La práctica totalidad de Aurora roja no estaba en el proyecto inicial que se publicó en el periódico El Globo. Recodemos que no pensó Baroja inicialmente en una trilogía. La busca era una novela por entregas. Se convirtió, con variantes significativas, en las dos primeras partes en la edición de 1904: La busca y Mala hierba. Y el paso de una novela a una trilogía es importante para La lucha por la vida. De ahí la reflexión -ideológica y narratológica- que contiene Aurora roja. Esta debería cerrar las dos anteriores, marcadas por el deambular de Manuel por Madrid ejerciendo oficios y cayendo, por su carácter y las circunstancias que le rodean, en el mundo de la delincuencia -menor y mayor- y la vida en la calle con todas las consecuencias. ¿Cómo enriquecer y dar variedad a la continuidad para cerrarla desde un presupuesto ideológico? Por una parte, ya lo sabemos: mientras Manuel no encuentre la energía interior que construya su voluntad, dependerá de la ayuda de terceras personas que inclinarán su vida hacia la estabilidad o la delincuencia. Por otra, se anuncia desde el final de la segunda parte la presencia de un elemento nuevo, que se extrae de todas las circunstancias sociales que hemos visto (hipocresía, la presencia de una capa social fuera del sistema y de otra que está en el límite y a la que cualquier circunstancia puede echar fuera de la vida regular) y que casi se desprende de toda la narración como una consecuencia lógica: el anarquismo. Es decir, la conciencia de clase. Aún no sabemos si ese será el motor que mueva a Manuel, pero Manuel ya se reconoce en él.
Y esta es la situación al comenzar Aurora roja: consecuencia y cierre de todo lo anterior. Pero sucede que Baroja, el estilo narrativo barojiano, huye siempre de toda monotonía. Sabe que debe introducir un elemento nuevo para que no se repita, sin más, la alternancia biográfica de Manuel entre estados buenos y malos. Sería acumular más de lo mismo y Baroja busca la variedad. Y ese es el motivo del Prólogo del tercer volumen -los otros dos, en su versión novela carecen de él, aunque ya sabemos que el folletín de El Globo sí lo tenía-. Es una pieza maestra: representa, en sí mismo, una condensación del significado ideológico y narrativo de la trilogía y podría componer una narración autónoma. Baroja lo centra en las peripecias del hermano de Manuel, del que se había hablado al inicio de la trilogía. Decide abandonar el seminario porque ha dejado de creer -lo que ha visto en el Seminario, en especial un escándadalo de pederastia, le ha empujado a leer y la lectura le ha abierto los ojos de una nueva realidad- y, tras un breve trayecto en tren, comienza un peregrinaje a pie que es todo un viaje simbólico hacia la vida -hasta en el tratamiento del paisaje, cuando aparece la luz final tras la tormenta-. Este viaje supone también un aprendizaje de la injusticia y la solidaridad y reafirma en este personaje lo que le faltaba a Manuel: la voluntad decidida de seguir siempre hacia adelante sin volver jamás atrás.
Veremos cómo juega Baroja con esta nueva línea narrativa.
Noticias de nuestras lecturas
Mª Ángeles Merino nos muestra -e ilustra maravillosamente- la nueva caída de Manuel en el submundo, camino ya de la delincuencia abierta. Solo le queda la solidaridad de los suyos...
Pancho nos muestra -no hay que perderse las ilustraciones- la forma en la que Manuel vuelve a estar en la calle: apenas un día en el que baja la guardia y su pereza y lo implacable de la sociedad, lo arroja de nuevo al hambre y al frío.
Gelu nos regala una nueva selección de frases de la obra: en este caso, el tema central es el frío y el hambre. Sabe Baroja cómo hacernos llegar la situación de sus personajes.
Paco Cuesta se adentra en Aurora roja como debe ser, por el Prólogo. Quijotesco y barojiano. ¡Gracias, Paco!
Kety nos lleva de la mano de la pastora Marcela hasta el Quijote, con motivo de la celebración del Día internacional de la mujer trabajadora.
No sé que me gusta más si el prólogo o tu clase. Y la entrada de PACO sobre él, soberbia.
ResponderEliminarEl cambio en Juan comienza a operar, como bien dices, a partir de la realidad que observa en el Seminario y sus interrogaciones que lo llevan a leer lecturas diversas que le abren la mente y lo separan de cuajo de la indoctrinación.
