Hoy me he parado a mirar el surtidor de agua sagrada de esta humilde fuente. Cuando ni yo mismo recordaba cuánto rato hacía que estaba parado ahí y mi sombra se confundía con su rumor leve, un pequeño gorrión se apoyó en el borde y bebió de ella. Aun recuerdo el sabor de esa agua en la infancia. Venía yo preocupado y azorado por mis cosas de hoy y la memoria me llamó insistente.
5 comentarios:
Ahora casi no hay fuentes en las calles por que tampoco hay casi sitios donde jugar y hacer sed.
Muchas cosas se perdieron.
las ciudades se nos han hecho inhóspitas, macacolandia.
Burgos CIUDAD INHOSPITA!!
TU diras
Las ciudades, todas las ciudades.
Que bueno es pararse y mirar....
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