He asistido al acto que, con motivo de la conmemoración del Día internacional de las mujeres trabajadoras que se celebra el 8 de marzo, organizaba hoy la Secretaría para la Igualdad y Juventud de UGT de Castilla y León en la Universidad de Valladolid. En él se ha proyectado Las maestras de la República y ha tenido lugar una mesa redonda sobre el tema que aborda el documental.
La película ya es conocida. Ha obtenido recientemente el Premio Goya de la Academia del Cine a la mejor película documental del pasado año. Aparte de su indudable calidad técnica y su oportunidad a la hora de fomentar el debate de la educación desde la perspectiva de género, tiene un valor añadido, el de la recuperación del testimonio y de la memoria -oral y gráfica- de las mujeres que dedicaron su vida a la profesión de maestra en unos tiempos que comenzaron con la ilusión de hacer una España mejor y acabaron con la tragedia de la Guerra civil, las represalias de la retaguardia y la postguerra y la larga y feroz dictadura franquista que fue particularmente celosa en el control de la libertad de las mujeres como individuos a los que se negaron los plenos derechos cívicos. En aquellos tiempos, aparte de los asesinatos y los juicios sin ninguna garantía jurídica, se apartó del servicio a toda una generación de maestros formados en las Escuelas Normales de la República. Su labor, en los años treinta, acompañada de inversión material en educación y otros proyectos como las Misiones pedagógicas, hizo que España avanzara notablemente en educación, especialmente en las zonas rurales. Toda una lección que debería aplicarse en estos momentos en los que se reduce la inversión en educación y no hay una legislación que dure más de dos legislaturas.
Aquel progreso en educación fue mucho más: una modernización del país, un avance en la conciencia individual y colectiva. Todo se cortó con el triunfo de Franco en 1939, que devolvió a la mujer a una condición secundaria socialmente de la que no comenzó a salir hasta finales de los años sesenta. Este paréntesis de varias décadas todavía se percibe hoy en muchos aspectos de la sociedad española, como la presencia activa de la reivindicación en la lucha por la igualdad de género.
Basta con echar un vistazo a la página en Internet del documental para comprobar que el proyecto ha sido cuidado en todos sus aspectos. Además, por toda España, está siendo presentado ante la sociedad general y en ámbitos académicos en particular. Me interesa mucho este último aspecto. Cuando España quiso homologarse a las nuevas fronteras pedagógicas, a partir de los años setenta, se vio invadida por metodologías y perspectivas didácticas extranjeras. Salvo excepciones, nadie recurrió al movimiento pedagógico pionero nacional que culminó en los años treinta del pasado siglo y en el que tuvieron mucho protagonismo estas maestras -no solo ellas, también sus compañeros varones- y que todavía, en gran medida, tiene aspectos de singular validez puesto que en aquellos años estaban a la altura de los mejores presupuestos teóricos y prácticos europeos. Hasta ese punto la dictadura franquista había conseguido uno de sus objetivos, la desconexión con los avances producidos por la República en materia de educación que fueron ignorados cuando debieron haberse rescatado. En la Universidad española ocurrió otro tanto.
Solo quiero recordar aquí que el logotipo que he escogido para el Club de lectura de La Acequia es una fotografía con una de las figuras que se hicieron especialmente para el documental y que me fue regalada en su momento. Cada una es diferente de las otras y la condición con la que se me regaló era la de publicar una fotografía en el lugar de mi casa en el que yo la pusiera. Si recordáis, yo puse a esta maestra al borde del abismo de la lectura. Es mi homenaje: no hay arma mejor para el futuro de una sociedad que una mujer, maestra, con un libro en la mano, sobre todo si se reconoce en el legado de las maestras de la República.
12 comentarios:
Hola querido Pedro, que bello gesto el reconocimiento.
Cuando las personas nos sentimos reconocidas, valoradas,se nos da un "lugar"...y algo se "acomoda"ya sea en la sociedad, como en el hogar...
Yo, como mujer, me siento feliz de serlo, con todos los inconvenientes que hoy existen aún...
Y con un hombre a mi lado, me vida tiene un sentido mucho mas amplio y sublime.
El hombre, con una mujer a su lado también le sucede lo mismo...
Me recuerdo perfectamente de esta imagen que mencionas...y hoy "le das SU LUGAR"...
gracias...
Ali
¡Qué emocionante homenaje! Me encantaría ver el documental.
Recuerdo cunado hablaste por primera vez en La Acequia de las misiones pedagógicas, quedé maravillada con ese avance pedagógico tan innovativo y valiente.
Besos
Interesante apunte nos dejas Pedro
un homenaje bello
este día nunca me ha convencido
el ser humano independiente de su condición sexual , color o postura es lo que vale en sí
no entiendo ni nunca entenderé ese gusto de ver lo Femenino con cierta recelo y temor por algunos y encasillarlo como algo supeditado a ,e intentar anularlo a la fuerza o con ideas religiosas
mal que se sigue heredando a través de vicios culturales y costumbres antojadizas
besos Pedro
Yo, me reconozco!
Gracias!
Ser mujer, maestra e identificada con aquellos ideales, hace que me reconozca!
Un beso!
;)
Yo también me reconozco en ellas, aunque comenzara a trabajar de maestra muchos años después, en la Transición, allá por 1979. Siempre ha habido muros con que tropezar. Y los sigue habiendo. Y ahora hay malestar. ¿Por qué será?
Besos de una maestra
se rodaron algunas de las escenas
Su objetivo principal era el fomento de la educación universitaria para la mujer. Entre sus instalaciones disponía de alojamiento para las estudiantes, laboratorios para realizar prácticas (pues de las escasas mujeres que accedían a la enseñanza superior muchas cursaban farmacia) y biblioteca (donde se comenzó a impartir las primeras clases de biblioteconomía).
Bonito homenaje. Me encanta la fotografía. Espero ver el documental.
Hola Pedro:
Qué duro tuvo que ser para los maestros de aquella época ver como de un manotazo se cargaban todo un proyecto de desarrollo en la educación. Y para las mujeres peor aún, porque se las apartó de ese proyecto que, para ellas además, era una ventana a la igualdad.
Aún hoy se empeñan en, como dice Doris Lessing en el prefacio de su novela "El Cuaderno Dorado", moldearnos y ajustarnos para encajar en las necesidades particulares y estrechas de esta sociedad concreta.
Saludos.
a las maestras de la República
mujer y educación, doble revolución. La sociedad tal y como hoy la conocemos no puede entenderse sin la participación de la mujer, a todas las escalas y en todos los ámbitos.
Un saludo
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