Cuando cesen los gritos

Cuando cesen los gritos y rellenéis
los partes con los muertos, los heridos,
las casas destruidas, las familias
separadas, las cifras de los pobres,
la lista de los odios,
cuando paséis la página del libro
de las grandes palabras de la historia,
en el tiempo de arriar las más hermosas
banderas que inflamaron vuestros pechos,
preguntaros
en qué momento fue la sementera,
qué parcela labrasteis, con qué cuido
mimasteis el solar del semillero,
cavasteis vuestro surco para hacerlo
el más recto, el más puro,
el de mejor estiércol,
con qué azada esponjasteis esa tierra
como si fuera vuestra para siempre,
haciéndola más suya sin saberlo,
no de todos;
si fue vuestra labor levantar vallas
con su alambre de espinos y matar
las malas hierbas; dónde estabas tú,
en qué cosas andabais
vosotros distraídos,
en qué pensaba yo
haciéndoles la trilla y aventando
mientras ellos trazaban la tristeza
y decían
la cantidad de tierra que dejar
en los bancales para los que caigan,
siempre nuestros, jamás de las familias
que pisan las alfombras más espesas,
por qué les coseché las uvas
de los vinos más selectos,
en qué pensaba yo
cuando soltaron, fieros y engreídos,
la rabia y la mentira
se apropió de los campos de batalla
para que nada cambie
y el hombre muerda al hombre.
Qué triste historia cuenta
esta tierra.

© Pedro Ojeda Escudero, 2017