Notorio es como Juan observa en su trayecto la enorme variedad de la Naturaleza y como se llena de ella y se une a ella. También, las personas que encuentra en su camino como el vagabundo y el médico. Y como sigue Juan, adelante, siempre adelante, marcado bien la diferencia con la poca voluntad de su hermano Manuel.
Este prólogo es una de las cosas que más me gustaron de toda la Aurora Roja.
Besos
Es verdaderamente difícil vencer la tentación de no leer más allá del prologo.¡Es fantástico!
ResponderEliminarGracias Myr. Gracias Pedro.
Un abrazo
Tengo que leer a los coleguis... He estado de viaje y os tengo a todos un poco dejados de la mano de los dioses, sorry. Este Juan suena más interesante e intrépido que su hermano Manuel. Le seguiré con regocijo y curiosidad. Besotes aurora-rojizos, M.
ResponderEliminarLa salvación de Manuel tiene una doble vertiente: la doméstica y la política. Y la doméstica no es grano de anís. Políticamente lo veremos evolucionar y diremos eso de quién te ha visto y quién te ve.
ResponderEliminarEl prólogo no me parece prólogo, no hay declaración de intenciones, sino una novela corta en torno a la desconversión de Juan, un San Pablo al revés.
He leído buena parte de "Aurora Roja", es una lectura más reposada, se agradece; el ritmo de "La busca" y "Mala hierba", sobre todo de la primera, es agotador. Un personaje, otro y otro...un escenario, otro y otro. Para hacer eso y que no irrite...hay que ser Cervantes. Otro escritor que lo resuelve bastante bien es Cela en "La colmena".
Gracias Pedro. Besos.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarVemos, entonces, un ejemplo más de cómo la respuesta del receptor, el contacto con los lectores es importante para un novelista. Internet y su interactividad tan ensalzada no inventa nada nuevo, si acaso prisa por la inmediatez exigida de respuesta en este medio. Y ya sabemos que las prisas solo para los ladrones y los malos toreros.
ResponderEliminarTodavía me encuentro enzarzado con Manuel y su vuelo alicorto por los garitos de mala nota madrileños, dando tumbos de un sitio a otro, traspasando a menudo la línea de la decencia. El atractivo de esa vida sin ataduras es tentador para cualquiera, pero salir de esa espiral también es difícil. Veremos si lo consigue y cómo.
sigo quedándome atrás en la lectura, mi querido Profe, pero ya acomodaré mis adeudos para con la lectura
ResponderEliminarsaludos
Aunque no se muy prolífica en comentarios sobre los libros, voy siguiendo las lecturas y los comentarios de los demás, y sobre todo las maravillosas entradas que hacen sus alumnos señor Profesor.
ResponderEliminarYa estoy con la Aurora Roja, y me gusta el comienzo, con la introducción de Juan en la historia, ya veremos.
Besos.
Buenas noches, profesor Ojeda:
ResponderEliminarSuelo leer los Prólogos, atentamente, al principio, cuando los hace el autor del libro. Si son hechos por otra persona, acostumbro a dejarlos para el final, cuando ya lo he leído completo.
Estoy tratando de finalizar la entrada última de ‘Mala hierba’.
Espero para el jueves poder tener la primera correspondiente a ‘Aurora roja’
Saludos
ResponderEliminarAurora Roja, me está gustando más, que La Busca, y Mala hierba, tal vez porque se asemeja al mundo obrero con sus ideales y su afán de trabajo.
Estoy deseando seguir con la lectura. Ver que sucede después de encontrarse Manuel con Jesús, borracho, en Callao y sumergirse de nuevo en la noche con dos mujeres desconocidas.
Gracias Pedro, por poner mi enlace
Un abrazo
PD:
El comentario suprimido es este, ya corregido
Me encanta esta trilogía barojiana y las sutiles observaciones que nos aportas, Pedro.
ResponderEliminarQuerido Pedro, os seguiré en la lectura, pero ahora no puedo leer los libros que propones, pues ando metida en otros menesteres.
ResponderEliminarPrecisamente este de Aurora Roja, fue el único de la trilogía que no leí en mis años jóvenes y parece que se me quiere resitir.
Estoy segura que llegará mi tiempo para su lectura.
Besos
Luz