¿Si cierro los ojos el monstruo desaparece? ¿Matar al monstruo lo convierte en presencia constante?
Estaba tan vacío que su voz interior era un eco perdido de otros.
Hoy no me preguntes por mí, me he despedido.
Yo soy el otro.
Se construyó una autobiografía tan sólida que acabó desahuciado.
No hay ladrillos que soporten el peso de una vida desperdiciada.
O pior que pode acontecer é mesmo desperdiçar o tempo que nos coube....
ResponderEliminarQuerido amigo, boa semana e te abraço
Es normal que fuera desahuciado, desperdició su vida, algo normal si no sabía poner ni un ladrillo.
ResponderEliminarNo es fácil colocar ladrillos, percibimos los errores con el tiempo, si nos sustentan no somos tan malos albañiles.
ResponderEliminarLadrillo a ladrillo vamos construyendo el muro de nuestro yo.
ResponderEliminarEn casa olvidé la plomada, no olvides que todos los muros son provisionales y se construyen pata el olvido. (Agustín Merino).
ResponderEliminarHay que aprender a convivir con los monstruos ellos nunca desaparecen.
ResponderEliminarBellos aforismos.
Un abrazo, Pedro.
Paciencia hay que tener para ir colocando ladrillo a ladrillo pero todo con el tiempo se va construyendo.
ResponderEliminarBesos.
A soga y a tizón, con equilibrio hay que ir construyendo el aparejo. Cuidar que no haya las oquedades, en ellas puede esconderse el monstruo.
ResponderEliminarSaludos.
Las obsesiones pueden perjudicar más que ayudar, pero son difíciles de apartarlas de nuestra vida.
ResponderEliminarLa nada, sin el todo, es el vacío.
Pues supongo que tarde o temprano llegues a la meta.
De una forma u otra, queriéndolo o no, tenemos bastante de los otros.
Cuidado con las autobiografías que sin quererlo pueden quedar bastante mal.
Las chapuzas andan sueltas por nuestras propias vidas.
Besos
El último es genial.
ResponderEliminarComo escribió Sartre El infierno, son los otros... pero en todos esos otros también está uno, un múltiplo de mis yos.
ResponderEliminarBesos, Pedro.