viernes, 30 de marzo de 2012

El juguete roto y noticias de nuestras lecturas.



El boxeador español José Manuel Ibar Azpiazu, Urtaín, fue un muñeco roto. Ensalzado por la prensa, admirado por el público, utilizado por los políticos, consiguió éxitos brillantes, ganó mucho dinero y obtuvo una popularidad que grabó su nombre y su imagen en le memoria de todos los españoles. Pero todo era producto de una falsedad de la que quizá él no fuera consciente. No aludo a que sus combates pudieran estar o no amañados, sino que él, en realidad, no respondía al mito popular en que se convirtió. Pero no se le puede culpar por ello: fue sacado de su tierra y sus costumbres, se codeó con la sociedad más glamourosa del momento español, salía frecuentemente en la primera página de los periódicos, fue adulado. En él se dieron todos los compoentes del joven triunfador que no puede asimilar el triunfo entre otras cosas, porque pierde sus raíces. Fue un hombre sacado de su eje: es difícil saber vivir así.

En Urtaín se resume una época de España: la del desarrollismo de los años setenta, cuando España y el régimen de Franco pujaban por aparentar una modernidad que tenía mucho de impostada por urgente y necesitaba ídolos, especialmente deportistas o cantantes, que la simbolizaran. Urtaín, como muchos jóvenes, sale de su pueblo para enfrentarse a un mundo que cambia vertiginosamente. Y el mundo los trituró.

Urtaín, la obra teatral que comenzamos a comentar es el retrato del drama interior de un personaje pero también el retrato de aquella España. No se podrían comprender el uno sin el otro. De hecho, cuando España cambió para hacerse moderna -o parecerlo-, Urtaín se suicidó y la sociedad destruyó su mito con el olvido.

Noticias de Urtaín

Paco Cuesta elige, como ángulo de su análisis, el drama interno de Urtaín, con todo acierto, para después recrear lo que pudo ser la huida de Urtaín del colegio para regresar a sus raíces, el caserío familiar.

Merche Pallarés aborda una de las claves del drama del personaje: la imposibilidad para trasladar sus emociones. Excelente.

Entre músicas y recuerdos, Mª Ángeles Merino anda con mucho acierto en el comentario inicial de Urtaín. Tiene razón al ponerle esa banda sonora.

Pancho trabaja el contexto inicial en el que se produce la muerte de Urtaín. Esta magnífica entrada nos permite comprender algo trágico para el personaje: la España de ese momento ya había dado la vuelta a personas que, como Urtaín, eran ya pasado.

Myriam sigue con su excelente análisis de la violencia en Urtaín, ahora con las escenas ocho a cinco, una violencia social y personal que acabará destruyendo al personaje y a la persona.

Noticias de las Sonatas

Gelu termina su selección de frases de la Sonata de invierno con una excelente forma de mirar la obra como si fuera teatro: ese juego escénico está en la clave de la acción.

Noticias del Quijote

Mª Ángeles Merino sigue haciéndonos el regalo frecuente de volver al Quijote para completar el comentario de aquellas entradas que tenía pendientes. En este caso, toca el capítulo 13 de la Primera parte. Tiene un giro sorprendente: ahora su ordenador no será poseído por un secundario, sino que...


jueves, 29 de marzo de 2012

Huelga general


Hoy, por la convocatoria en España de huelga general en protesta por las medidas tomadas por el Gobierno y la reforma laboral, no se publica en La Acequia la entrada correspondiente al club de lectura, que se traslada a mañana.

miércoles, 28 de marzo de 2012

Cruce de miradas. I Seminario interdisciplinar de cine y teatro


En el marco del convenio entre la Universidad de Burgos y la Escuela Superior de Arte Dramático de Castilla y León, que coordino para mi Universidad, hemos celebrado hoy el I Seminario Interdisciplinar de Cine y Teatro. Cruce de miradas. Ha sido un día intenso, lleno de esas cosas que a me atrajeron a la hora de decidirme a ser profesor de Universidad hace ya tanto tiempo. Confieso que cada vez me decepcionan más los grandes congresos y jornadas en los que prácticamente nadie presta atención a nadie y casi siempre son una forma de pagarse favores mutuos, medrar en el ámbito profesional invitando a unos y dejando de invitar a otros, crear un clientelismo que ha causado un gran mal a la Universidad española o, para otros, tan solo la excusa para viajar y hacer turismo. No son todos así, por supuesto, pero son tantos casos los que me encuentro en las últimos tiempos que abruman. Quien me conoce sabe que cuando viajo a un congreso me implico en los debates y participo activamente en las sesiones académicas, muchas veces ante la extrañeza de quien modera, que tiene que ajustarse a un tiempo tan estrictamente marcado por la organización que impide cualquier debate y mira mal a quien lo suscita porque retrasa la siguiente intervención o la hora de la comida. Es decir, lo contrario a lo que debe significar la ciencia.

Por eso, cada vez soy más partidario de seminarios de pequeño formato, en los que cabe reflexionar y dar tiempo al intercambio sosegado de ideas. No importa la fotografía de la inauguración del acto que justifique el gasto y anime a los patrocinadores: importa hacer avanzar el conocimiento. Y eso es imposible sin el debate.

