Te roza apenas
el jilguero en la rama
del viejo tilo,
con su canto. Amanece.
Más allá del jardín,
continúa el verano.
Azulea la mata
de espliego en flor
al regarla. Susurra
la mañana secreta
pasión lavanda.
Qué frágil la belleza.
© Pedro Ojeda Escudero, 2023
Lo eterno puede aparentar belleza, pero nada tiene de ella.
ResponderEliminarInteresantes versos.
Saludos,
J.
A la belleza o, mejor dicho, a nuestra relación con la belleza, que en parte o todo creamos cada cual, hay que aplicarle también un 'carpe diem'. Salud.
ResponderEliminarAzul morado de la lavanda. O morado azul. El olor de un color o el color de un olor. Nos traes una brizna, es suficiente.
ResponderEliminarRecuerdo que ya en agosto, es tiempo de lavandas que crecen en los campos ya agostados, llenándolos de color y olor, pero frágiles, como bien escribes, similar a la belleza.
ResponderEliminarBesos
Y la belleza, por frágil, más bella aún.
ResponderEliminarEn estos momentos, comprendo mucho mejor este pensamiento universal.
Dulce aroma: la pasión de sentirse vivo.
ResponderEliminarBesos, Pedro.