Tiempos aquellos en los que íbamos silbando por la calle, con las manos en los bolsillos, los hombros relajados y dando patadas a los cantos del camino.
Hoy mis alumnos me reclamaron una vieja promesa. Les ofrecí que, el primer día que bajara la temperatura en el aula y fuera hiciera sol, saldríamos a dar la clase en el jardín de la Facultad. Tocaba Machado, el giro trascendental que supuso la segunda edición de Campos de Castilla (la que incluyó en las Poesías completas de 1917) con respecto a la primera (1912) y cómo a partir de ese año maravilloso en el que también se publicó Diario de un poeta reciencasado (1916) de Juan Ramón Jiménez, quedó construida la futura ramificación de la mejor poesía española del siglo XX. Junto a un bordillo, brotaba una planta de alfalfa en flor. No dejé de mirarla mientras hablaba de los primeros lirios y las primera rosas de las huertas de Soria. Este sol de octubre daba calor a las palabras.
Al salir de clase, me agaché a coger una castaña loca. El suelo está alfombrada con ellas. La sopesé un tiempo, perfecta y firme, antes de lanzarla, como cuando chico. Quién me viera.
Salir fuera del aula a impartir una clase, creo que no ha sido la primera vez que lo has hecho, fantástico.
ResponderEliminarTiempos aquellos y tiempos estos, en una clase con poesía de Machado. Siempre que la traes, me siento encantada en el jardín del antiguo Hospital Militar a escucharos, a ti, al poeta y también a tus alumnos. Buscaré una alfalfa en flor y daré una buena patada a una castaña loca. El niño, la niña, nunca se va del todo.
ResponderEliminarYa que asistir a tus clases es un sueño, podrías hacernos la reseña de alguna en tu blog.
ResponderEliminarTambién tengo curiosidad por saber algo de tus alumnos, actitud, participación, etc.
Gracias anticipadas
Te leo y esas pequeñas experiencias las percibo con tono melancólico.
ResponderEliminarTiempos aquellos de solo disfrutar, también se encuentran en la jubilación. Es ir volviendo al otro estado que ya fuimos.
ResponderEliminarDar clase al sol del membrillo me hubiera gustado hacerlo, pero a mi alumnado no le parecía bien la idea. Con Machado y Juan Ramón será perfecto.
Suelo alfombrado de castañas donde el tiempo se detiene.
Besos