domingo, 14 de octubre de 2007

En Rioseco, con la familia Fernández Magdaleno.



Hoy he vuelto a Medina de Rioseco. Mi vinculación con esta villa tiene más de veinte años. Motivos personales me hicieron visitarla como turista asombrado cuando aun no se había puesto en marcha ningún plan de recuperación de los muchos monumentos de interés con los que cuenta. También el que, en aquella época, fuera lugar de fiesta de los jóvenes de los pueblos cercanos (y uno tenía veinte años menos). Después vino Ventura García Escobar, el autor romántico sobre el que escribí mi Memoria de Licenciatura y sobre una de cuyas obras colaboré recientemente en la composición de un Oratorio Profano que, con música del maestro Blas Emilio Atehortúa, se estrenó en la Plaza Mayor de Valladolid el 20 de mayo de 2006. Es como si Don Ventura, nacido y muerto en Rioseco, me llamara para preparar mi vuelta.


Cuando la vida te lleva por otros caminos, siempre hay asignaturas pendientes. Y Medina de Rioseco era una. La llamada emotiva explotó con mis contactos con una familia muy interesante: Diego, Pablo (que resultó haber participado en algún Curso Superior de Filología que yo organicé junto a Irene Vallejo) y Álvaro Fernández Magdaleno.


Diego es un gran pianista, cuyos conciertos se han contado por éxitos en toda España. También es un notable escritor y en breve daré cuenta aquí de dos magníficos libros suyos. Pablo es profesor en Andalucía. Álvaro va camino de un gran músico y es un joven inquieto e inteligente, como demuestra su blog. La conversación ha ido de García Escobar a viejos amigos comunes, de gestión de la política cultural a la música, los blogs y los medios de comunicación. Un tiempo magnífico.
Y gracias a ellos he vuelto a pasear por estas calles, visitar los viejos lugares del recuerdo y conocer las cosas nuevas de esta tierra de vacceos, pero esto es cosa de mi celtíbero predilecto.

5 comentarios:

Diego Fernández Magdaleno dijo...

Nos alegró mucho tu visita.
Abrazos,
Diego

Caelio dijo...

Por alusiones celtíberas, aportar que fueron los vacceos un pueblo pacífico y trabajador, sumidos en su principal industria que fue el cereal. Pallantia, su ciudad significativa.

Me alegra saber que aún está presente el linaje vacceo.

Medina de Rioseco y su Teatro Principal. Buen gusto.

Álvaro Fernández Magdaleno dijo...

Espero que volvamos a repetirlo.
Abrazos,
Álvaro

nerea dijo...

Hola.

Como ya le dije a Alvaro... nada me morire de envidia... tiene que estar guay conoceros y seguro pasasteis un buen día.

Besicos!

Pablo A. Fernández Magdaleno dijo...

Una pena no estar por esas zonas...
Un abrazo.