La literatura de Tomás Sánchez Santiago (Zamora, 1957) se caracteriza por la atención a lo cotidiano, al rumor diario de una calle y de su gente, a las cosas que parecen no tener importancia, pero tejen la verdadera red de la vida. Su poesía, reunida en Este otro orden (2019) cuenta con libros de tanta altura poética como Pérdida del ahí (2016), una elegía de la devastación de lo que nos es más próximo o debería serlo, pero en donde todavía late la esperanza. En su prosa, bastarían dos títulos (Calle Feria, 2006; Años de mayor cuantía, 2018) para instalarlo entre los mejores narradores españoles actuales. Su obra se extiende más, claro, todo dentro de un mismo universo estético: artículos de prensa, relatos breves, ensayos. En la actualidad, sostiene un espacio virtual mensual, Los cuadernos pálidos, en El Cuaderno. Cuaderno digital de cultura.
La belleza de lo pequeño de Tomás Sánchez Santiago es el tercer volumen de una colección dirigida por Gustavo Martín Garzo para la editorial Eolas titulada precisamente La belleza y es muy significativo que el autor haya querido fijarse precisamente en todo lo que se puede englobar precisamente en el concepto de lo pequeño desde la dedicatoria (Para Alex, que seguirá creciendo hasta llegar a ser pequeño). La obra cuenta con tres secciones (El sitio de las cosas, Los seres suaves y Los pequeños quehaceres) precedidas por un breve texto introductorio que es toda una poética: Contra la demasía. En él parte de una conferencia de García Lorca, Elogio de lo pequeño para asentar el principio de escritura de este libro, de casi toda su obra literaria: Buscamos en lo pequeño esa fortaleza que precisamos para creer en la serena victoria del vivir, del ir viviendo. Y no se trata solamente de tamaños sino de algo más que tiene que ver con la aparente falta de importancia. Ese ir viviendo se fija en una sucesión de textos breves que van desde el fragmento, el retrato costumbrista, la estampa, la meditación, el pequeño poema, hasta el aforismo. Todos ellos bajo la clave de prestar atención a lo que suele pasar desapercibido en las noticias y en la literatura más habitual.
La mirada del escritor se posa en actitud contemplativa en las cosas más cotidianas y frecuentes: Contemplar mucho las cosas las afirma en lo que ellas son, ya desprovistas de todo accidente. La quietud exhalada las convierte en realidades estrictamente poéticas. O sea, en verdad bastante. Y así se da espacio poético a cebollas, ciruelas, lombardas, sartenes, arañas, caracoles, gorriones, una fresa caída en la calle, pero también a los olores y el color procedente de un guiso o de las especias, el paso de las estaciones o momentos del día. Junto a las cosas y el tiempo cotidiano, las personas que habitan la vida, pero que la habitan de verdad: los vecinos y sus ocupaciones, los paseantes con los que nos cruzamos todos los días, los inocentes, etc.
Ennoblecerlo todo con la mirada: de eso se trata, dice Tomás Sánchez Santiago, para terminar el libro con un elogio al arte de ser discreto. Esta manera de ser discreto del autor y de su obra nos dirige hacia las cosas que componen nuestra vida y que parecen no existir en las grandes palabras de la historia o de los medios de comunicación. Un costumbrismo radicalmente moderno de alta calidad, la atención a los seres y las cosas que nos define como seres humanos como guía de la escritura: Por ella, por esta muchacha, por su alegre obstinación para vivir en medio del ruido que hacen los demás, yo debo seguir esforzándome en escribir, en llegar a la médula de las palabras como ella aplica con esfuerzo sus pasos, uno tras otro, que parecen ir en pos de un sueño que no renuncia a alcanzar.
La belleza de lo pequeño es gran literatura, reúne la excelencia del trabajo con la palabra y el tono literario con una conciencia ética del vivir. Para aquellos que no conozcan la obra de Tomás Sánchez Santiago, una adecuada entrada a sus textos y para sus habituales lectores, una condensación del mejor decir del autor.
Magnífica reseña, querido Pedro, de esta nueva "belleza" de Tomás. No puedo estar más de acuerdo. Ni quito ni pongo coma. Con tu permiso, voy a compartirla en facebook. Cuídate mucho. Gran abrazo.
ResponderEliminarTengo pendiente leer a Tomás Sánchez Santiago desde que lo escuché en el Principal, en 2019, cuando le dieron el premio de la Crítica. Esa misma impresión me dio, el valor de lo cotidiano, lo pequeño, lo provinciano ai queremos decirlo así.
ResponderEliminarGracias, Pedro, por esta reseña tan interesante.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo