De aquellos rosales silvestres florecidos en primavera, los frutos. El rojo intenso del escaramujo.
La vida es voluntad de ciclo nuevo,
de ser y transformarse en otra cosa
inadvertidamente, como quien
va a la compra del día y no regresa
porque un hilo de luz se le ha enganchado
como las telarañas que se mecen
al viento de una tarde calurosa.
¿Quién era yo que ya no me regresa?
© Pedro Ojeda Escudero, 2020
Asii es, las cosas van cambiando y luego uno queda perdido un poco en el mar de la vida
ResponderEliminar¡Somos lo que buscábamos ser.!
ResponderEliminarÉramos los que deseábamos vernos convertidos hoy.en lo que somos. Abrazos Pedro.
Del rosa al rojo y luego.. La rueda da la vuelta y nunca sabremos nada de su misterio.
ResponderEliminarQuerido amigo, la vida es imparable, tendremos que vivirla, a pesar de ese posible "hilo de luz que nos engancha" en desigual regreso.
ResponderEliminarBesos
Dicen que el escaramujo, a pesar de su infortunado nombre, fortalece y aumenta las defensas del organismo y es antiinflamatorio y cicatrizante...Que no es poco.
ResponderEliminarA mudança faz parte da Vida, para bem e para mal.
ResponderEliminarBeso, amigo mio
Fuimos tantos, y ninguno... que alguno ha de quedar.
ResponderEliminar;)
Besos, Pedro.
Y cuídate mucho, mucho, por favor.
La pregunta es ¿quieres volver?
ResponderEliminar¡Qué belleza de poema!.
ResponderEliminarNo somos los mismos al regresar.
En cada viaje, en cada salida así sean dos cuadras
o cuatro calles, nos transmutamos o cambiamos.
y en el mejo caso, mejoramos, crecemos, maduramos.
Besos, Pedro
Esta pandemia está cambiando la percepción que teníamos sobre nosotros mismos y sobre los demás. Nos vamos acostumbrando a valer cada día un poco menos y cuanto más mayor menos. En fin.
ResponderEliminarUn abrazo