Adentrarse en
la poesía de Fermín Herrero es
reconocerse en un territorio que debería estar en lo más profundo de
cualquier ser humano. Frente a la ausencia del paisaje natural en gran parte de
la poesía española contemporánea, el poeta se instala en él para hablarnos de
las cosas importantes de la vida desde la humildad de quien se sabe un eslabón
más en ella. No se trata de un paisaje abstracto o convencional sino concreto,
por eso mismo, con una capacidad universalizadora de una altura poética y
humana que no se logra con otro tipo de poesía.
Los últimos poemarios de Fermín
Herrero han construido una voz propia con estas características, especialmente
en esa obra maestra que fue La gratitud
y que es muy reconocible en su último poemario, Sin ir más lejos (Premio Jaén de Poesía y Premio de la crítica
nacional), que profundiza en la poética de la sobriedad de la expresión y en la
construcción de un ritmo adecuado a lo que se poetiza como si hubiera nacido
con él. Hay que estar muy ciego y desconectado de la naturaleza para no
sentirse apelado por sus poemas. Fermín Herrero nos lleva al campo soriano no
solo en la descripción de lo que ve sino también en las palabras usadas, en los
conceptos que maneja para nombrar los vientos, los regatos, las tierras, la
labor humana y los seres que lo habitan. Y desde allí, el poeta, pasea y piensa
tras observar el paso del tiempo y su efecto sobre la naturaleza.
Fermín Herrero
ha declarado en varias ocasiones sus preferencias lectoras por el ensayo y la
filosofía y su concepción de la poesía como indagación para descubrir y nombrar
aquello que está en la esencia de las cosas. Lo hace de una manera en la que no
aleja al lector, sino que se sienta con él a meditar, hablándole con palabras
de siempre, que no deberíamos haber olvidado:
(...) Está
muy nublo. Atiendo. Las
palabras
del padre. A su través, la dignidad
y el aplomo, tener este
sustento
con sus manos pacientes, como
si el paso de la luz fuese de
piedra.
Hay gran altura de pensamiento en la poesía de Fermín Herrero pero también cercanía con la realidad, la que de verdad importa, la que existe más allá del vértigo histórico en el que se ha envuelto el ser humano y que ha tenido el alto coste de sacarlo del tiempo natural y del contacto con las cosas esenciales.
Hay gran altura de pensamiento en la poesía de Fermín Herrero pero también cercanía con la realidad, la que de verdad importa, la que existe más allá del vértigo histórico en el que se ha envuelto el ser humano y que ha tenido el alto coste de sacarlo del tiempo natural y del contacto con las cosas esenciales.
Sin ir más lejos busca la esencia del mundo –su sencillez- a través
de la meditación sobre el paisaje, la condición del ser humano vinculada con él
y la poesía como única forma posible de comprenderlo y expresarlo, como dice el
poema inicial, toda una poética:
La poesía
es la conciencia
alejada de la palabrería y la impostura y próxima siempre a lo más humilde. A partir de ese punto inicial todo se explica, incluso la posición del ser humano en el ciclo natural:
Vivimos de milagro y eso es suficiente,
su capacidad de observación de lo importante que trasforma la estampa en verdadero pensamiento:
Alrededor del manantial
el musgo, berros en el reguero.
Se han espigado, observo su flor menudísima,
el fresno que se inclina sobre el agua.
El mundo sigue más allá del ser humano, incluso del poeta, que camina hacia el momento en el que regrese a la tierra y por eso Fermín Herrero afirma su circunstancia más importante, no como renuncia ni como aceptación, sino como esencia misma del ciclo que es la vida:
(...) Intenta,
al menos, desbrozarla
lo justo, sin herirla
en exceso.
(Esta reseña mía del libro Sin ir más lejos de Fermín Herrero se publicó en la sección Artes&Letras del ABC de Castilla y León del pasado sábado 27 de mayo.)
La poesía
es la conciencia
alejada de la palabrería y la impostura y próxima siempre a lo más humilde. A partir de ese punto inicial todo se explica, incluso la posición del ser humano en el ciclo natural:
Vivimos de milagro y eso es suficiente,
su capacidad de observación de lo importante que trasforma la estampa en verdadero pensamiento:
Alrededor del manantial
el musgo, berros en el reguero.
Se han espigado, observo su flor menudísima,
el fresno que se inclina sobre el agua.
El mundo sigue más allá del ser humano, incluso del poeta, que camina hacia el momento en el que regrese a la tierra y por eso Fermín Herrero afirma su circunstancia más importante, no como renuncia ni como aceptación, sino como esencia misma del ciclo que es la vida:
(...) Intenta,
al menos, desbrozarla
lo justo, sin herirla
en exceso.
(Esta reseña mía del libro Sin ir más lejos de Fermín Herrero se publicó en la sección Artes&Letras del ABC de Castilla y León del pasado sábado 27 de mayo.)
5 comentarios:
Maravillosa reseña!
Poesía que huele a campo
Es un poeta que me interesa mucho. Le escuché en una entrevista en Radio Nacional hace un par de semanas, creo, pero independientemente de eso me interesa. Personas como vosotros deberían tener más difusión, pero decidí hace tiempo no quejarme, así que es mejor que no lo vuelva a decir.
Un abrazo
De Fermin Ferrero, gracias a ti, he leído De la Letra menuda y Gratitud y me gusta mucho.
Desde luego, me apunto este.
Gracias traer tu reseña aquí.
Besos
Digo, Fermín Herrero.
(¡Ay! mi bobofón)
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