viernes, 24 de mayo de 2013

Yo también te odio



Hay besos como este que nacen del odio y que te llevan al abismo. Es una sensación extraña, que te agarra justo en la boca del estómago o en la nuca y que dura desde la primera mirada hasta la eternidad del beso. Desearías morir allí mismo porque solo así se llega al momento justo en el que todo renace o todo desaparece. Solo algunos elegidos han cruzado ese umbral que nunca se olvida: quedan marcados para siempre por los labios deseados, con la marca diáfana del fracaso o del éxito. Jamás de la indiferencia. Al menos en esos segundos intensos.

14 comentarios:

  1. romántico y clásico beso nos dejas como telón para tu entrada

    cuando la pasión , la emoción y la química se conjuga entre dos
    un beso es solo el comienzo...


    buen fin de semana PEDRO
    besos

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  2. ¡Qué gran película! un clásico del cine negro: Gilda, cuánta intensidad hay en ese beso, unido por dos bocas que se imantan por el deseo.

    Un beso.

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  3. Não é o ódio , em alguns casos, o amor pelo avesso?

    Bom final de semana, amigo mio.

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  4. Es fruto de la pasión sexual reprimida. Saludos Isabel.

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  5. Unos de esos besos eternos.Soñarlos, desearlos, vivirlos, recordarlos.
    Y así una vez y otra.

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  6. A cada beso que he dado sólo he pedido eso y nada más, que no me deje indiferente...
    Con eso me conformo.
    ;-)

    Un beso, Pedro.

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  7. Buenas noches, profesor Ojeda:

    No hay que odiar a nadie.
    Por ese motivo censuraron la película.
    Dejo un enlace de la entrada que dediqué a ‘Gilda’ en mi blog de cine.

    Saludos.

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  8. Creo que la censura fue por el erotismo con el que se quita un guante...el guión y la bofetada que le propina Glen Ford quedaron íntegros...
    abrzos.

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  9. Y recordemos que unas escenas antes fue Gilda quien abofeteó a Johnny... En efecto, la censura no tuvo nada que ver con el odio ni con la bofetada...

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  10. Besos que nunca serán olvidados... ♡

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  11. Besos que nunca serán olvidados... ♡

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  12. dicen que del amor al odio hay un paso... intento pensar... y sí, supongo que alguna vez también besé con algo de ese odio del que hablas.

    biquiños,

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  13. Cuando el odio fracasa se convierte en deseo.

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  14. También es el odio hacia lo inaccesible, a lo que está vedado. Eso nos recuerda nuestros límites, y en ansia por superarlos, derribarlos cual si fueran los muros de una cárcel.

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