En el capítulo de esta semana, aparece Ginés de Pasamonte entre los galeotes que libera don Quijote. No es un personaje secundario como tantos otros de la obra: reaparecerá en la Primera parte porque será quien robe el rucio a Sancho. Y en la Segunda volverá como Maese Pedro, dueño de un mono adivino y un retablo de figuras. Una constante de la obra, por lo tanto.
Tampoco es un personaje secundario más en su caracterización: es el más peligroso de los galeotes, condenado a diez años (lo que equivale, nos informa el guarda, a muerte civil por la dureza de esa estancia). Ginés ya conoce
las galeras, por una anterior condena de cuatro años, y es el encargado de criticar su inactividad cuando deberían proteger a los barcos y costas españoles de los ataques de piratas y corsos (es curioso: en varios textos literarios aparece este patriotismo de los condenados a galeras), así como el que más se enfrenta a sus guardianes. Pero hay otro dato que resalta más: es autor de una autobiografía, tan buena
que mal año para Lazarillo de Tormes y para todos cuantos de aquel género se han escrito o escribieren. Lo que le sé decir a voacé es que trata verdades, y que son verdades tan lindas y tan donosas que no pueden haber mentiras que se le igualen
Es decir, una autobiografía real, no como el
Lazarillo o las novelas picarescas.
Se ha conjeturado que este Ginés de Pasamonte era
Jerónimo de Pasamonte, soldado y contemporáneo de Cervantes cuyas vidas tienen varios puntos en común interesantes. Algunos han teorizado que se conocieron y que hubo algún tipo de enfrentamiento entre ellos que hizo que Cervantes lo convirtiera en este personaje literario sin molestarse demasiado en ocultar el modelo. Otros, aluden a que Cervantes, al leer el texto de Pasamonte, se sintió indignado porque lo consideró exagerado y ofensivo contra los que tuvieron un comportamiento heroico en Lepanto, al adjudicarse méritos y actitud heroica que no le correspondían. Su obra,
Vida y trabajos de Jerónimo de Pasamonte es una lectura muy interesante que os invito a hacer.
Todo esto hizo sospechar a uno de nuestros mejores cervantistas,
Martín de Riquer, que la continuación no cervantina de la obra que se publicó bajo el pseudónimo de
Alonso Fernández de Avellaneda en 1614 era, en realidad, de Jerónimo de Pasamonte,
quien continuaría la Primera parte como venganza contra Cervantes, al haberse sentido maltratado como Ginés -al que, además de condenado, se insulta y moteja en el texto para terminar haciéndole ladrón de un asno-. Pero de esto ya hablaremos cuando toque.
Noticias de nuestro Quijote.
Antònia, en
No es yelmo todo lo que reluce, comenta el capítulo XXI y señala cómo no todo es lo que parece. Me gusta el final de su argumentación y cómo a veces basta con aparentar ser lo que no se es. Luego, la princesa se despierta del sueño...
Antònia también comenta el capítulo XXII en Nunca llueve a gusto de todos. El centro de su entrada son dos cuestiones del capítulo: el debate sobre la prostitución, su necesidad y regulación, aun vivo; y la polémica sobre las condenas, la tortura y el exceso de las penas, muy presente en este capítulo. Aporta información también sobre el festival cervantino de Guanajuato. Muy interesante esta entrada suya.
La Abejita de la Vega ha publicado varias entradas sobre el yelmo y los barberos en el blog La Arañita Campeña: ¿Yelmo o bacía? trata de este objeto tan simbólico imaginándose un niño Miguel contemplando el mundo que acudía a la barbería de su padre y viéndolo entrar, en un día de lluvia, con la bacía en la cabeza. ¡A principios del siglo XX existían, en Burgos, barberos-cirujanos como los que aparecen en el Quijote! consigue, a través de un cariñoso recuerdo familiar, recordarnos que esta figura no desapareció hasta hace menos de un siglo. Allí encontraréis también la continuación de la divertida historia de un Sanchico del siglo XX. Y un debate nuclear quijotesco: Don Protón de la Mancha.
Euphorbia comenta el capítulo XX en
Observando la naturaleza. Añade un elemento muy presente en el texto. Centrándose en varias apreciaciones de Sancho, nos da cuenta de la importancia de la cultura popular reflejada en la obra y condensada en frases y refranes. Con la desaparición de estos conocimientos hemos perdido demasiado.
Manuel, en El Quijote y la paradoja, propone unos puntos de gran interés para fijarnos en el uso de lo paradójico en la novela, centrándose en la cuestión de los galeotes. En efecto, como le he dicho en un comentario, este aspecto es el más barroco de la obra y, para una lectura tan directa como estamos hoy acostumbrados, alejada de nuestro gusto medio. Este virtuosismo es lo que más ha envejecido en la obra. Aunque a mí me hace disfrutar por la utilización del equívoco lingüístico, un recurso muy teatral, por otra parte.
No os perdáis el comentario en imágenes del capítulo de esta semana por Javier G. Riobò: era un reto difícil del que nos saca, con maestría, un misterioso Ginés y una ironía sobre galeotes atados por los aros de la fortuna...
Si me he olvidado de alguien, hacédmelo saber y corregiré la omisión. Recordad enlazar con La Acequia vuestras aportaciones, para poder encontrarlas más fácilmente y poder redactar con más comodidad mis Noticias semanales.
Vale.
17 comentarios:
Jeje. Ese "ginesillo de paropilla",como lo llamaba D. Quijote, tuvo que ser un buen "personaje", ya lo creo...
Un saludo.
Se nota que en esa época los escritores se tenían mucha inquina... que si Lope de Vega, que si este Ginés. Continuamente se dedicaban dardos venenosos... Excelentes las fotos de Riobó. Me he reido con la de los galeotes... Besotes, M.
