Sorprende siempre el gordolobo por su arquitectura. Durante su primer año, la roseta basal está aquí y allí, pero casi escondida. En el segundo, se alza una vara hermosa y larga que tendrá flores amarillas. Este que me encuentro hoy a la entrada de este pueblo soriano todavía no tiene flores y alza el cuello todo lo que puede. La planta es tóxica y se ha usado tradicionalmente como adormidera de peces en regatos y ríos de escaso caudal para pescarlos a mano. Con las flores, que es lo único que se puede consumir prudentemente sin peligro, se puede hacer una infusión que se ha usado para afecciones respiratorias, gastrointestinales y para mejorar las varices. Cosas de la medicina natural, que una planta parecería servir para todo: para matar y para dar la vida. En niños, su consumo continuado puede provocar intoxicaciones graves. Se cuenta que las romanas se teñían el pelo de rubio con estas florecillas y todavía hoy se usa en algunos productos para cuidar el cabello. Pasado su tiempo, la planta enrojece y seca y la vara cae al suelo, abandonando su orgullo y tentación de luz. Allí queda, como obelisco derribado por el tiempo inexorable.
Así todos caeremos al suelo por mucho que estiremos el cuello hoy con gallardía. Ley de vida, como decían antes. Vivamos, mientras tanto.
Hoy he regresado cansado. En este alojamiento rural las paredes son gruesas, en una extraña mezcla de piedra y ladrillo. No llega el ruido de fuera. Abro la ventana a la tarde, que refresca. Una ventana alta, como si yo me hubiera encogido. Por ella veo el cielo y pasar bandadas de pájaros. A lo lejos, una nube. Anochece ya. El día ha sido completo.
Fantástica la planta y por lo que se lee gratificante tu excursión a la calma.
ResponderEliminarCon sus varas, una vez secas, se hacen unos sólidos bastones, que sirven como ayuda para andar por los caminos. Bonita historia.
ResponderEliminarYa me extrañaba al ver el título que te refirieras a algo animal, lo tuyo es la botánica, no conocia la planta y menos el nombre.
ResponderEliminarLa vara, tan hermosa, parece que tenga las proporciones de la columna de Trajano.
ResponderEliminarSaludos
Es una delicia llegar cansado después de una buena caminata por el campo.
ResponderEliminarEres todo un tratado de Botánica. Cuando veo un gordolobo no le hago justicia, solo me fijo en sus hojas aterciopeladas .
ResponderEliminarEs cierto, impresiona lo muchísimo que sabes de botánica, bueno, de botanica y de muchísimas otras cosas, eres todo un compendio enciclopédico de saberes; ) Cuanto más se estira el cuello, al final por su propio peso y ese esfuerzo, más se dobla y languidece, excepto las mujeres jirafa de Tailandia, que lo sujetan con aros ; )
ResponderEliminarUn beso
Deberíamos observar más al gordolobo, sin dudas aprenderíamos mucho de él.
ResponderEliminarSaludos,
J.
No tenía ni idea cómo se llamaba esta planta que he visto crecer por los caminos que transito. Preguntaré qué nombre le dan por mi tierra burgalesa. Tampoco sabía qué propiedades tiene,pero es verdad que me gustan sus flores amarillas.
ResponderEliminarEl señor Román, un "brujo" de mi pueblo, a veces me ilustraba con las propiedades de algunas plantas, pero no recuerdo que me hablase del gordolobo.
Seguiremos aprendiendo.
Besos
Ese brote incólume, cuyo nombre desconocía, posee cualidades que desconocía también. Gracias por presentármelo.
ResponderEliminarMe alegra que tu día terminase completo.
Besos, Pedro.