martes, 17 de enero de 2017

Ribera del Arlanza


Para Paco Ventura y Juan Carlos Gallego.
La Presa. Lerma.

Hoy son los chopos tristes, la ribera
del Arlanza, el invierno, recordar
los intrépidos baños, la merienda
de pan y chocolate, generosos
días de agosto, largos e inocentes,
las botellas de coca cola frías
compradas en el bar, la voz del padre
reclamando silencio, el transistor,
las horas acolchadas de la siesta.

Los árboles retienen
las risas y los besos
lejos del abrasado
palacio de los duques.

Para espejar la playa,
el río pasa, cómplice, la presa
en este atardecer,
por los lentos domingos de la infancia.
Estos chopos sombrean los secretos
del agua y si cerraras
ahora mismo los ojos
el viento contaría cada gesto
mostrando las palabras
heridas por los tiempos.

Te acercas a los árboles,
uno a uno, conoces
todas las cicatrices
que ocultan cada pliegue de su vida
y la corteza, piel
de tu propia historia,
las ramas al alcance de la mano,
el viento entre las hojas,
su luz, siempre cambiante y repetida.
Tus ojos,
como si despidieras el paisaje,
el rumor de los chopos.

Hace frío este mes,
el Arlanza recorre
la vega hermosa y fértil,
enfrente de la casa.
La línea de los árboles
que tus ojos recuerdan,
más profundos al fin en su futuro,
es tu vida y memoria para siempre.

© Pedro Ojeda Escudero, 2017

(Quizá alguno de vosotros quiera conocer la historia que existe detrás de este texto. Paco Ventura y Juan Carlos Gallego viven en La Presa, cerca de Lerma. El lugar era una antigua playa artificial del río Arlanza. Los árboles que están a la orilla del río se encuentran enfermos y van a ser talados dentro de unos días. Paco y Juan Carlos se despiden de ellos.)

7 comentarios:

mojadopapel dijo...

Me ha traído el recuerdo hermoso de la presa.

andandos dijo...

El pasado, incluso a veces el presente, desaparece delante de nuestros ojos. La literatura fija el recuerdo, a veces también las fotografías, las que están hechas de memoria, no todas, claro.

Un abrazo

Luis Antonio dijo...

Árboles discretos, silenciosos, testigos mudos de mil avatares que se llevarán a la tumba...

Abejita de la Vega dijo...

Recuerdo la Presa de Lerma, eran domingos con reteles y flotador.

XuanRata dijo...

A medida que las geografías y los objetos que sostuvieron nuestros recuerdos van desapareciendo, la poesía les presta el apoyo necesario, poesía en grises como las fotos de la melancolía. Y los árboles, siempre los árboles, la casa de nuestra alma.

SAU dijo...

holi pedro...este poema me suena a adolescencia...de un pueblo sencillo

besines...
sau :)

Myriam dijo...

No conozco la presa,
peor me gusta este homenaje a tus amigos y a los árboles,
también amigos.

Un beso