Hoy he aprendido mucho de mis colegas en un aspecto que pocas veces se aborda en profundidad y en el que llevo trabajando algunos años: las relaciones entre teatro y cine. En su inicio, el cine miró al teatro: casi era teatro filmado. El origen del guion es el libreto teatral. Las diferencias, a partir de que el cine descubriera su propio lenguaje, son evidentes, pero son dos artes que siempre se han mirado una a otra con interés, recelo o colaboración. Hoy, que el cine parece convertirse en un acto privado, destinado a ser visto en casa, el teatro es un espectáculo que vuelve a cobrar vigor como el único acto que permite construir la ilusión artística en un lugar público. Quizá ahí radique una de las causas del aumento de público que evidencian las estadísticas desde que el cine se ve en casa: el teatro todavía es un rito público, cada vez más necesario en un mundo dominado por las pantallas. De esto y de muchas otras cosas hemos hablado en las sesiones de la mañana y de la tarde. Y tendrá continuidad.

lunes, 26 de marzo de 2012

Escarcha


El frío se siente exactamente en la nuca de la vida. Como cuando, de niños, apurábamos un helado con demasiada urgencia y se subía a la sien: un segundo en el que perder la vida. Hoy, que la primavera parece revolverse en verano, ha escarchado, como si alguien arrojara hielo al suelo, para que lo pisáramos. Pero de la escarcha nace siempre el agua fértil de la que beber cuando la fiebre alcanza ese punto en el que el labio se resquebraja. Si no nos congela antes.

domingo, 25 de marzo de 2012

El coste personal de tener un blog. Consejos para un bloguero que comienza


Desde que abrí este espacio, en octubre de 2006, he visto cerrar muchos blogs con los que había establecido una red social. Algunos fueron tan importantes en los inicios de La Acequia que los echo de menos casi a diario. En compensación, otros muchos han aparecido nuevos. Algunos de los autores que han cerrado sus blogs han dado las razones, otros no: se han limitado a cerrarlos. En ocasiones, ni siquiera hay despedida y uno puede visitar, con cierta añoranza, la última entrada publicada preguntándose qué habrá pasado con aquella persona con la que se había establecido una corriente de intercambio de ideas, emociones y propuestas y a la que, en ocasiones, se había llegado a conocer en algunos de los frecuentes encuentros que se organizan. Es frecuente, también, que quien cierra un blog lo reabra pasado un tiempo o cree otro, cediendo a la misma necesidad que le llevó a publicar la primera entrada (necesidad de comunicarse, de expresar emociones, de publicar textos o fotografías que de otra manera no podría dar a conocer, etc.) y retome los viejos contactos o establezca otros nuevos más acordes al nuevo giro que ha dado a su espacio virtual.

Publicar un blog tiene un coste personal para muchos autores. Este coste es asumible cuando las ventajas son superiores. A veces el coste personal es solo de tiempo: se necesita tiempo para escribir, publicar, aprender y mejorar, también para difundir el propio blog y ampliar la red de contactos. Pero ese tiempo se puede sustraer, sin más, de muchas actividades diarias que no nos resultan tan placenteras. Hay un momento en el que el tiempo que se dedica a un blog en crecimiento es mucho, por lo tanto, mantenerlo abierto debe traer una rentabilidad determinada: bien con beneficios económicos por la publicidad que se aloja en él, bien personales porque satisface la necesidad de difundir las ideas, de contactos personales o de divulgar la propia obra de creación. A veces el rendimiento procede de razones laborales: un blog puede posicionarte en un sector profesional y, aunque no te de dinero directamente, te permite convertirte en una referencia en ese sector y, a medio plazo, eso tiene un beneficio. En otras se convierte en la mejor forma de darte a conocer al público que te interesa.

Pero hay blogs que suponen un desgaste personal. Cuando uno publica un blog -o escribe poesía, o tiene una afición que su entorno no comprende como coleccionar saltamontes para lo que debe salir al campo todos los fines de semana- se expone a las miradas ajenas. Antes o después, todos los que escribirmos un blog y, además, lo hacemos con nuestro nombre y apellidos pasamos una etapa en la que nos damos cuenta de que en nuestro entorno comienzan a darse comentarios que revelan que no gusta nuestra dedicación al blog. Generalmente, al inicio de la andadura hay que soportar bromas. Luego nos damos cuenta de que hay personas que nos conocen y que se cruzan con nosotros a diario, cuando no conviven con nosotros, que leen nuestros escritos como si fueran un diario íntimo al que acceder para el cotilleo o para comprender las razones de algo que ha sucedido durante el día. Ese es el momento en el que muchos cierran su blog: no pueden asumir el coste personal que supone la mirada irónica o la crítica. O que se utilice en contra de uno lo que se ha escrito en el blog con otras intenciones. Es frecuente, en las discusiones, que algunos tengan que oír cómo se achaca al blog -al hecho de mantener un blog- la culpa de las desaveniencias o de la falta de concentración en el trabajo o del calentamiento climático.

