Son los centauros. Vienen a reclamar los prados
que suavizan la sierra. Descienden a saciar
su sed en la ribera joven del Cuerpo de Hombre.
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La hierba de la pradera de los centauros es ya paja agostada. De la sierra baja hasta el valle la bruma que anuncia el final del verano.
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Este otoño tampoco asaltaremos el palacio de invierno.
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Hay un momento en el que toda revolución es hermosa, justo después del motín y antes de la rutina de los despachos.
Los palacios de invierno están acostumbrados a una espera eterna. Este año no toca revolución que hay virus, quizás el que viene.
ResponderEliminarQuizás otoño se demasiado pronto y el invierno demasiado tarde. Quizás las revoluciones solo son hermosas cuando soñamos con ellas.
ResponderEliminarMe gusta refugiarme en La Acequia esta lleno de aire fresco.
ResponderEliminarCon la que está cayendo es de agradecer.
Un abrazo enorme.
En el valle de Tena ya caen algunas hojas.
ResponderEliminarUn abrazo
Que breve é esse momento da revolução....
ResponderEliminarBeso, amigo mio
El prado todavía no está listo para recibir los centauros.
ResponderEliminarMe gusta la foto la siento de otoño.
ResponderEliminarBeso.
No me gusta que se acabe el verano, el otoño me derrota...
ResponderEliminarTienes razón en lo que dices sobre la revolución... es tal cual...
Abrazo
Lo mínimo que pueden hacer esos centauros es traernos las curas para todos nuestros males.
ResponderEliminarSi no es así que ni se acerquen...
Saludos,
J.
Los centauros nos traeran la niebla del otoño, pero los palacios de inviernos, ¿quedarán cerrados guardando papeles sin efectividad?
ResponderEliminarBesos
Hasta las más bellas revoluciones han acabado guillotinando su propia utopía.
ResponderEliminarBesos.