jueves, 8 de diciembre de 2011

El viaje al infierno del que solo salva el amor y noticias de nuestra lectura.


La situación del personaje, al decidir su viaje a México, es la de alguien que huye: él mismo nos lo dice, huye de un amor doloroso, de un desamor, para ser más certeros. Pero Valle es inteligente en el tratamiento de la narración. Por una parte, subraya lo que de juvenil romanticismo tiene la desesperación del Marqués a través de la ironía con la que lo trata la voz narradora, el Marqués viejo que escribe sus memorias y que sabe que no se ha terminado el mundo por el dolor del joven. Por otra, no esconde ninguna de las razones psicológicas que hacen al personaje ser como es y, por eso, huyendo del amor y desesperado a la manera de los héroes del romanticismo (se refugia en su soledad, mastica su cinismo y burlas contra los que viajan con él o contra los indígenas, se agarra a las raíces más tradicionales de su personalidad) lo lleva a un viaje que podría parecer un viaje al infierno: la insistencia en el calor, en la desesperación mental, la naturaleza selvática del paisaje tan diferente a la europea, el riesgo físico cuando quieren atracarlo en una escena en la que no le importa perder la vida, etc. Si el Marqués hubiera sido otro personaje o la intención de Valle hubiera sido otra, hubiera descendido uno a uno los peldaños hacia el infierno porque ese sentimiento no estaba en el viaje sino dentro de su carácter. Pero Valle lo salva a través de lo que es el Marqués, su carácter donjuanesco: basta vislumbrar la belleza de una mujer durante unos segundos para sentir la pulsión sexual, pensar obsesivamente en ella. El destino le depara que esa mujer termine embarcándose en el mismo navío: puede no parecerlo, pero ese encuentro salva al Marqués de la desesperación -como lo hubiera salvado el encuentro con cualquier otra mujer misteriosa-. Veamos si la salva también a ella de sus propios demonios.

Noticias de las Sonatas

 Merche Pallarés comenta cómo el Marqués se olvida pronto de sus azares sentimentales: no en vano es donjuanesco. Solo recordar que no leemos en el orden lógico argumental, sino en el de la publicación: Valle nos hace saltar de la madurez del personaje a su juventud.

Mª Ángeles Merino comenta e ilustra el primer contacto del Marqués con Tierra Caliente: aventura, peligro y amor, en este don Juan tan suyo...

En su segunda entrada sobre Sonata de estío, Myriam analiza las relaciones entre el Marqués y la niña Chole: sabréis por qué las mujeres de estas novelas son tan superiores al Marqués...

Ele Bergón razona, con inteligencia, las razones que le llevan a Valle a situar al Marqués en México.

Pancho escribe una entrada sobre el inicio de Sonata de estío en la que se dan las claves tanto de las razones de Valle como en la tersura de estilo y el tratamiento que le da al carácter de su personaje.

Noticias de lecturas anteriores

Pancho llega, en su comentario de Riña de gatos de Eduardo Mendoza, a un momento crucial para la narración de los acontecimientos históricos: la política internacional entra en juego definitivamente; también para los asuntos personales: lo que ha hecho, pesa sobre Paquita.

J.G. hace balance -y balance inteligente- de su lectura de Riña de gatos, que concluye en medio de actualidad otoñal, casi ya de invierno...

12 comentarios:

Manuel de la Rosa -tuccitano- dijo...

Añoro desmedidamente la aventura de El Quijote...fueron unos años fantásticos...presumo ahora de conocer algo de Don Miguel... me faltó el encuentro...cuanto me arrepiento...un abrazo

lichazul dijo...

huír del amor o del desamor no siempre es solución
podemos cambiar infinidad de veces de lugar , pero por dentro es que nos habita el sentimiento y es imposible esconder y silenciar

enfrentar es lo único que nos salva

besos

J. G. dijo...

todo un disfrute que me sirvió para relajar otras lectura, y con la tentación de releer La ciudad de los prodigios.

Merche Pallarés dijo...

¡Cuántos comentarios suprimidos...! (No son míos). Sé que en esta aventura mexicana Brado es joven por lo tanto no puede acordarse de Concha, aunque pensándolo bien él estuvo enamorado de ella desde jovencito... Pero, claro, el le fue infiel con Lilí y es cuando Concha se casó con el otro, entonces sí que el Marqués toma rumbo a México para olvidar ¡a Concha! Ahora todo tiene sentido. Besotes románticos, M.

Myriam dijo...

¡jajaja me gustan y tienen gracia, las conclusiones de Merche!.

Y tienes mucha razón: El amor siempre salva y redime. El Marqués lo intenta. Intenta amar. Es cierto que un peral no puede ser manzano, pero sí puede dar las mejores peras. Por lo tanto, creo siempre en la capacidad de crecimiento y transformación que tiene el ser humano, sin traicionar su esencia. Obvio.

La única traba que tiene este pobre Marqués, es que quiere amar, pero no sabe como. Tiene un miedo profundo a entregarse, porque al hacerlo teme perderse, es decir, sentirse vulnerable y en las manos de una mujer.

En definitiva, es el miedo, el que impide esa entrega. Se entrega quien tiene la madurez emocional suficiente, para saber que en ella no hay pérdida, sino encuentro del amor maduro, profundo, íntegro, desde luego, siempre que sea correspondido y por lo que veo, Concha, La niña Cholé , etc, lo aman y lo aceptan tal como es.

Besos

Myriam dijo...

PD: Sobre tu planteamiento de si el amor del Marqués -con todas sus limitaciones- salva a la Niña Chole de sus propios demonios, daré cuenta - desde mi óptica- en mi entrada de la semana que viene.

omar enletrasarte dijo...

'como el viajero que huye' dice un tango, y bien cierto es, todos huimos de algo
saludos

Anónimo dijo...

hola!!!
te dejo besines y cariños amigo mio....

vos siempre con las palabras justas...


:)sau

Don Dato dijo...

Huir del amor debe ser algo muy doloroso, y aunque nunca me he visto en una situación así, supongo que si es para un bien bien hecho queda por muy díficil que resulte tomar ese camino, y es que desde luego "más vale una vez amarillo, que cien colorado"

pancho dijo...

Valle da forma al comienzo de la Sonata de Estío alrededor del amor y el odio, siempre fiel a la tensión de contrarios en su manera de escribir. Curiosamente no es el odio que podría estar justificado por haber sufrido un desengaño amoroso reciente, el que se deja ver en el relato; sino el otro, tan típico de la forma de ser de los españoles, -me refiero al ideológico-, que consiste en odiar a todo lo que es diferente. El estorbo que representa quien piensa distinto es lo que se entrevé en la narración. Todo tiene que ser blanco o negro, no existe el término medio y esto se aproxima a la intolerancia. Porque este Don Javier de Bradomín es una joya atacando símbolos de otros. Radical hasta la nausea, no acepta ni la paz, prefiere exilarse antes de acogerse a la amnistía. Como si los otros no hubieran cedido lo suyo.

Pero aparece el amor para darle una esperanza de salvación, lo único que le salva de la desesperación. Aunque sea dudoso que un Don Juan sepa amar.

Efectivamente, uno de los elementos que más llaman la atención de Riña de Gatos es el acercamiento de la alta política a la calle. Mendoza consigue que sea algo natural hablar de los condicionamientos de Stalin para no derrocar la República (por ejemplo), y lo explica de una manera que convence.

Se agradece el trabajo de recopilación y resumen de tanta colaboración a la lectura colectiva.

Abejita de la Vega dijo...

La Niña Chole es la doña Inés que salva a don Juan Bradomín. Una mujer que,al principio, más bien parece una pétrea esfinge en mitad de las pirámides. Pero la ve y se enamora de súbito, en esa tierra en ebullición.

Me sorprendió el erotismo de la tierra, qué palabras: susurros nupciales y demás. Los mirtos seculares eran mucho más castos.


Besos, Pedro.

Paco Cuesta dijo...

Con cada lectura me pregunto cual era la intención de Valle, o si no había intención.