Siempre que me despido del mar tengo la sensación de que será para siempre. En el fondo, a los que somos de tierra adentro, el mar nos parece una sorpresa, algo que no estará allí para que lo contemplemos cuando regresemos.
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Caminamos por el otoño. No hay que correr más de lo conveniente, pero por muy bueno que se nos presente en lo meteorológico, este otoño se me antoja huraño e invernizo, como esas tardes de domingo lluviosas de diciembre. Mal encarado este otoño, pero hay que vivirlo como venga.
Me refugiaré en los castañares, en los robledales de la sierra, en las laderas de la umbría en la que todo huele a tierra húmeda. Senderos que trepan hacia lo alto, como si la luz de los claros del monte esperara al viajero.
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Mientras tanto, al volver la cabeza en Praia Verde, el mar lucía como si solo él fuera lo verdadero.
8 comentarios:
Alguna vez, una de esas despedidas, será efectivamente para siempre. Sólo esperemos que continúe retrasándose.
Saludos,
J.
A los granainos el verano se acabo y pasamos directamente al invierno, 3º de mínima en estos días, estamos acostumbrados.
El mar te esperará, te queda mucho mar todavía.
Abro mi ventana al otoño huraño, el viento agita las ramas de los árboles y puedo oír un susurro de lluvia. Buena cara...y cada uno a nuestro refugio, nuestras umbrías. Siempre hay senderos.
Feliz domingo.
Por favor, no pienses nunca que será la última, porque a la mar siempre se vuelve.
Aunque el panorama esté movido, parece que el otoño invita a la calma.
Los colores de otoño son preciosos, todo tiende al ocre anaranjado, la luz caída, las hojas cansadas, el ramaje ralo... Un tedio creativo lo envuelve todo.
Saludos
Francesc Cornadó
Sí, a mí me pasa lo mismo, creo que ya no volveré a verlo cuando digo adiós al mar. Mira este año no me he encontrado con él, pero espero que al año que viene sí.
Ya estamos en otoño, un otoño que parece más invierno que otra cosa, pero lo importante es no perder la sonrisa en ningún momento.
Me alegra leerte, Pedro, ando sin tiempo y ahora que tenía un ratito vengo a visitarte.
Besos y feliz domingo.
Creo que es cierto lo que dices del mar. No me imagino que las montañas o las llanuras, más en tu caso, desaparezcan. Yo también soy de interior y, ahora, también de río.
Un abrazo, veremos este otoño.
El mar siempre te estará esperando porque le gusta tu mirada.
No se presenta apetecible este otoño,pero los árboles, seguirán su rutina de vestirse de amarillo.
Besos
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