Cada uno tiene sus razones para cerrar un espacio o para continuar publicándolo, todas válidas. Siempre que alguien me pregunta, cuando llega el momento de la duda, digo lo mismo: haz balance de lo que te aporta y del coste personal que supone. La cuenta final indicará si tienes que cerrar el blog, mantenerlo, cambiarlo de temática o publicar más o menos entradas semanales y visitar más o menos blogs amigos. Pero en el balance recomiendo poner siempre un componente: la autonomía personal. No dejes nunca que otros decidan por ti, no cedas sin más al chantaje emocional o a la crítica fácil o a la envidia o al temor que provocan los comentarios de los demás sobre tu blog. Si lo haces, lo lamentarás siempre y, antes o después, pasarás esa factura a quien te forzó a dejarlo. Y si lo haces por presiones ajenas, antes o después echarás de menos el blog, como aquel que pintaba o escribía o hacía senderismo de joven y veinte años después se da cuenta de que tiene una asignatura pendiente con su pasado.

Hace mucho que hice mi propio balance y por eso La Acequia sigue publicándose: es algo mío y no permito que otros decidan sobre este espacio (excepto Blogger cuando se enfurruña). Superadas aquellas primeras etapas de incertidumbre, sé que el peso de las casi mil setecientas entradas publicadas aquí me ha terminado dando la razón. Eso sí, como todos los proyectos, La Acequia, algún día, tendrá su final. Pero lo decidiré yo. Si no me muero antes, claro.

viernes, 23 de marzo de 2012

Hoy es viernes


Hoy es viernes. Y como todos los viernes parece que se ha inventado el mundo. Alguien ha desconectado la rutina y nos echamos al mundo con una camisa recién planchada y peinados con detalle. Miramos y nos miran. Hoy es viernes. Y como todos los viernes alguien ha apagado los ruidos y encendido las luces. Pero no las luces. Hoy es viernes, en efecto, un día calculadamente situado para que nos creamos dueños de nuestra propia existencia.

Nos han regalado un viernes como quien mira con paternal bondad a su esclavo y le quita una de sus varias argollas.

jueves, 22 de marzo de 2012

Razón de las memorias del Marqués de Bradomín y noticias de nuestras lecturas.


Las Sonatas -no debería olvidársenos- tienen forma de memoria galante y fragmentaria: cuentan la vida del Marqués de Bradomín al hilo de sus amores. Al final de la Sonata de invierno aparece la razón verosímil de las memorias: como es razonable, son dos mujeres las que piden que las escriba, la Reina y la princesa Margarita. Su pariente, la Marquesa de Tor, que le conoce bien, gruñe: Lo más interesante no lo diría. El Marqués, galante y jugando a diablo atractivo, confiesa: Diría solo mis pecados. Un obispo que anda por allí demuestra no haber comprendido nada y alaba la sinceridad de unas memorias escritas a la manera de San Agustín, como confesiones. El Marqués le interrumpe cuando ve que la atención de las damas decae ante el discurso del prelado:

- Yo no aspiro a enseñar, sino a divertir. Toda mi doctrina está en una sola frase: ¡Viva la bagatela! Para mí, haber aprendido a sonreír, es la mayor conquista de la Humanidad.

Consigue su propósito, sin duda, volviendo a ser el centro de atención y provocando la indignación del obispo. He ahí la razón de las memorias: Bradomín desea ser siempre el centro y, cuando no lo consigue, ofende o humilla. No importa si para volver a llamar la atención debe estilizar tanto la realidad que ya no se la reconozca: el estilo es más importante que la substancia. Lo que puede ser un rasgo de la psicología de Bradomín se convierte en la clave de interpretación literaria de las Sonatas y, por extensión, de toda la obra de Valle.


Noticias de las Sonatas

Pido perdón a Merche Pallarés porque no informé de una excelente entrada en su blog la semana pasada. Se trata de algo que, además, le pedí personalmente: la reproducción de una entrevista que realizara hace años para el Diario de Ibiza a Antonia Maxwell. Os sorprenderá, al leerla, la relación que tiene con nuestras Sonatas y el pretendiente don Carlos.

Pancho, en su entrada, comprende con precisión la nueva situación del Marqués de Bradomín al perder el brazo -ese brazo que no vuelve a Estella- y su necesidad de cambiar de registro.




Noticias del Quijote

Bien quijotesca y recomendable es la noticia que nos da Kety en su blog sobre la exposición de fotografías de su hijo.

Noticias de Urtaín


Aunque yo comenzaré a publicar mis entradas a partir de la próxima semana, tras terminar el comentario de las Sonatas, algunos compañeros de lectura ya han hecho magníficas aportaciones que cabe reseñar.

Mª Ángeles Merino publica una magnífica entrada para hacernos entrar en materia: nos despierta todos los sentidos, incluido el del gusto.

Merche Pallarés es rotunda al expresar las emociones que nos despierta la obra. No puedo estar más de acuerdo con su entrada.

Myriam hace una magnífica entrada en la que analiza la violencia en la obra, comenzando por la primera, la básica, la que Urtaín hace contra sí mismo. Imprescindible.

miércoles, 21 de marzo de 2012

En el inicio de la relación amorosa y las convenciones sociales


Calisto ha llegado al jardín en el que se encuentra Melibea y se siente tan atraído por ella que la pasión le hace ser imprudente: transgrede una de las normas del amante cortesano, que es la de guardar silencio sobre sus sentimientos para que los hechos, los gestos, las miradas y los suspiros hablen en vez de la palabra. Es grande su osadía y llega a la blasfemia: la grandeza de Dios se concreta en la belleza de Melibea. No puede evitarlo, la pasión le desborda y va de imprudencia en imprudencia. Es lo que tiene el amor de este tipo, que desata la lengua. Calisto ya no puede parar y desarrolla su blasfemia para acabar anticipando el dolor que le causará la ausencia de la amada:

Por cierto los gloriosos santos, que se deleitan en la visión diuina, no gozan mas que yo ahora en el acatamiento tuyo. Más, ¡oh triste!, que en esto diferimos: que ellos puramente se glorifican sin temor de caer de tal bienaventuranza y yo mixto me alegro con recelo del esquivo tormento, que tu ausencia me ha de causar.

