La mayoría de los frutales de estas tierras son árboles humildes y callados, que están a su labor diaria sin darse ninguna importancia. Al borde de un camino, pasan desapercibidos para el paseante, que va a lo suyo -quizá habla solo-, pero hay días como estos. El camino, el pueblo a lo lejos. Y el humilde frutal que ha vestido sus galas. Levanto la cabeza, sonrío. Parece que este año también hay primavera.
A veces es necesario recirdar la simplevy generosa belleza de la Naturaleza.
ResponderEliminarBesos
Nunca me había planteado que había árboles que eran más humildes que otros, me fijaré a partir de hoy.
ResponderEliminarNo habíamos reparado en ellos, nos regalan la vista con sus delicadas flores y pronto volarán. Hasta el año que viene.
ResponderEliminarFrutales o no todos los árboles me resultan entrañables. Son acompañantes y aunque unos sean de mayor floresta y envergadura que otros yo los quiero a todos por igual. Padezco por nuestros árboles decorativos de las calles de la ciudad, tan maltratados por la contaminación y los conductores desaprensivos, pero en su menudencia hay que ver lo resistentes que son.
ResponderEliminarLA DOROTEA: "El hielo siempre fue inclemencia del cielo y no hazaña del aire desnudar un pobre almendro que en confianza del sol se vistió de flores. Más valentía fuera despojar un moral robusto"...
ResponderEliminarEspero que la haya, que sea temprana, que dure y que los hielos tardíos no malogren plantas y frutos...
ResponderEliminarPienso que los árboles son seres vivos admirablemente resistentes...
Abrazo
En ese gesto de levantar la cabeza y mirar y ver aguardaba la primavera.
ResponderEliminarSí,este año también habrá primavera y bastante adelantada. Por Madrid ya se se están cayendo las flores de esos almendros. Este año, al no haberles llegado la helada, han lucido y lucen en todo su esplendor de colores rosa y blanco.
ResponderEliminarDeseosa estoy de ver los de mi pueblo, pero no sé si voy a llegar a tiempo.
Besos