Al adobe no hay que dinamitarlo. Cuando el tejado se hunde, las paredes desaparecen con el tiempo. Barro y paja dejan apenas una huella del paso del ser humano. En nuestros tiempos, todo exige una brigada especializada en descontaminación y tratamiento de residuos.
Ancha es Castilla, se decía para significar que aquí cabían todos, que quien no estuviera a gusto o molestara, buscara otro lugar o ensanchara la tierra. Y uno echaba a andar y tardaba en llegar a sus límites. Más ancha que nunca hoy, despoblada.
Una tapia de tierra amasada no tiene voluntad eterna.
... y estrechas las castellanas :-).
ResponderEliminarFuera bromas: gran reflexión sobre la tierra y los adobes.
—Adobero, ¿cuánto ganas? —Si no llueve, poco, y si llueve, nada.
Sin cabeza caemos y desaparecemos, somos adobe sin tejado.
ResponderEliminarAsí nos estamos quedando, concentraditos.
ResponderEliminarLos adobes, vienen desde la prehistoria y siguen ocupando su lugar. Se van discretamente, como vinieron. Se funden en su origen.Tan discretos a veces, ocultos tras la cal.
ResponderEliminarAqui fala-se muito do despovoamento do interior.Imagino aí ...
ResponderEliminarBesos, amigo mio
El adobe debe permanecer, es la tierra hecha arquitectura.
ResponderEliminarSaludos
Francesc Cornadó