El autor juega, intencionadamente, con dos intertextos bien conocidos por los lectores de su época: el amor cortés y el debate teológico, ambos parodiados desde el núcleo de la pasión amorosa que hace perder la cabeza al joven.

Melibea es más cauta. Siente la misma atracción por Calisto, pero tiene más que perder si consiente en esa relación sin más. Todavía tiene el control de la situación y lo ejerce: se siente atraída pero no ha perdido la cabeza. Le da pie para que descubra sus sentimientos, le hace pensar que puede obtener rápidamente lo querido, pero le corta en seco cuando juzga que el joven va muy deprisa:

¡Vete!, ¡vete de ahí, torpe! Que no puede mi paciencia tolerar que haya subido en corazón humano conmigo el ilícito amor comunicar su deleite.

Sabremos pronto que Melibea siente lo mismo que Calisto, pero ella cumple lo que se le exige socialmente. Y lo que se le exige literariamente: el enamorado ha osado hablar y no parar. Y debe ser castigado. Pero tras el castigo, que es la expulsión del jardín -del paraíso de los amantes-, el lector se da cuenta de que está en otro tipo de literatura, muy diferente a aquella en la que regía el amor cortés. La Celestina ha cambiado los tiempos. Nos lleva de la literatura en la que el amor es ritualización convencional de gestos a la realidad: y en la realidad, dos jóvenes que se sienten atraídos deben recomponer, de alguna manera, la relación. Una segunda oportunidad que compense la torpeza de él, producto de la impaciencia, y la rigidez de ella, nacida de las normas rígidas que le impone la sociedad. Pero ellos ya no pueden hacerlo directamente tras ese encuentro en el jardín: sería demasiado trasgresor. Y por eso deben recurrir a la Celestina, una tercerona encargada de este tipo de menesteres. De hecho, la Celestina, entre sus muchos oficios, se gana la vida facilitando estos encuentros que la sociedad y la imprudencia dificultan. El autor saca este personaje de la realidad: la Celestina era un tipo social generalizado en todo el Mediterráneo y, especialmente, en la cultura judía, en la que aun existe.

Es difícil arreglar lo que comienza mal. Es más difícil aun solucionar lo que las imprudencias o las normas sociales o el carácter de cada uno impiden. La Celestina se ganaba la vida con ello. Hoy, en la cultura española, por suerte, la libertad la hace innecesaria, pero la educación sentimental sigue produciendo parecidos desastres a los que provocó el encuentro en el jardín entre Calisto y Melibea. Y ya no hay Celestinas a las que recurrir.

lunes, 19 de marzo de 2012

La Constitución de Cádiz y los serviles.


Celebramos en España los 200 años de la Constitución de Cádiz. La Constitución de 1812 es todo un prodigio pero no un milagro histórico, como parecen creer muchos. Desde mediados del siglo XVIII, en España existía un grupo de pensadores del máximo nivel político mundial, algo más que un puñado de gente capacitada no solo para la reflexión teórica de la mayor altura sino también para la realización práctica de sus ideas. No les falló su preparación ni su voluntad: lamentablemente les fallaron los que detentaban el verdadero poder y gran parte del país, que les impidieron hacer de España un país moderno en fecha tan temprana. Aunque ahora pueda estar desprestigiado por algunas de sus derivaciones históricas y por muchos de sus sostenedores actuales, el liberalismo, por entonces, era el concepto adecuado para sacar al mundo de la esclavitud del absolutismo. Era tan fuerte y atractivo el pensamiento liberal español que, de hecho, la etimología de ese concepto en todas las lenguas del mundo deriva de la palabra española. Sin duda, es la gran aportación lingüística y conceptual española al mundo moderno, aunque esto parece que, a fuerza de contratiempos, lo hemos olvidado los españoles mismos.

La Constitución de 1812 no se produjo a pesar de que Cádiz estuviera rodeado por las tropas napoleónicas sino precisamente por ello: esta circunstancia provocó que los parlamentarios tuvieran que pactar el texto como razón de estado y como cuestión de honor nacional e individual. Fue la única forma posible de afirmar la independencia del país, un motivo de orgullo y una alianza de unidad en un proyecto común, y por eso en ella hay desde artículos radicalmente modernos hasta la afirmación de que España era y seguiría siendo un país católico por definición, prohibiendo expresamente la práctica de cualquier otra: sin estas contradicciones internas del texto no hubiera sido posible proclamarlo. Por supuesto, en cuanto la situación se dio la vuelta, aquellos absolutistas que habían transigido con la Constitución como una especie de pelota con la que dejar jugar a los niños, provocaron que el Rey -ya proclive a ello, por supuesto-, la derogara y persiguiera a los parlamentarios liberales: Fernando VII ha sido el rey más felón de la historia de España, que ha tenido muchos malos y casi todos regulares, con contadas excepciones buenas.

