El pasado 14 de abril fallecía en Madrid Juan Antonio Hormigón a los setenta y cinco años. Su personalidad dejó huella en muy diferentes ámbitos: dramaturgo, gestor teatral, editor, investigador y teórico del mundo de la escena, profesor de Dirección de escena en la Real Escuela Superior de Arte Dramático de Madrid, etc. Una de las características esenciales de su personalidad es que no resultó indiferente para ninguno de los que lo conocieron, para bien o para mal. En mi caso también resultó así y he pasado por temporadas de admiración absoluta y otras de desencuentro y alejamiento, pero hoy solo puedo recordarlo con muchísimo cariño, agradecer la confianza que puso en mí en muchos momentos, lamentar las ocasiones en las que no pude cumplir sus encargos (para los que se mostraba inflexible como debe ser en todos los casos en los que se tiene la responsabilidad de sacar los proyectos adelante) y dolerme por no haber podido verlo más en los últimos años de su vida. Me es fácil recordar aún el tono de su voz y el olor del tabaco de su inseparable pipa. Recuerdo una vez en la que, invitado a dar una conferencia en Valladolid para un curso de verano que organizamos mi querida Irene Vallejo y yo, perdió una de las que tenía en mayor aprecio y no paramos hasta dar con ella.
Cuando se fundó la Asociación de Directores de Escena de España, pasó a ser su Secretario y se puso al frente de ADE Teatro, una de las mejores y más longevas revistas sobre teatro que se han publicado nunca en España y que hasta ahora ha sabido resistir al embate de lo digital, así como de las colecciones de libros que se editaron desde la ADE. Esta labor permanecerá en el tiempo. Tanto la revista trimestral que en cada número publica un texto teatral de relevancia, como las diferentes colecciones, han dejado el testimonio de décadas de la historia teatral de este país, monográficos sobre los temas esenciales del hecho escénico y panoramas sustanciales del teatro de otras naciones y lenguas. Una de las líneas editoriales más importantes llevada a cabo bajo su dirección consistió en la recuperación de textos teatrales que de otra manera serían difícilmente encontrables, así como la reedición de libros fundamentales para la historia del teatro español y para la teoría teatral. La publicación de traducciones de textos básicos de la dirección escénica moderna y contemporánea ha contribuido a su conocimiento directo por los profesionales y aficionados.
ADETeatro le dedica merecidamente el número 177 del presente trimestre. Allí encontrará el lector un homenaje pero también un estudio completo de lo que ha significado para la historia de la dramaturgia, de la teoría escénica y de la investigación de esta materia en España. Yo debería haber colaborado en él con un artículo sobre la importancia de la edición de textos clásicos en las colecciones de la ADE que él impulsó, pero una dolorosa pérdida personal me ha mantenido apartado de todo durante meses. Siento que algo me ha vuelto a impedir terminar con uno de sus encargos.
Se ha marchado para siempre pero su huella permanecerá.
ResponderEliminarBesos
Dencanse en paz y que su aportación vital permanezca en la memoria de quienes le conocisteis...
ResponderEliminarSiento esa dolorosa pérdida personal que dices...
Abrazo