en el contexto geoestratégico y una fuerza interior de cohesión que las vertebra e, incluso, les da una proyección exterior que las hace respetar por otras naciones o que ayuda a su expansión. Por eso, Europa, que es para nosotros una entidad cultural similar a la que fue España en la Edad Media para los habitantes de la Península Ibérica, no termina de asentarse.
Luego, a mi vuelta a casa, he encontrado en un sobre viejas fotos de la Tierra de Campos que ahora digitalizo aunque no tengan unas condiciones perfectas. En ellas veo, sobre todo, horizontes, amplios horizontes: quizá es por eso que la historia de estas tierras se ha dilatado tanto que ha perdido el punto de cohesión. Tampoco es mal final para una nación: deshacerse en otras hasta convertirse casi en mito. Esa fue, en gran medida, la Castilla cantada por los escritores de principios del siglo XX. Gran parte de esto constituye su esencia y su permanencia pero también su debilidad como realidad política actual. Luego están los malos gobernantes y la desidia de los habitantes.

10 comentarios:

Caelio dijo...

Justo lo que yo decía ;-). El revisionismo. Es obvio la manipulación que sobre la Historia ejercen los políticos principalmente los que cojean del lado nacionalista (de todos los nacionalismos). Han de revisar la Historia para manipularla y convertirla a su catecismo. Ejemplos actuales, la manipulación de un supuesto héroe prerromano: Corocotta. Se disputan entre cántabros y vascos sus andanzas cuando cobra fuerza la tesis de que nunca existió.

Hay otro revisionismo, el científico y es el que más vigilante estoy. Los científicos son los encargados de derribar mitos y leyendas y con datos en la mano asegurar certeramente cada episodio de nuestra Historia.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Compenetración, querido Caelio, compenetración ;-)
El revisionismo político ha conducido a guerras, ¡tantas!. Es electoral y pretende que todos comulguemos con ruedas de molino.
Con el académico, exacto: vigilancia y denuncia.

Diego Fernández Magdaleno dijo...

Tierra de Campos, infinitamente.
Eso decía Jorge Guillén.
Aquí te esperamos.
Abrazos,
Diego

Pablo A. Fernández Magdaleno dijo...

Lamentablemente más debilidad y desidia que esencia. Desde lejos lo veo muy claramente
Un abrazo

Antonio dijo...

Pienso que el mismo término "revisionismo" encierra ya connotaciones peyorativas: si se tiene la necesidad de 'revisar' algo, probablemente sea por querer buscarle los tres pies al gato, por tratar de explicar o justificar lo inexplicable o injustificable, por querer pretender que algo parezca lo que realmente no fue.

A las clases dirigentes siempre les ha interesado utilizar en beneficio propio los sentimientos de identidad colectiva, para tener a las masas a sus pies. Y hay que ser demasiado frío y demasiado cauto para no servir en bandeja tu conciencia identitaria al dirigente, por mucho que trates de impedirlo. Aprovechará cualquier momento de irracionalidad que vea en ti para utilizarlo a su antojo.

Cordiales saludos.

Anónimo dijo...

Ayer, EL PAÍS publicó en las Cartas al Director el penúltimo post de mi blog. Trata este tema: el revisionismo de la Historia. Aunque desde otra óptica.
Creo que comparto tu interés por desligar el núcleo de lo accesorio pero ¡Es tan difícil! Constantemente tenemos que sortear las trampas que nos preparan los "moldeadores" de la Historia. Sin embargo, es un reto ilusionante.
Tu post... ¡una pasada! Lo reeleré con más calma junto a una caelia ;-)

Anónimo dijo...

Y esto que es?

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Se me pasó la publicación de tu post en El País. Corro a vero. Enhorabuena.
Un abrazo.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Gracias a todos por vuestras palabras.
En cuanto a "Unión, progreso, democracia", no veo muy claro el sentido de tu comentario. Normalmente, en esos casos, no los publicó hasta que no se comenten mejor, puesto que suelen esconder un mero deseo de publicitar otro blog.
Ahora bien, si lo que quieres es un debate sobre el nuevo partido, ya he expresado mi opinión en algún sitio: no es un partido político sino una plataforma cívica con algunas cosas razonables y otras que, al saltar a la organización como partido, dejan mucho que desear por sus carencias y el origen motor. Un partido político es mucho más que la mera confrontación de ideas.
Tampoco veo muy clara la razón por la que se dejan usar por algunos que, en el fondo, están muy lejos de su ideología, con lo que permiten que se desvíe el foco de atención del propio discurso que sustentan.
Por supuesto, las urnas pondrán a cada uno en su lugar. Para bien y para mal: es el ejercicio democrático del voto el que decide el éxito o fracaso colectivo de unas ideas y unos proyectos. En democracia, finalmente, es lo que cuenta. Ahora bien, siempre es buena la aparición de un partido político que entre en el debate de las ideas: tenga o no éxito, obligará a posicionarse al resto y a los electores.
No pienso que sea un partido que nazca con idea de permanencia (lo que, en sí mismo no es malo ni bueno).
Por otra parte, me parecen exageradas algunas afirmaciones del post al que redireccionas no sé si para que lo comente yo o porque de verdad es tuyo (no me ha quedado muy claro).
Precisamente, por la distorsión pueden perder lo razonable de la base que las sustentan.
Otras, directamente, no las comparto.
Pero la opinión es libre. Y sus maneras, mientras se mantengan en el debate razonable.

Manuel de la Rosa -tuccitano- dijo...

como bien dices el revisionismo político ha llevado a lo largo de la historia a numerosas guerras...hoy día sufrimos este tipo de revisionismo desde muy distintas versiones y visiones, pobre se queda cuando se utiliza y se manipula para extraer beneficos electorales.

Un saludo