Gracias por todas las recomendaciones que nos haces en este post.
Un beso y feliz tarde.
Gracias, en nombre del barbero cirujano Román Gutiérrez.
Qué curioso venganzas entre ellos en los escritos,darían lugar a habladurías entre la gente si lo hicieron tan claramente, sobre todo cervantes..
besos
Muy interesante la hipòtesis de Mart÷in de Riquer.
Es muy posible que lo de Avellaneda sea un seudònimo, y este tal Pasamonte sea el autèntico autor del falso Quijote.
Por mi parte, decirte estimado Pedro, que no puedo aùn seguir la lectura semanal que llevàis; quizàs en un par de semanas me incorpore ( por cierto, què queda mejor decir "quizà" o " quizàs", veo que Muñoz Molina o Javier Marìas usan el "quizà"; aunque a mì me gusta màs con la S final. Quizàs yo estè equivocado.
Mis deseos de incorporme a vuestra tertulia quijotesca es en cierto modo acrecentada por el hecho de que ademàs de leerlo, llevo tiempo escuchàndolo en audiolibro mientras camino por las noches para movïlizar mis grasas jajaja.
Voy por el 70 de la segunda parte, o sea chupao ya lo tengo.
Enpezarè por la primera "yamesmo" y me unirè a ustedes, si son tan amables de acogerme en su peña.
Salud, y felicidades por el proyecto.
PD.
Ahora por mi revulsivo blog, publiquè los "estatutos" de un pròximo proyecto seudoartìsticoliterario quizàs.
Si quieres verlos.......
CORNELIUS: uno de todo y lomo, seguro. Pero pienso que el propio Cervantes no le anduvo a la zaga... Un saludo.
MERCHE: y ahora, lo que pasa es que no están tan dotados para la ironía y la burla literaria como en el aquella época. Besos.
MARÍA: gracias a ti por pasarte a leerlas. Un beso.
ABEJITA: se lo merece si te inspiró ese texto.
ESTHER: era algo cotidiano y sabido y parte del mundillo literario de entonces. Hay que pensar que, entonces, las ciudades eran más pequeñas y se cruzaban unos con otros continuamente.
ANTONIO AGUILERA: Por supuesto, encantado de que te unas cuando lo estimes oportuno. Además, puedes ir a las entradas atrasadas y yo te contestaré a tus comentarios.
Hoy se entiende "quizá" como la fórmula más culta y "quizás" la más popular y coloquial. Pero ambas son perfectamente válidas: su uso depende más de costumbre y prestigio.
Voy a tu blog.
Gracias a todos por vuestros comentarios y un abrazo.
Tengo un montón de curiosidad por el apócrifo, lo tengo por ahí linkeado y no tengo tiempo de leer nada.
Voy a ver si acabo con las visitas, esto creceeee y creceeee y yo no tengo tiempooo!!
Algunos días, como estos dos anteriores, abro el pc, me quedo mirando "los deberes" y lo apago, porque no sé ni por dónde empezar y es que la cosa es que "vuelvo", pero , Pedro, me está costando mucho subir la cuesta, hay días que lo mandaría todo a... bahh!!
Me voy a buscar a Bipolar para que me haga cosquillas :P
Besos, niño :))
DIANNA: en primer lugar, no te pongas deberes. Esto tiene que ser divertido y, si no, no vale. Es mejor reducir la frecuencia de publicación o de visitas a otros blogs que agobiarse de mala manera.
En cuanto al texto de Pasamonte, te sorprenderá, aunque no sea literariamente de alto nivel.
Bipolar te alegrará. Seguro.
Besos.
Cada semana espero los posts del Quijote. ¡Estoy enganchada! Y lo mejor es que entre todos comprendemos mucho mejor la obra.
Un abrazo.
ANTÒNIA: no sabes qué bien me siento los jueves, en esta locura que hacemos entre todos. Un abrazo.
Desde luego Pedro... hasta mi mujer dice que voy a acabar con una bacia en la cabeza....lo mismo...ja, ja...saludos
Bueno, MANUEL... yo ya me la puse... Saludos.
La gozo de verdad..
Claro que esta perspectiva de Ginés me ha roto los esquemas de una lectura primera...
¡Qué fino hilaban todos!
BIPOLAR: Me interesa conocer el resultado de tu lectura primera.
Entre que tengo poco tiempo y los cambios de los jueves me tienes algo despistado Pedro, jeje.
Con respecto a lo de si Ginés era ese viejo soldado y éste a su vez Avellaneda, me parece algo venturoso afirmarlo. Creo recordar que hay otras teorías sobre la posible identidad de Avellaneda.
Por cierto, y al hilo de las novelas ejemplares, las cuales continuo leyendo muy despacito y cuando el tiempo me lo permite. He terminado el licenciado vidriera y me ha parecido fantástica esa historia desde un punto de vista antropológico. Realiza una crítica muy interesante a una serie de oficios de la época, que ayuda a desvelar la idea que podía tener la gente del vulgo hacia quienes los desempeñaban.
Cuando terminemos el Quijote podríamos meternos con las novelas ejemplares, darían mucho juego también.
Saludos.
ALATRISTE: En efecto, hay otras posibles identidades para el tal Avellaneda. Pero hay que reconocer que la teoría de Martín de Riquer es, por ahora, la mejor hilvanada. ¿Sabía de verdad Cervantes quién era Avellaneda, como parece sugerir? Lo veremos al iniciar la segunda parte. En cuanto a que Ginés fuera Jerónimo hay ya pocas dudas.
Las novelas ejemplares son obras maestras: la misma idea del Quijote antes del Quijote (aunque se publiquen después9.
Apunto la sugerencia. ¿Querrán el resto?
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