lunes, 9 de enero de 2023

En la hora de la cosecha, surge la ira

 


Alimentada convenientemente, la ficción de la realidad produce monstruos terribles y en los corazones nace la ira.

Deimos y Fobos eran gemelos, hijos de Ares, dios de la guerra, y Afrodita, diosa del amor. Deimos llevaba dentro de sí el dolor y la ira y los provocaba a su alrededor. Fobos, el pánico y el horror. Por separado eran fáciles de dominar, pero juntos, cuando acompañaban a su padre, eran invencibles. La ira y el pánico causaban estragos por su capacidad de destrucción. Allá por donde pasaban todo quedaba devastado: amistades, familias, amor, ciudades, culturas enteras. Incluso cuando penetraban a la vez en un mismo ser, la persona quedaba aniquilada porque la ira y el pánico destruyen completamente a quien los tiene dentro de sí. Esto lo saben bien los sembradores de miedo. Con una buena cosecha de terror, antes o después llega la ira. Llevamos casi un cuarto de siglo dejando que en nuestros campos se siembre temor. En vez de cereales o patatas, hay vastos campos de terror. En vez de girasoles o frutales, miedo. En la hora de la cosecha, surge la ira.

Unos cientos de ultraderechistas han tomado al asalto el Congreso de Brasil y otras sedes institucionales como hace dos años hiciera otro grupo de igual ideología con el Capitolio de los Estados Unidos. Coinciden en gran parte de su pensamiento y en el motivo último: negar la legitimidad de los nuevos presidentes electos, pidiendo que se invaliden las últimas elecciones por fraudulentas. Da igual que se expongan los datos y los controles que garantizan el resultado, puesto que no están dispuestos a aceptar nada más que su opinión sobre los acontecimientos. Son personas intoxicadas por la propaganda y el cuestionamiento general del sistema. Este inicio del siglo XXI manifiesta la destrucción de las bases de consenso de las democracias liberales asentadas tras la II Guerra Mundial como el siglo XX comenzó con la destrucción de los sistemas políticos generados tras las revoluciones del siglo XIX. Hay muchas diferencias entre ambas situaciones, especialmente que aún no se ha provocado una alteración de la magnitud que se produjo tras la Revolución rusa o la aparición de los fascismos europeos (de todo ello se va cumpliendo un siglo), que tienen raíces muy distintas, por supuesto, pero responden al descrédito e ineficacia de los sistemas que regían por entonces. Esta es la clave que une ambos períodos históricos: un sistema en decadencia que no da respuestas a la demanda de sectores de la población que hasta ese momento no se cuestionaban su vigencia y que, con las sucesivas crisis económicas y morales, sienten la alteración de un tipo de vida que creían estable. Su ideología se alimenta precisamente de esta ficción, de ese sueño de un pasado estable que, en realidad, no existió nunca. Desde hace décadas se percibían todas las señales de lo que ocurre ahora puesto que no es más que una consecuencia de los últimos procesos de globalización. Una globalización inevitable en la que las estructuras nacionales se han resentido y estallado hasta el punto de que los gobiernos estatales no son ya lo que eran hasta hace veinte o treinta años. Vivimos en una ficción de países anclada en sueños nacionales que no responden, en absoluto, a la realidad, pero cuya nostalgia sirve para alimentar el descontento de estos grupos de ciudadanos. No se puede razonar con ellos porque su visión está sesgada por esa nostalgia y por el resentimiento de que otros -los inmigrantes, los comunistas, las feministas, los ecologistas, los trans, los funcionarios, los científicos- solo procuran la destrucción de un sistema de vida en el que ellos creen haber vivido mejor.

Curiosamente, en estos sectores descontentos hay muchos que antes no estaban de acuerdo con el sistema que ahora reivindican. En España, por ejemplo, esgrimen la condición sagrada de la Constitución de 1978 grupos ideológicos que en su día estuvieron en su contra. En los Estados Unidos, en Brasil, en España, en Hungría, en Polonia, viven una mentira que no se creían antes, pero aunque se la creyeran y fuera un pasado verdadero, ya no sirve para la realidad actual. Una realidad dominada por la globalización y por el inmenso poder de grandes corporaciones multinacionales que nos han convertido en clientes por encima de nuestra condición de ciudadanos. En la historia, nunca ha servido de nada anclarse a verdades ideológicas grabadas en bronce.

Dicen que a los gemelos Deimos y Fobos solo podía diferenciarlos su hermana, Harmonía, que esta era la única capaz de distinguirlos y amortiguar sus efectos, procurando la concordia.

