Desde el Ventorro Pelayo la ciudad cabalga la loma como si no quisiera mojarse los pies en el Cuerpo de Hombre. Se aúpa para mirar la sierra y las alturas -la Covatilla, el Calvitero, la Ceja-. Alargada, es aún Castilla pero casi ya Extremadura o ya extremeña y casi castellana. Su pasado fabril y comercial le dio fama: había ricos de Béjar que vivían como dice el refrán pero también obreros que madrugaban y bajaban y subían a diario las cuestas que los llevaban a las fábricas textiles. Béjar es señorita y obrera, orgullosa y sencilla. Y todo se puede resolver bien ante un calderillo. De aquellos tiempos fabriles no queda ya nada: esqueletos de naves industriales en los que resuena el río y una calle mayor vaciada en la que un puñado de comerciantes se empeña en dar color y vida. Debe reinventarse, como buena parte de esta región que se despuebla y para ello no debería mirar muy lejos porque tiene cerca donde agarrarse: el Castañar, su sierra, las callejas y senderos, las peñas. El paisaje y la gente.
Avanza ya la otoñada -apenas ha llovido- y vendrán los calbotes y las nieves y las laderas se cubrirán de gradación de verdes y marrones con rumor de regatos. Ya está llena la sierra de quitameriendas. Y comienzan los frutos de otoño. Béjar cabalga la loma, se recoge hacia el invierno sobre sí misma asombrada de tanta belleza.
Avanza ya la otoñada -apenas ha llovido- y vendrán los calbotes y las nieves y las laderas se cubrirán de gradación de verdes y marrones con rumor de regatos. Ya está llena la sierra de quitameriendas. Y comienzan los frutos de otoño. Béjar cabalga la loma, se recoge hacia el invierno sobre sí misma asombrada de tanta belleza.
7 comentarios:
Y tanta decadencia en las calles.
¡Ay!
Porque la foto y la descripción son muuuuuy lindas.
Besos y besos
Não conheço Béjar, mas a tua descrição a tornou real ante meus olhos.
Besos, amigo mio
No conozco Bejar pero tú me las has hecho atractiva dándole ese sabor antiguo y venerable.
Creo que he estado una vez en Béjar, hace ya unos años. Y en Candelario, y en otros pueblos cercanos, coincidiendo con una ola de calor, eso sí lo recuerdo bien. Esa decadencia de la que hablas parece que la siento yo cuando paso, más a menudo, por Belorado. Me compré un cinturón de cuero hace un par de años.
Todos estos nombres eran, en mi juventud, algo parecido a míticos, como Ortigueira o la isla de Man. Con el tiempo he pasado por algunos de ellos. Me gustaría estar en Bares, o en Burgos, cuando cae una de esas nevadas que hacen época. Me conformo con las nieblas, también de época, de aquí. Cada año se repite algo parecido, y nos parece nuevo o casi. Hay nombres que por sí solos evocan ambientes: Cuzcurrita del río Tirón, por ejemplo. Supongo que algo parecido les ocurre a otras personas con el Pirineo de Huesca, que poco a poco también se va desdibujando. Quedan, para nuestra vejez, los recuerdos y los libros o poemas escritos sobre ellos. Si somos capaces de acordarnos.
Un abrazo
Tierras bellísimas aquéllas.
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