El concepto de ruinas lo solemos asociar con grandes edificios del pasado histórico con los que el tiempo obró su hacer, junto a la desidia o la pérdida de la función para la que fueron levantados. La última burbuja inmobiliaria sembró el territorio de edificios a medio levantar, esqueletos de proyectos sin sentido muchos y otros de sueños en los que tantos dejaron sus ahorros y esperanzas. Vino la crisis primero y ahora la pandemia y estos edificios a medio hacer quedaron expuestos al expolio y a las inclemencias de la meteorología. No solo grandes estructuras institucionales, enormes urbanizaciones en las que hubieran vivido miles de personas que hubieran vaciados pueblos o barrios tradicionales, complejos residenciales en las zonas costeras, hoteles que, sumados, darían cabida a decenas de miles de viajeros, grandes museos y estructuras deportivas hasta en localidades de escasa población, sino también pequeños edificios para las oficinas de un proyecto empresarial ilusionante, casas familiares. ¿Dónde estarán ahora todos los que iban a ocuparlas?
Ante las ruinas de los imperios desaparecidos se meditaba sobre la fortuna, la vanidad, los excesos de los gobernantes del pasado. Qué difícil es tomar aquella retórica para estas ruinas nuestras, que la locura fomentada nos hizo ver como signo de modernidad progreso.
Estas que veis, oh dolor,fueron fiebre del ladrillo interrumpida.
ResponderEliminarLlevas toda la razón, por eso nuestro país es una ruina total, político, económico y socialmente.
ResponderEliminarLos edificios modernos no se caen, suelen estar bien calculados; poco a poco se desmoronan, se desconchan, las masillas y siliconas se resecan, los paramentos se manchan y las grietas no les otorgan ningún carácter. Los edificios modernos no hacen ruinas, producen residuos.
ResponderEliminarLas arquitecturas antiguas producen ruinas y las arquitecturas modernas producen residuos y restos cochambrosos, esto no es solamente una cuestión de materiales sino que también es algo que procede de su concepción inicial, del proyecto arquitectónico. Se trata de una cuestión cultural, que me lleva a pensar que del mismo modo que el conocimiento antiguo acabó en una ruina más o menos elocuente; la cultura moderna quizás acabe en algún vertedero autorizado.
Saludos
Francesc Cornadó
Las ruinas de antes eran testimonio de un esplendor pasado, las ruinas de ahora son testimonio de algo que no llegará a tener esplendor nunca.
ResponderEliminarTodo acabará siendo el resultado de unos pésimos ci-mientos...
ResponderEliminarBesos, Pedro.
En los años del despilfarro, no se tuvo en cuenta, los años del después.¿Cómo fuimos capaces de consentirlo? Somos incomprensibles.
ResponderEliminarBesos