Una fotografía al paso del paisaje cerca de Salamanca. Desde el coche de línea, pesa el sol y es grande el cielo, al que el horizonte le pone algo de límite. Algo de cielo se queda en la tierra. Al contrario no ocurre. Dan ganas de bajar del autobús a estirar las piernas, de pedirle al conductor que se eche al arcén y abra la puerta. Echar a andar, hasta donde se llegue.
El sueño de bajar del autobús, o del tren, y echar a andar hasta donde se junta el.cielo y la tierra...Sueño es.
ResponderEliminarUna inmensidad ocre que invita a caminar.
ResponderEliminarSaludos
Del cielo fíosico se queda tanto en la Tierra...por ejemplo el calor, que no es poco y, naturalmente la luz.
ResponderEliminarAndar o ir a cuatro ruedas, esa es la cuestión, yo digo que depende.
ResponderEliminarAmo de paixão estes longes, talvez porque tenho todas as raízes no Alentejo.
ResponderEliminarSubscrevo todas as tuas palavras deste belo testo.
Amigo mio, te abraço.
Echar a andar es el mayor de los lujos. Yo también quisiera bajar, Pedro.
ResponderEliminarNo viajo mucho ni en autobús ni en tren, pero sí he tenido esa sensación de querer caminar hasta encontrar el infinito, que obviamente nunca va a llegar.
ResponderEliminarBesos