Suele ser necesario proteger de la lluvia
las cosas que se oxidan. El sabor de la herrumbre
en la boca, ese gusto rojizo a metal triste,
objetos enterrados con olor al misterio
de la tierra excavada para sembrar a mano.
Es difícil que crezcan en el bancal del huerto,
pero te afanas solo, la jornada completa,
fatigada la espalda, sembrándolos con mimo
las cosas que se oxidan. El sabor de la herrumbre
en la boca, ese gusto rojizo a metal triste,
objetos enterrados con olor al misterio
de la tierra excavada para sembrar a mano.
Es difícil que crezcan en el bancal del huerto,
pero te afanas solo, la jornada completa,
fatigada la espalda, sembrándolos con mimo
para que no perduren. Saber que no perduran
y hacer labor con ellos es tu naturaleza
© Pedro Ojeda Escudero, 2023
Mantenerse dentro del ciclo ... y quizás, algún día
ResponderEliminarOh, vaya, cada vez es más satisfactorio llegar hasta aquí
Abrazo
Llevo un par de años que noto que me oxido.
ResponderEliminarSaludos
Los engranajes de la vida se oxidan, es inevitable.Hay óxidos que se pueden evitar, al menos paliar.Que ruede la rueda de la vida.
ResponderEliminarY la de los recuerdos.
ResponderEliminar"El sabor de la herrumbre
ResponderEliminaren la boca, ese gusto rojizo a metal triste,
objetos enterrados con olor al misterio
de la tierra excavada..."
Adjetivación perfecta. Aplausos.
Francesc Cornadó
Incluso los cielos están oxidados cuando la horrible boina de contaminación campa en el horizonte...
ResponderEliminarLo que es valioso para nosotros, inevitablemente lo protegemos. Y así debe de ser.
ResponderEliminarBesos