Hubo un tiempo en el que se proclamaron los derechos universales del ser humano, los derechos civiles y políticos, aquellas razones que hacen a los seres humanos iguales independientemente de su lugar de nacimiento, sexo, condición, idioma, religión. Reconocer que los mismos derechos que queremos para nosotros deben tenerlos todos los habitantes del planeta. Quizá sea el momento de regresar a esa senda y tejer la nueva realidad con los verdaderos mimbres de la concordia.

10 comentarios:

Emilio Manuel dijo...

"la ficción de la realidad produce monstruos terribles y en los corazones nace la ira", ¿no fue Goya quien dijo algo parecido?.

¿Concordia?, esa palabra no se sabe conjugar.

Saludos

Sor Austringiliana dijo...

Los sembradores de miedo atizan la nostalgia de algo que nunca existiió. Y están aquí, su lenguaje es fácil de distinguir, nos asustan, es lo que buscan. Asustar y convencer, estos son los culpables... Soy lo suficientemente mayor para recordar a aquellos que hoy se llenan la boca con la Constitución. Gracias, Pedro, por tu reflexión tan necesaria en este tiempo de Fobos y Deimos.

María dijo...

Es tan cierto todo lo que te acabo de leer que debería decirte AMÉN y fin.

Lástima que mis dedos nunca son capaces de parase a tiempo; ) los peores amigos del ser humano son estos dos hermanos, el miedo y la ira, sin ninguna duda, y sin ninguna duda los estamentos suprancionales ( corporaciones, multinacionales e instituciones de todos los colores a su servicio) que es verdad hoy son los verdaderos jefes de gobierno del Planeta, parece están empeñados en amedrentarnos con todo tipo de miedos y amenazas para así subyugarnos y que nadie levante la cabeza o se mueva fuera de la fila. Lo ocurrido en Brasil, tal cual cuentas no es más que gente desencantada espoleada por el odio, frustración e ignorancia al servicio del fascismo. Una pena enorme!

Gracias, un abrazo!

São dijo...

Estamos num caminho eriçado de incertezas e medo e quem, de algum modo, lucra com esta desorientação atiça tudo quanto de pior existe no ser humano.

A tua análise é certeira e subscrevo-a na íntegra.

Fuerte abrazo ,querido amigo.

Doctor Krapp dijo...

Esclarecedor texto con el que estoy plenamente de acuerdo.
La historia es cíclica y estamos en ese momento en que una civilización no acaba de morir y lo nuevo que llega, no está definido y causa verdadero desasosiego porque nos instala en la incertidumbre, siendo como es más mutable, menos sólido, "Todo lo que era sólido" como el titulo del libro de Muñoz Molina.
Lo malo es que también hay un gigante desbocado que hace de las suyas, llamado tecnología y eso pone a prueba la capacidad y la necesidad del ser humano de encontrar asiento. Aunque a lo mejor lo que debemos recuperar es el espíritu de la trashumancia.

Fackel dijo...

Estos brasileños de ahora han copiado de aquellos de los Trump. Espero que a finales de año en España algunos no copien ni de estos ni de aquellos, pero van preparando el camino, al menos con palabras infames, descalificaciones canallescas e interpretaciones y engaños mentirosos. Tienen una corte de medios a su servicio, muchos de ellos pagados con erario público, vía subvenciones o publicidad, que solo saben reproducir la voz del amo.

Mavi dijo...

Cuanto miedo se siente. besicos.

El alma de la abuela dijo...

La política del miedo lleva existiendo tanto tiempo que ya es imposible de distinguir, y más aún cuando viene dirigida por intereses económicos, que como bien dices, ya nos han convertido en clientes en detrimento de la condición de ciudadano y sobre todo de la de humano. No podemos permitir que éste tipo de políticas dominen y lleven a separar más los pueblos que a unirlos para un fin común que ha de ser el bien global de cada individuo de éste mundo...Gracias Pedro, ¡¡un saludo!!

Alimontero dijo...


Que buena entrada Pedro, profunda y real.
El miedo y la ira son tan antiguos como el hilo negro, diría mi madre. Desde el comienzo de la humanidad.De esta form se puede domar a la población, con ello se manipula y los que están en este mecanismos siguen como ovejas en fila.
La pandemia demostró que todo está caduco...las crisis son para sacar la viejo y dar paso a lo nuevo...y que tienen de nuevo los hermanitos estos? Nada! lo mismo de siempre!
Lo nuevo es lo quehay que crear... transformación, se llama.

Veremos Pedro, qué nos trae de nuevo la hermana Harmonía...

beso,
Ali

LA ZARZAMORA dijo...

Esta locura y esta espiral ya no hay quien la frene... sólo tal vez lo lograse una pandemia informática... ;)