Una de las cosas que más me llama la atención estos días es ver cómo se adhieren al júbilo celebratorio quienes, en su día, no hubieran apoyado la Constitución. Entre los que salen en las fotografías de las conmemoraciones hay muchos que sin duda hubieran integrado las filas de los serviles, que es como se llamaba a los partidarios del absolutismo en el siglo XIX, aquellos que gritaron, al regreso de Fernando VII vivan las cadenas. Otros no hubieran sido serviles, por supuesto, pero sí hubieran sido partidarios de las Constituciones que siguieron y que rebajaban mucho los avances de la de Cádiz, a la que en las filas del conservadurismo español se desarrolló un miedo cerval.

No es malo en sí mismo: solo han tardado 200 años en incorporarse al pasado constitucionalista español. Espero que no tarden otros 200 en incorporarse al presente para construir, entre todos, el futuro.

domingo, 18 de marzo de 2012

Femme fatale


Que la femme fatale es un arquetipo de mujer del cine, ya lo sabemos. Pero yo he conocido mujeres que lo son o que así son sufridas y que hacen padecer a quien se cruza en su camino. Me han dibujado así, decía una de las más famosas. Es curioso cómo vistas en la distancia, cuando se puede tomar distancia, no son para tanto y se descubren los defectos del trazo: quizá por eso no dejan que la víctima de dos pasos atrás para ver el cuadro completo. En ese caso, a uno le puede faltar hasta el aire pero no es consciente de ello: el sufrimiento es puro placer sin el que a uno le da la impresión de estar muerto. Es curioso que no exista el hombre fatal como arquetipo: quizá ni demos la talla para ello.

viernes, 16 de marzo de 2012

Nunca el agua fue más necesaria porque ya no es tiempo de paraguas

Hay un tiempo en el que todos huimos de la lluvia y compramos decenas de paraguas cuyo mejor destino es ser olvidados en una cafetería. Tengo algunos olvidados en varias situaciones que recuerdo: hay uno que dejé con intención de no recuperarlo en la barra de un bar y en el café del día siguiente me estaba esperando. Tal fue su insistencia que negué tres veces ser su dueño y salí sin apurar la consumición, arrojando las monedas como un furtivo. Ahora reconozco que no se lo merecía, pero no estaba yo entonces para soportar más su juego de paraguas plegable y señorial, tan seriamente negro. Cambié de cafetería. Desde entonces decidí que compraba la ropa de abrigo con capucha y que si la lluvia me sorprendía sin ella, prefería mojarme. Hoy espero la lluvia: ha comenzado tímidamente en Castilla. Nunca el agua fue más necesaria. Debería llover a cántaros y limpiarlo todo.

jueves, 15 de marzo de 2012

Hacer poética mi manquedad y noticias de nuestras lecturas, con el anuncio de la próxima.


Al Marqués le quedan pocos recursos al final de la Sonata de invierno. Ha envejecido, ha ido eliminando de la lista de mujeres con las que mantenía relaciones un buen puñado a las que ha causado una tremenda crueldad, incluso ha perdido un brazo en una acción nada heroica aunque acepte el dolor con entereza. Su pensamiento se concentra en qué hacer a partir de ese momento para continuar su carrera de seductor. E intenta tres caminos: la seducción de una novicia demasiado joven como para poder prevenirse ante la labia del seductor, conservar el dominio sobre una mujer con la que mantenía relaciones hasta ese momento y usar la lástima. El resultado de las dos primeras ya lo conocemos: la vida de la joven novicia -que resulta ser su propia hija- acaba destrozada; no acepta el sacrificio de María Antonieta que decide cuidar a su marido enfermo y Bradomín debe tragárselo con gran violencia contra sí mismo que acaba echando sobre la mujer. El tercero merece un momento de análisis porque Bradomín hace con su manquedad lo mismo que con el resto de su vida: poetizarla, engrandecerla a través de la sublimación estética. Como hizo con su relación con Concha o con la Niña Chole, como hizo con su mezquina actuación en Italia o como sublima a través de la tradición una guerra sucia en la que todos actúan sin ninguna grandeza, comenzando por el Rey carlista.

De la necesidad, virtud. Como Bradomín ha perdido el brazo, desde el principio saca partido a su nueva situación: seduce a quien le atiende a la cabecera de su cama y terminará echándole en cara a María Antonieta que si le deja ya nadie le querrá por manco. Es significativo que la frase fundamental (hacer poética mi manquedad) la pronuncie cuando es recibido por la Reina y esta se entristece pero considera que, al menos, está vivo. Bradomín encuentra ya la forma exacta de trasformar su herida en cortejo, en elegante gesto en la Corte:

- Dios no ha querido concederme el morir por vos.

Las damas se limpiaron los ojos, emocionadas de oírme: Yo sonreí tristemente, considerando que aquella era la actitud que a lo adelante debía adoptar con las mujeres para hacer poética mi manquedad. 

En la Corte, en la que todo es refinada hipocresía, tiene éxito su juego estetizante y la Reina le contesta:

- Los hombres como tú no necesitan de los brazos, les basta con el corazón.

