De Antonio Machado, siempre, el poeta hacia adentro y hacia fuera. Pocos, en la literatura española como él supieron ir hacia dentro para mirar hacia afuera. Del poeta al otro. Necesitó Machado años de soledad gloriosa para descubrir la conciencia cívica de la palabra, la alta exigencia ética del que la pronuncia. De él nace una poesía hermana que, sin aparente retórica, sentimos nuestra. No es fácil llegar a esa sencillez con la que nos la regala. Por eso sigue vive don Antonio y necesario, setenta y cinco años después de su muerte.
Siempre necesitamos alguna referencia para ese camino que no las tiene. Volver la vista a Machado es volver a encontrar esa referencia. Y es necesario celebrarlo sin aspavientos, como a él le gustaría, releyéndolo.
ResponderEliminarUn abrazo.
cuando uno se recorre los adentros se hace sendero adictivo Pedro
ResponderEliminarbesos
Buenas noches, profesor Ojeda:
ResponderEliminarUn año más, nos citamos en la acequia para recordar a Don Antonio Machado en estas fechas.
Qué acertadas sus palabras y las de Juan Carlos Mestre:
“Es la profunda imantación ética de la dignidad humana que pervive [en sus versos]”.
Un abrazo.
Y así lo senti a Machado cuando estuve en ese maravilloso pueblo, hace unos años.
ResponderEliminarBesos
Y Machado hoy, siempre presnete en nostros ....
ResponderEliminarLa muerte en Colliure alejó al poeta para siempre de la oscura posguerra. Sería recuperado para la memoria cultural por los poetas del 50, que valoraron su ejemplo ético y la aparente sencillez de sus poemas. En años de "garcilasismo y clerecía" sobrevivió su legado para que hoy permanezca vivo y fuerte, lleno de luz. Un abrazo cómplice, querido Pedro.
ResponderEliminarA. Machado y G. A. Bécquer fueron los primeros poetas que conocí allá por la lejana infancia. A ellos les debo mi amor por la literatura y siempre estarán en mi memoria y en mis afectos. Estos días, y por razones harto conocidas, el pálpito machadiano se me ha hecho más latente.
ResponderEliminar"La excelencia de Machado tarda en madurar... pero ¡cuándo lo hace!" Agrio como los limones de joven; luego, bueno con sangre jacobina, en el sentido que él acuñó.
ResponderEliminarDon Antonio
Del yo al otro y del otro a ... "siempre buscando a Dios entre la niebla". Un místico.
ResponderEliminarVolver a Machado es volver a las clases de lectura en alto. Volver al olor a lapicero. Es volver a un tiempo en el que el silencio era una presencia, una compañía. Y el tiempo se detenía y nos permitía pasear o sentarnos sin hacer nada.
ResponderEliminarEntonces no lo sabíamos, pero éramos más dueños de nuestras vidas que ahora.
Quizás me equivoqué al decir que no había que volver a Neruda, que había que mirar hacia delante. Cuando se encuentra lo auténtico, no hay que dejarlo atrás. Y los verdaderos poetas, siempre ofrecen autenticidad.
Pero por otro lado, se necesita también sabia nueva. Nuevos poetas que te hagan pensar que el legado de los que han desaparecido, ha germinado y sigue dando frutos nuevos. Ahora más que nunca se necesitan poetas.
Y sigue encantando.
ResponderEliminarUn abrazo
Siempre cercano y presente. Su peripecia es un revulsivo para todos nosotros.
ResponderEliminarCumplí, hace unos años, mi promesa autodada de visitar la tumba de Machado en Colliure y leer alguno de sus poemas. Allí dejé una maceta con narcisos (vete tú a saber qué habrá sido de ella). No sé porqué seguí ese impulso. Creo que fue en agradecimiento por lo que escribió.
ResponderEliminar"Al fin, nada os debo
me debeis cuanto escribo..."
Pues eso.