lunes, 13 de agosto de 2007

Yo es que soy de letras.


Como casi todos los padres, durante el verano me siento unos minutos al día con mi hija a repasar los conocimientos del curso anterior. También le pido que haga redacciones breves o que lea. La verdad es que a Elena no le cuesta demasiado ponerse a la tarea, que yo le hago lo más entretenida posible dadas las fechas en las que estamos.
Ahora bien, de vez en cuando debo pensar un rato los problemas de matemáticas. Yo es que soy de letras... Quizá, en breve, acompañando a mi hija, pueda aprender, de una vez por todas, a hacer una raíz cuadrada en condiciones. Lo de despejar incógnitas lo dejaré para ella, que a mí se me amontonan las x y las y cada día.

12 comentarios:

Anónimo dijo...

Bienvenido al selecto club de los padres agobiados por los "deberes" de sus hijos...curioso eso de los "deberes" ¿no te parece?.

Ya sabes que yo me he pegado recientemente con la Pragmatica...y es que yo soy de ciencias.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Se debería crear, a la manera del Banco de Tiempo, uno de padres especialistas en..., para que cada padre apoyara a los hijos de los demás en lo que sabe. O eso, o darse sabiamente a la fuga en el nivel crítico.

Caelio dijo...

En ello estoy yo también. A mí de momento no me tocan x e y. Sumas, restas, multiplicaciones a lo más. Prefiero enfocar la redacción y lectura como algo habitual, sin la carga pesada de llamarse tarea o deberes.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Ése es el punto, Caelio. Y, como dice Blogófago, curioso esto de los deberes, muy curioso, hasta el nombre.

Anónimo dijo...

Yo, que estudié Ingeniería Técnica, no vi en toda la carrera un número mayor del 9. Eso sí, x, y, z... y medio alfabeto griego.
Y a veces descubró que los problemas que les ponen a mis hijas están mal redactados. Encuentro la solución, pero no ciñéndome al enunciado. Parece que esto es una epidemia.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Con la que va a ser más difícil de terminar que con los topillos, Fran...

Anónimo dijo...

Mmmm.. padres en apuros...

(jiji)

uy perdón, se me ha escapado


PD: no sé de qué me río si yo también soy de letras, y la estadística me trae por la calle la amargura...

Pedro Ojeda Escudero dijo...

No seas mala, ya te tocará...

Anónimo dijo...

glups

¿eso es un mal de ojo tipo... el de la gitana a la que no la compras el romero?

Pedro Ojeda Escudero dijo...

ya verás, ya...

Anónimo dijo...

Los «deberes» escolares -dichos así, en plural- se están extinguiendo. La expresión apenas se emplea ya en el lenguaje de la enseñanza y en las jergas pedagógicas, y en el mejor de los casos ha quedado en una fórmula coloquial de uso doméstico equivalente a «la tarea». Sin embargo no desaparecerá del todo: la han tomado prestada los políticos, cosa que siempre es una garantía de supervivencia. La reprimenda por «no haber hecho los deberes» o haberlos hecho mal parece hoy más propia de diputados que de padres o madres de escolares. Surge en el discurso polemista cuando el que critica trata de colocarse por encima del adversario, a quien dirige sus críticas desde una cierta superioridad moral similar a la del maestro que amonesta al mal estudiante. Si se ha adoptado para este nuevo ámbito de uso es debido a la creencia de que el término «deberes» aplicado a los trabajos escolares –sólo a los que han de hacerse fuera de las aulas- viene de tiempos inmemoriales. O sea, que tiene algo de vieja escuela y por tanto de autoridad inapelable. Pero no ocurre así. «Hacer los deberes» pertenece a etapas recientes de la historia de la enseñanza, y no ingresó en el DRAE hasta la edición de 1983 con la definición de «ejercicios que, como complemento de lo aprendido en clase, se encargan, para hacerlos fuera de ella, al alumno en los primeros años de enseñanza». No es una expresión «de largo recorrido», por decirlo con un giro de moda. Nació hace relativamente poco y todo lleva a pensar que está en las últimas etapas de su ciclo vital.

(Publicado en 'Juego de Palabras', del suplemento cultural 'Territorios' de El Correo, 23.11.06)

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Acertadísimo recorte, Blogófago.
No sólo debe replantearse el término, sino el concepto. El ámbito doméstico no debe ser, en esto, una continuación del escolar. Pero, ante la inaceptable dejación de los padres a ser tales no está mal que desde el colegio se les recuerde que deben sentarse un rato con sus hijos a hacer algo y participar de su crecimento intelectual y cívico. Ahora bien, si todos asumimos esto, ese "algo" debería tratarse de la parte de educación que los padres nunca deberían delegar en el colegio.
Gracias por esta sabia intervión, Blogófago.