Aun más, un obispo murmura en voz baja:

- Dios nuestro señor ha permitido que conservase la mano derecha, que es la de la pluma y la de la espada.

Este juego define todo lo que son las Sonatas: la sublimación literaria de una realidad que no tiene nada de hermosa o que, precisamente por no serlo, permite ese minucios trabajo de estilización de Valle. Juego difícil, como ya he dicho, en el que sin ocultar lo que sucede nos vemos seducidos por la palabra.


Noticias de las Sonatas

Gelu continúa con sus entradas en las que la selección de frases, cuando está bien hecha, ilustran mejor que otra cosa la intención del autor al escribir las Sonatas.

 En la entrada de Pancho sobre el pasaje que llega tras la pérdida del brazo, vemos a Bradomín casi ensoñando la realidad para disfrazarla: no dejéis de apreciar la forma en la que analiza la consecución del ritmo.

Llega Mª Ángeles Merino al momento en el que Bradomín es herido y la vida se le gira. No os perdáis su trabajo infatigable de ilustración.

Anuncio de las nuevas lecturas


El trabajo y otras circunstancias me han impedido programar con tiempo las próximas lecturas que quiero proponeros. Como podríamos encontrarnos ciertas dificultades para encontrar todos los libros que seleccionemos, vamos a ordenar los próximos meses de otra manera mientras publico la encuesta que elegirá los siguientes títulos. Os anuncio que, entre ellos, habrá dos autores que son celebrados este año en España por diferentes motivos: uno bien conocido por todos, Miguel de Unamuno; el otro, alguien de quien se celebra el centenario del nacimiento y a quien merece la pena recuperar, Dionisio Ridruejo.

Mientras tanto, os propongo una novedad en el club de lectura de La Acequia: dos obras de teatro cuya filmación se conserva en la página de Televisión Española. Ambas grabaciones son excelentes y pertenecen al programa Estudio 1, del que hablé hace unas semanas en este espacio.

La primera que comentaremos será Urtaín, de Juan Cavestany, producida por Animalario que podéis ver en este enlace. Es una de las mejores obras del teatro reciente español. Os pido que veáis la obra y la comentéis los próximos jueves, hasta el 19 de abril. Permite muchos tipos de comentarios: sobre el texto, la actuación, el montaje escénico. Pero también os pido recuerdos asociados a las canciones o a los sucesos que se relatan en la obra, todo un ejercicio de memoria colectiva. O asociaciones con otras obras y películas sobre el mundo de los boxeadores como juguetes rotos. Os aseguro que tiene muchos ángulos posibles y estoy seguro, conociendo vuestras aportaciones, que os resultará ameno.

martes, 13 de marzo de 2012

Los idus de marzo, de George Clooney


George Clooney ha hecho una película muy interesante. Los idus de marzo es una propuesta seria de cine político en la que asistimos a la evolución de un personaje desde la ingenuidad del que cree en lo que propone sin ningún matiz hasta la fase en la que comprende que todo, en la política, tiene un alto precio personal. Clooney, además, arriesga la crítica desde dentro: es conocida su proximidad al Partido Demócrata norteamericano y el hecho de que el candidato a la Presidencia de los Estados Unidos en esta película pertenezca a este partido tiene más importancia de la que podría parecer inicialmente. El argumento está bien desarrollado y los saltos en el guion son verosímiles aunque quizá el hecho de que el trance fundamental se deba a una cuestión personal -comprensible en el ámbito de la política interna de los Estados Unidos- le reste fuerza y le quite algo del clasicismo al que aspira.

La política es lo que es: un juego en el que para ganar se debe pactar con el demonio. Con demonios internos propios de todo ser humano y externos, los característicos de todas las sociedades. Los que se meten en ese juego tienen un precio. Algunos piensan que el fin justifica los medios: ¿podemos renunciar a parte de la integridad para sacar adelante políticas que beneficien a todos o la  integridad no tiene parcelas renunciables? ¿Nuestro apoyo a un candidato, cuando conocemos sus flaquezas, debe seguir a pesar de ellas por el bien común de las ideas que defienden o pensamos que nuestro candidato, al fallarnos, ya no es fiable?

Esta película valdría ya la pena por tres escenas: la inicial y la final, en contraste. Y aquella en la que el protagonista y el candidato se enfrentan y este, sin gesticular y casi sin mover un músculo del rostro, desvela su verdadera forma de ser.

domingo, 11 de marzo de 2012

Tiempo de calle


Hoy, en España, era tiempo de calle. Tiempo de homenaje, de reivindicación, de paseo. Hoy en España era tiempo de sentirse ciudadano y ejercer el derecho a que no nos quiten hasta la calle.

sábado, 10 de marzo de 2012

Flor de almendro


Como todos los años, la primicia de la flor de almendro en Castilla. La ciudad, hoy, era más hermosa.

viernes, 9 de marzo de 2012

Marzo airado


Tiene mala prensa marzo, de retorcido y felón. Fama de airado. Cuídate de los idus de marzo decía Shakespeare en su Julio César, pero el emperador no le dio importancia al augurio. Mes en el que se cierra el invierno en el hemisferio norte. A veces el invierno se despide con ramalazos traicioneros y cuchilladas barriobajeras, como no queriendo irse o haciéndolo de mala gana y enfurruñado. Uno dobla una esquina y le asalta el viento traicionero: parecía mejorar el tiempo y se ha dejado la bufanda y el abrigo en casa. Cuídate de los idus de marzo. Pero no renunciemos al viento de marzo: Marzo ventoso, abril lluvioso hacen a mayo florido y hermoso. Abriguémonos para el final del invierno mientras preparamos la recepción de la primavera.

jueves, 8 de marzo de 2012

Una novicia y noticias de las Sonatas y anuncio de los próximos proyectos.


