Quiero recordar tu nombre. Lo apunto aquí, en esta hoja. Lo repito durante toda la noche, escribirlo cien veces en el folio en blanco, en el reverso de los sobres usados, al pie de la lista de la compra, en pedazos sueltos de papel que sirvieron para otra cosa en la que no estaba tu nombre inicialmente, pero escrito ahora. Letra a letra las cinco, que ya son miles, por toda la noche. Tu nombre ocupa ya todo el suelo de la habitación. Si me agacho y desordeno los papeles con la mano se forma un seísmo que deja ver los estratos. A veces solo son fragmentos sueltos de tu nombre, tu nombre completo tapado por el borde de otras hojas en las que está también tu nombre incompleto. El inicio o el final de tu nombre, a veces el centro, en todas las direcciones. Como el recuerdo fragmentado de tu cuerpo o de tu olor o de tu presencia o del color de tus ojos o de tu cabello o el gesto de tus labios o el tacto de tu piel que busca el calor de la mía segmentado por la luz de la lámpara del pasillo. Todo eso está en el trazo de tu nombre, en la huella de tu paso. Hasta que, muy lentamente, amanece.
¡¡Ozu!! o esta muy enamorado, o está de psiquiátrico.
ResponderEliminarHay algo de alba y ocaso en los papeles, y por supuesto en la vida y actitudes del humano.
ResponderEliminarLuis Cernuda escribió:
ResponderEliminar"Nada queda
sino el recuerdo
de un olvido"
Besos
Luz
El olvido inolvidable navega por un mar de papel.
ResponderEliminareso define el extrañar me parece
ResponderEliminarbesines
SAU
Maravilloso retrato de interior lleno de amor y nostalgia. Me ha encantado, Pedro.
ResponderEliminarUn abrazo y buen fin de semana.
Maravillosa manera de pasar la noche en vela.
ResponderEliminarAmanece, pero el nombre queda, sin dudas.
ResponderEliminarSaludos,
J.
Me encanta lo que expresas y cómo lo expresas...
ResponderEliminarEl estilo de la prosa poética es muy sugerente.
Un abrazo
Qué belleza, Pedro.
ResponderEliminarNo amanece. No quiero que amanezca.