Más allá, caza el cocodrilo, es su territorio. En todos los ríos habita al menos uno, que atrapa a los incautos que se acercan sedientos. No parezcas una gacela tímida. No te ofrezcas al sacrificio. Cuando doblas cualquier esquina, entras en un río.
A la altura de Simancas, el viejo puente mantiene su fortaleza, incluso cuando las crecidas del Pisuerga tapan los ojos y saltan el pretil con el hambre feroz del agua que llena el cauce. Un poco más allá, se entrega en el Duero en los terrenos del cocodrilo, dándole el agua que le hace falta para llegar al mar. La desembocadura es un espacio lleno de vida. También de muerte: hasta allí llegan las miradas de los ahogados.
El cocodrilo se extraña al vernos cerca del río. Reconoce en nosotros una vieja familiaridad con los peces.
Me gusta tu texto y me trae recuerdos de los años 1973 y 1974...
ResponderEliminarLo del cocodrilo se tornó un poco en misterio... hay quien dice que pudiera ser una nutria... no sé... yo, por si acaso, no pienso ir por allí...
Cuánto me ha gustado el texto. ¿Fue el cocodrilo del Pisuerga una fantasía más de estos y otros tiempos?
ResponderEliminarGOstei do texto.
ResponderEliminarA estória do crocodilo é parente da do leão de Rio Maior
Besos, amigo mio
A veces el imaginario nos hace ver cocodrilos donde no los hay.
ResponderEliminarYo hubiera escrito el Pisuerga se entrega AL Duero, pero por lo demás muy simbólico. Por cierto ¿ya ha aparecido el cocodrilo?
ResponderEliminarHablas del famoso cocodrilo, pero que me dices de las ranas, a las que algunos les gusta chuparlas.
ResponderEliminarSomos peces sabrosos para los cocodrilos que acechan, reales o no.
ResponderEliminarAhí va el agua del Arlanzón para alguna ablución del cocodrilo del Pisuerga. Se va el caimán, se va el caimán, se
...el caimán, se va para Tordesillas.
ResponderEliminarTexto profundo y reflexivo
ResponderEliminarBello texto.
ResponderEliminarNunca me pude imaginar que la vieja historia del monstruo del Lago Ness pudiese adoptar renovados caracteres reptilianos en plena pandemia pucelana.
ResponderEliminarUn bello texto. Con mucha poesía.
Advertencia?... Peligro real?...Leyenda?... Al menos queda una misteriosa inquietud al lector. Gracias.
Me gusta mucho el texto y la foto, esos cielos. Lagartos grandes sí veía de adolescente, cocodrilos no. Pero todo es posible. He visto, a veces, en la pescadería de un supermercado salmones de Alesund, Noruega.
ResponderEliminarUn abrazo
¡Qué cielo cuajado de nubes! El texto, precioso. Sí, me he cruzado algunos boquerones de dos patas por ahí.
ResponderEliminar¡Vaya, un cocodrilo que piensa! ¿No te preguntó el nombre al saludarte? 🤪
Besos
Siempre al asecho, como corresponde.
ResponderEliminarSaludos,
J.