Una novicia joven y dulce, Maximina, acompaña al Marqués mientras se restablece de la amputación del brazo en el convento en el que se ha refugiado. Bradomín no puede contenerse y la seduce con las palabras y los gestos. Maximina, sin ninguna experiencia, no tiene posibilidad alguna de escapar a las palabras del Marqués y termina confesando sus sentimientos a la vez que huye, horrorizada. No hay remordimiento en Bradomín, no puede haberlo. Sor Simona, que conocía perfectamente la fama del Marqués no debió provocar el acercamiento: quizá pensara que Bradomín respetaría el lugar en el que se encontraba, pero termina comprendiendo del todo a quién tiene delante:

- Ha cometido usted la mayor de sus infamias enamorando a esa niña.

Incluso le echa en cara la nueva estrategia de Bradomín para seducir ahora que está viejo y manco: la lástima. Por un equívoco en el diálogo, el lector llega a la conclusión que se anticipó ya en la primera vez que el Bradomín vio a Maximina: es su hija, la que tuvo con la duquesa de Uclés y de la que no había querido volver a saber nada. La reacción inicial de Bradomín se corresponde con el horror de la situación:

Sentí estupor y zozobra. Una nube pesada y negra envolvió mi alma, y una voz sin eco y sin acento, la voz desconocida del presagio, habló dentro sonámbula. Sentí terror de mis pecados como si estuviese próximo a morir.

Pero el horror del pecado le dura poco al Marqués: en medio de sus pensamientos iniciales puede la sensualidad de los ojos que le habían atraído en Maximina y echa mano de una cita de Casanova para justificarse cínicamente. Cuando sale del lugar, su conciencia se ha calmado:

Al remontar un cerro me volví enviando el último suspiro al viejo caserón donde había encontrado el más bello amor de mi vida.

Todo el proceso de identificación de Maximina con la hija olvidada del Marqués ha sido subrayado con virtud técnica por Valle, puesto que hasta nos permite dudar de él. Y el proceso psicológico que ocurre dentro de Bradomín es marcado con precisión: en medio de la fiebre inicial intuye la identidad de Maximina, pero cuando se recupera un poco de la operación necesita probarse a sí mismo que aun tiene capacidad para seducir. Horrorizado por la revelación de Sor Simona, siente un momento de horror ante sus pecados, pero en seguida se perdona porque va en su carácter. El llanto final no se produce tanto por arrepentimiento ante el dolor causado como por la melancolía de un amor perdido.

Valle, en este pasaje, ha jugado de nuevo con el lector de su época: le enfrenta ante la hipocresía de una sociedad bienpensante que oculta todo bajo apariencia de normalidad y termina, atrayéndole y provocándole, con el relato de una historia incestuosa. Incesto que, además, contiene otro matiz que también provoca esa misma sensación: todo aquello sucede en un convento, con una novicia, con la tolerancia inicial de Sor Simona, conocedora de todo el asunto. La acumulación de infamia que Valle pone encima de Bradomín es difícilmente superable.

Noticias de las Sonatas

La entrada de Mª Ángeles Merino sobre la salida a campaña del Rey y las relaciones del Marqués con la duquesa de Uclés, tan extraordinariamente planteada, sirve para comprender la hipocresía de todo el mundo en el que vive Bradomín.

Pancho llega al momento en el que en la Sonata de invierno se pasa del mundo cortesano a la acción real de la guerra. Su entrada, tan perspicaz como siempre, está magníficamente ilustrada.

Anuncio de los nuevos proyectos del Club de lectura

Aunque aun pienso dedicar alguna entrada más a las Sonatas (ya sabéis cómo me cuesta desprenderme de los libros que me gustan), hay que pensar en los próximos proyectos del Club. Habrá alguna sorpresa en el formato de las dos próximas lecturas, mientras planteamos una lista de lecturas que nos ocuparán los meses que vienen. El próximo jueves dará más noticias.

miércoles, 7 de marzo de 2012

4


Tiré al mar cuatro cosas:
el nudo del estómago, las sombras vanas, el sufrimiento estéril.
La cuarta:
una lista de nombres.

lunes, 5 de marzo de 2012

San Vicente de la Barquera


Cavaron un hoyo en la arena de la playa: toda su infancia cabía allí, frente al Cantábrico. Es la única forma de que el agua del mar -el mar entero- entre en un hoyo en la arena. Hay nostalgia de mar cuando crecemos, de un mar que ya no existe porque la playa es siempre la del recuerdo. Reían al mirar la labor paciente, mientras la brisa desordenaba sus cabellos, los brazos y las piernas llenas de arena. Su risa buscaba el milagro de que ese día de playa durara eternamente, pero siempre hay una voz que obliga a recoger las toallas y cerrar el verano.

