Ahora que la primavera se ha vuelto invierno

Ahora que la primavera se ha vuelto invierno y que nieva en la calle, que el viento nos acuchilla traidor y malevo en el callejón camino del trabajo. Cuando todo parecía azahar y dulce aroma demasiado hermoso para ser cierto. Déjame, amor, que recuerde aquel día de playa en el que todavía creíamos que el mundo tenía horizonte, cuando me sorprendías mirando tu piel mientras tomabas el sol sobre la arena o el deseo me hacía acogerme al sagrado sabor de tu cuello. Acogerme, beso a beso hasta los dientes que sabían hallar el centro exacto de las cosas, la certidumbre de que todo estuviera allí aunque el invierno se lo hubiera ya llevado.