Dice San Juan de la Cruz que en la noche más oscura es posible guiarse por la luz que arde en el corazón, pero tengo un vago recuerdo de que el corazón lo dejé en alguna parte antes de salir de casa. Allá debe estar, iluminando algún rincón. Y eso que me palpé los bolsillos antes de salir: la cartera, las llaves, el móvil. ¿Me esperará desvelado, aguardando mi regreso con la inquietud de que algo me haya pasado por la ciudad, decidida ya hacia el invierno? Oscurece lluvia y frío. Quizá en el duermevela tenga el sueño de una sierra nevada y fría. Al amanecer, el silencio. ¿Sueña sonidos un corazón?
Es una pregunta que requiere reflexión.
ResponderEliminarUn abrazo
Conviene estar a la escucha. De los sueños o del corazón.
ResponderEliminarNB. Por cierto, la prueba de un ecocardiograma concede la satisfacción de escuchar tus propios latidos, que no son precisamente dulces, sino enérgicos y brutales. Francamente una melodía épica.
No falta nunca una guía para el corazón. No se pierde.
ResponderEliminarSon sus latidos que esperan ser de nuevo acariciado.
ResponderEliminarLo principal es seguir esa luz que a veces se oculta, hasta que otra vez la descubrimos y nos va indicando los senderos por los que transitar.
ResponderEliminarBesos
Para mi, el corazón es un musculo que alguna veces da mucho por culo.
ResponderEliminarEsperemos que use una lámpara LED y en su caso unas pilas Duracell. Lo del sonido es más complejo yo suelo dormir con tapones en los oídos por el ruido de la calle.
ResponderEliminarUna delicia leer este retrato de interior esta vez más de interior que nunca. Estamos a falta de latidos.
ResponderEliminarUn abrazo enorme, Pedro.
ResponderEliminarSueña luces el corazón? quizás en algún rincón esperando a su dueño que sale dejándolo olvidado...El corazón sueña encontrarse en su lugar para avivar la llama del fuego en el brasero junto a las castañas que ya aparecerán.
Precioso Pedro tu retrato interior...
beso,
Ali