domingo, 4 de marzo de 2012

Reparo ahora los daños


Me ha dado por abrir ventanas sin darme cuentas de que algunas las habían arrancado los temporales del invierno. Reparo ahora los daños: lija, pintura, barniz y visillos.Y que llegue la primavera.

sábado, 3 de marzo de 2012

El sacrificio de María Antonieta y el heroísmo de Bradomín, noticias de las Sonatas y Don Quijote en carnaval


Su tía, la Marquesa de Tor, le pide a Bradomín: "si no eres capaz de respetar su sacrificio, no intentes hacerlo más cruel". Se refiere a que María Antonieta, la amante del Marqués, ha decidido renunciar a su amor y dedicarse por entero a cuidar a su marido enfermo. Como sabemos, todo se ha enredado: el marido es amigo de Bradomín y ha enfermado gravemente mientras ambos acompañaban al rey en una correría sentimental. Conoce muy bien la Marquesa de Tor a Bradomín y por eso teme que no se pare ante nada. En efecto, Bradomín es incapaz de comprender un sacrificio de este tipo porque solo puede pensar en sí mismo. La escena final, en la que se muestra tan cruel con María Antonieta, lo delata. Ya hemos visto en estas Sonatas comportamientos similares de Bradomín. Sin embargo, aquí hay algo nuevo. Él habla de desengaño y acusa a María Antonieta de ser como el resto de las mujeres, pero sus palabras ahora provienen de un miedo real en el que ya ha insistido en otros momentos en esta novelita final: se siente viejo, además ha perdido un brazo. Bradomín, aunque no lo reconozca, se siente débil y tiene, por primera vez, miedo a que el futuro ya no le depare nuevas conquistas amorosas. Pero hasta en el gesto final convierte este temor en rasgo estético: "Si la guerra no me había dado ocasión para mostrarme heroico, me la daba el amor al despedirse de mí, acaso para siempre". Valle vuelve a trasformar la realidad sin escondérnosla, desde la perspectiva del personaje, que trasforma el mundo. Cosa del lector será dejarse seducir o no.
Noticias de las Sonatas

Gelu continúa con su selección de pasajes de las Sonatas. Para el inicio de su antología de la Sonata de invierno selecciona un párrafo clave para explicar la ideología de Bradomín.

Mª Ángeles Merino centra su comentario en el personaje de María Antonieta. No os perdáis cómo establece un inteligente paralelismo con Concha. Están presentes también el resto de amantes de este invernal Bradomín. Más que recomendable su trabajo.

Luz del Olmo resumen de forma magistral la trama de Sonata de invierno... y la ilustra con música.

Pancho desarrolla un excelente comentario a partir del esteticismo medievalizante de todo el ambiente... y del apasionado cortejo de Bradomín, claro.

Gelu, diciendo que no deja caer algunas de las claves de comprensión de Sonata de invierno en su comentario.

Paco Cuesta realiza una valoración final de la lectura de las Sonatas que no os podéis perder.

Noticias de las lecturas anteriores. Don Quijote en carnaval


Manolo, fotógrafo excepcional, buen amigo, bloguero y fiel colaborador en todos los empeños de La Acequia y, en especial, de los cervantinos, me remitió hace unos días una excepcional serie de fotografías tomadas en el Carnaval de Navalmoral de la Mata. Se trataba de una carroza -y su séquito- relacionada temáticamente con el Quijote. Elegí esta, aunque bien podría haber publicado cualquiera de las otras, por su calidad. Gracias, querido Manolo. Seguimos conservando vivo el recuerdo de los muchos meses en los que disfrutamos todos de la lectura del Quijote.

viernes, 2 de marzo de 2012

X Premio de la Crítica de Castilla y León

Por primera vez desde su creación, el Premio de la Crítica de Castilla y León, de cuyo jurado soy miembro, ha recaído ex aequo en dos libros: El laberinto invisible, de Antonio Colinas y El rostro de Cristo, de Olegario González de Cardenal. El primero es un libro que viene a poner un punto seguido brillante a las obras completas del poeta leonés, uno de los mejores exponentes de la poesía española actual. El segundo, un ensayo cultural en el que se reflexiona desde la teología para comprender la presencia del tema al que hace referencia el título en el arte plástico y la literatura. Las deliberaciones han tenido lugar esta mañana, en el Teatro del Liceo de Salamanca.

Además de los premiados, entre los finalistas se encontraban los libros de poemas Los pies del horizonte, de José Gutiérrez Román, El eco anticipado de Carlos Contreras Elvira, Tempero de Fermín Herrero y La presencia invisible de la luz de Mauricio Herrero. También los libros de narrativa Cuentos del desamparo, de Tomás Val, Ejército enemigo de Alberto Olmos, El libro de las horas contadas de José María Merino, Apuntes de medicina interna de José Manuel de la Huerga y Baruc en el río de Rubén Abella. Quiero destacar la gran calidad media de los libros finalistas, su variedad estilística y de intenciones y, en especial, que entre los autores se hallan escritores pertenecientes a diferentes generaciones.

jueves, 1 de marzo de 2012

¡Ah, el tiempo!


Hoy no puedo publicar la entrada habitual del Club de lectura de La Acequia, que saldrá el sábado próximo. El tiempo se me ha enredado y retorcido.